martes, 28 de junio de 2016

Las Comunicaciones entre Rio de la Plata y Chile




William Yates : Jose Miguel Carrera

Campañas de la Independencia

Campañas de la patria vieja:

  • Sorpresa de Yerbas Buenas (16 de Abril de 1813): El año 1813, el virrey del Perú, Fernando de Abascal decidió actuar en contra del gobierno de Chile impuesto por Carrera. Para ello envió al brigadier Antonio Pareja, que logró apoderarse de Concepción y formar un ejército de alrededor de cuatro mil hombres. 
    Reunió en Talca, con la ayuda del irlandés Juan Mackenna, un ejército de unos cuatro mil hombres. Con ellos pensaba defender el paso del Maule, no obstante la impericia de sus soldado. Mientras tanto el ejército de Pareja estaba acampado en el pueblito de Yerbas Buenas, ubicado a 12 kilómetros al norte de Linares. Hubo encarnizamiento por ambos lados, lo que condujo a sangrientos encuentros, que sólo terminaron al amanecer del día 27. Con las luces del día, los patriotas, comprendieron la aplastante superioridad del enemigo, se retiraron en loca carrera hacia la rivera norte del Maule, camino de Santiago. Perdieron alrededor de doscientos hombres, entre muertos y prisioneros. Aunque la llamada sorpresa de Yerbas Buenas fue considerada por los jefes patriotas como un descalabro para su causa, tuvo la virtud de desmoralizar a los realistas y obligar a Pareja a ordenar la retirada hacia el sur. Se encerró en Chillán, donde una grave enfermedad terminó con él. Gracias en parte a esta sorpresa la capital se había salvado de la invasión realista.


  • Combate de San Carlos (1813):  Encuentro entre las fuerzas patriotas que comandaba José Miguel Carrera y las avanzadas del ejército realista al mando del coronel Juan Francisco Sánchez. En circunstancias que el ejército realista iniciaba su retirada a Chillán en malas condiciones. Carrera decidió atacarlo en San Carlos. Pero, su orden mal realizada, ya que sus hombres atacaron a la bayoneta, provocó la reacción de los realistas que los recibieron con nutrida descargas de su artillería.
    La inesperada y enérgica respuesta de los realistas provocó la inmediata confusión y fuga de los patriotas, que se dispersaron en tropel.

  • Combate de Maipón ( 3 de Agosto de 1813): 


    Las fuerzas patriotas, al mando de José Miguel Carrera se enfrentaron con el ejército español comandado por el coronel Juan Francisco Sánchez en Chillán. El combate se desarrolló en unas lomas a orillas del estero Maipón, lugar donde el coronel Juan Mackenna había instalado cuatro cañones, Carrera intentó conseguir la rendición del enemigo; pero éste ocupaba el claustro de San Francisco de Chillán y se sentía seguro. El 29 de julio los patriotas dispararon sus armas sin impresionar a los españoles, O’Higgins y Benavente avanzaron con 380 hombres por la noche sin lograr amedrentar al enemigo. Se preparó entonces un asalto nocturno en masa. Mackenna trasladó sus cañones al otro lado del estero Maipón. 


    Spano avanzó sobre la ciudad con el ejército patriota que se dispersó en grupos. Sánchez, que dominaba con sus hombres el radio urbano, comenzó una metódica cacería de patriotas. Los demás huyeron. Las balas realistas provocaron incendios en los polvorines patriotas. En medio de la confusión, O"Higgins con una parte del ejército seguía peleando, pero el combate terminó al hacerse la noche, en forma desastrosa para la causa patriota, que perdió en esta jornada más de doscientos hombres.




Batalla del 



Roble ( 17 de octubre de 1813): Al amanecer del 17 de octubre los destacamentos de O"Higgins y Carrera se vieron de pronto enfrentados con las fuerzas de los coroneles españoles Urrejola y Lantaño. La confusión en las fuerzas patriotas fue indescriptible. Carrera, para salvar su vida, se lanzó a las aguas del río Itata, mientras O"Higgins, conservando calma y serenidad, impartía órdenes a sus tropas para resistir el enemigo. A carga de bayoneta y al grito de "O vivir con honor o morir con gloria!", se lanzó con feroz embestida contra los realistas, poniéndolos en fuga. A pesar de haber recibido un balazo en una pierna, O"Higgins, a la cabeza de sus hombres, persiguió a los atacantes obligándolos a cruzar el Itata en dirección al sur. 


La lucha se había desarrollado en la hacienda del El Roble, ubicada en la margen oriental del curso medio del río Itata, a 10 km al sur de la desembocadura del río Ñuble. Desde ese momento, O"Higgins pasó a ser la primera figura en el ejército patriota, eclipsando a Carrera. 


Toda esta situación provocó que la Junta de Gobierno procediera a deponer a Carrera como jefe de las fuerzas patriotas, siendo nombrado O"Higgins en su reemplazo como general en jefe del ejército. 


  • Combate de Quilo (19 de marzo de 1814): Las alturas de Quilo se encuentran en la orilla sur del río Itata, poco más debajo de su confluencia con el río Ñuble. Aquí tuvo lugar este encuentro bélico entre las fuerzas de O’Higgins y las del jefe español Galvarino Gaínza. El jefe chileno se dirigía de Concepción a la capital cuando divisó las tropas realistas en los altos de Quilo. De inmediato ordenó el ataque, sin tener mayor información sobre el numero y armamento de sus enemigos: afortunadamente eran inferiores a sus fuerzas y O"Higgins logró obligarles a abandonar el campo.
    Los patriotas no siguieron a los que huían y con buen criterio se atrincheraron en Quilo, evitando se sorprendidos por un ejército que unido sería más fuerte.

  • Combate de 
    membrillar (29 de marzo de 1814): Las tropas patriotas se habían atrincherado a orillas del río Itata, en el fundo Membrillar al mando del coronel Juan Mackenna. El ejército realista, al mando del brigadier Gabino Gaínza, cayó intespestivamente sobre los patriotas a quienes cercó y puso en un difícil trance. Gaínza pretendía con esta acción impedir que las fuerzas comandadas por Mackenna se reunieran con el ejército al mando de O"Higgins.
    El intento de Gaínza terminó en fracaso, siendo rechazado por Mackenna en Membrillar, teniendo además grandes pérdidas.
  • Desastre de Rancagua ( 1 y 2 de Octubre de 1814) La Patria Vieja concluyó con la victoria de las tropas realistas sobre las del ejército patriota en las jornadas del 1 y 2 de octubre de 1814, en una sangrienta batalla ocurrida en la plaza de armas de Rancagua. Las fuerzas patriotas estaban bajo el mando de Juan José Carrera, hermano de José Miguel, quien cedió su lugar a Bernardo OHiggins por creerlo más capacitado para sacar adelante el combate. Sin embargo, ni la capacidad militar de OHiggins ni el contingente de 1750 hombres lograron sobreponerse al sitio que los 5000 realistas, comandados por Mariano Osorio, les impusieron. Estos cortaron el suministro de agua y luego incendiaron las casas aledañas a la plaza para forzar su abandono.
    Por otro lado, Osorio había enviado tropas hacia la Angostura para evitar que los patriotas pudieran regresar a Santiago para continuar la resistencia allí. Sin otra alternativa, O’Higgins ordena abrirse camino por entre las filas de los enemigos, arengando a los pocos soldados independentistas que estaban en condiciones de seguirle. De esta temeraria acción sólo lograron sobrevivir alrededor de 300 soldados, quienes se encaminaron hacia Argentina para reorganizarse y continuar combatiendo por la independencia chilena y americana, ahora con el apoyo de José de San Martín. En cambio, Osorio y sus hombres tomarían la ruta de Santiago, ciudad a la que entraron victoriosos el 5 de octubre de 1814, histórica fecha considerada como el inicio del periodo de la Reconquista.

Vida de Manuel Rodriguez - Ricardo Latcham

CAPITULO 4
¡A 
Mendoza! ¡A Mendoza! La Reconquista
Mientras Carrera y O’Higgins, puestos de acuerdo, combatían en el sur a las tropas españolas que avanzan contra Santiago, el turbulento cura Uribe maneja la capital. Lo secunda Rodríguez y ambos disponen toda clase de recursos para prevenir un posible desastre. No sólo había enemigos para la patria en los campamentos de sus soldados; una mano oculta atizaba las discordias en la ciudad. Los realistas deslizaban arteramente los rumores, socavaban las voluntades, predisponían los ánimos al derrotismo.
Los papeles injuriosos amanecían pegados en sitios visibles y muchos hombres timoratos vacilaban en prestar un concurso decidido a la causa de la libertad. Circula un escalofrío de terror cuando se rumorea que el ejército de Osorio es invencible por su gran número, cinco mil hombres, y por el empuje de su cuerpo predilecto: el Batallón de los Talavera, ataviado con vistosos uniformes. Los chilotes, parcos en la palabra y abnegados en las marchas, los artilleros cachazudos y los Húsares de La Concordia, con su chaqueta colorada, ojal negro, tres hileras de botones blanco., chaleco del mismo color y pantalón claro seguían en marcialidad y llevaban el terror a los desmoralizados círculos patriotas.
La reconciliación, más aparente que real, de o’higginistas y carrerinos creaba ocultas dificultades por todos lados. Emulaciones y rivalidades cuarteaban la moral del ejército chileno y en ese estado de ánimo hay que suponerlo frente a los muros de Rancagua.
Por las noticias de Carrera, Uribe sintió la sensación del inminente desastre y con rapidez entregóse a la tarea de hacer posible la fuga. Arregló en petacas y paquetes el tesoro público, consistente en trescientos mil pesos, dio instrucciones al gobernador de Valparaíso de que se apoderase de todas las embarcaciones disponibles y que clavara los cañones que no se pudieran retirar.
Producido el desastre de Rancagua, empezaron a llegar a Santiago los desmoralizados soldados patriotas y por sus barrios se esparce el terror. Los vecinos acomodaban las bestias de carga que hallaban a mano y embalaban con precipitación los objetos más indispensables.
En las calles apartadas el saqueo era acompañado de excesos y de violaciones que perpetraban los milicianos. Los ladrones se aprovechaban del pánico y arrancaban con lo que podían. Muchos caballeros principales trasládanse hacia la otra banda con lo encapillado. Marqueses y condes, mayorazgos y señorones encopetados sospechosos de ideas libertarias, se apresuraban a huir.
Por todas partes cundía el desaliento y el pánico. Pocos sabían conservar la serenidad propicia para encauzar una emigración a Mendoza.
Uribe había despachado, con una visión justa y adecuada a las circunstancias, una serie de patrullas a los boquetes cordilleranos. Por el camino en las anchas haciendas de Renca y Colina, en los feudos criollos se extendían las nuevas siniestras como una banda de cuervos.
La llegada de Carrera dio ya la sensación nítida de que todo se había perdido. En los rápidos conciliábulos se deslizaban noticias y se tejían comentarios adversos a su actuación. Algunos insinuaron que su envidia a O’Higgins había provocado el desastre.
Milicianos polvorientos y sudorosos, mujeres desgreñadas y vestidas con sus ropones de viaje, sacerdotes envueltos en amplios hábitos, cargas de plata y de muebles eran las notas desconcertadoras que animaban los caminos conducentes a la cuesta de Chacabuco.
Rodríguez se envolvió en su amplio poncho maulino, amartilló sus pistolas, lió un cigarro y dio la última mirada al Santiago que sacudieron sus travesuras infantiles y las conspiraciones de la juventud. Aún no se destacaba en el escenario de la Independencia como un militar de primera fila. La vida ciudadana, las diversiones en los barrios, la picante fertilidad de sus aventuras creaban en su contra la fama de ser ''una bala perdida".
Al mirar por vez última, antes de perderse en el polvo del camino, esta ciudad tan querida, el futuro guerrillero sintió que la emoción ahogaba todo su ser. Juró reparar las anteriores calaveradas dedicándose por entero al servicio de la Independencia.
Al otro lado, en ese Cuyo del que habían llegado alentadoras voces libertarias junto con eficaces socorros en soldados, estaba la tarea más decisiva.
Picó espuelas a su caballo y se perdió más allá del cerro Blanco.
Por todos los campos iban carretas, cabalgaduras, mulas y hasta la elegante silueta de una calesa se balanceaba rumbo a la cuesta de Chacabuco.
El foco de la retirada lo constituía el flamante gobierno de Carrera. Destacan sus siluetas las animosas mujeres de la familia, pálidas como imágenes de cera pero vibrantes de resolución en las miradas. Algunos familiares y una escolta de soldados, cubiertos con amplios ponchos, completaban el cuadro de la declinante dinastía.

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El Tajamar y las calesas
Muchos fugitivos sólo pudieron escapar a pie y no faltó la nota pintoresca de algún petimetre que tuvo que sacarse sus zapatos con hebilla para reemplazarlos por la rústica “hojota” o por una burdísima alpargata. Grandes damas iban con lo más elemental para cubrirse y muchos avaros tuvieron que desprenderse de sus onzas asoleadas y de sus recónditas tinajas rellenas de patacones.
Rodríguez se animaba a medida que deja atrás este desarrapado y vacilante cortejo. Su caballo volaba entre nubes de polvo y sus espuelas parecían subrayar su nervioso coraje. No tenía aún perdidas todas las esperanzas y confiaba, como otros carrerinos, en que se podría intentar cierta resistencia en los contrafuertes de la cordillera.
Sonajeo de sables, resoplar de caballos, chasquido de látigos, voces confusas, carretas colmadas, bueyes que se encharcan, tibios efluvios salidos de los potreros vecinos. Más allá un cómico espectáculo que da una pincelada pintoresca entre toda esta confusión de los mil demonios: don Diego Larraín, dueño de la hacienda del Tambo de Colina, se ha encaramado con sus petates colmados en la rumbosa calesa heredada de los mayores. Avanza este decorativo carruaje entre la soldadesca y da tumbos peligrosos mientras el inmutable petimetre no pierde su compostura cortesana. Se cruza con Carrera y no es amistosa la mirada que se dan ambos; pertenecen a bandos opuestos y el marqués, en lo profundo de su pecho, oculta la idea de que el responsable de todo es este botarate “que se levantó con el mando”.
Sigue animándose el camino hacia la cordillera. Canta un gallo y retumba su canto en el ambiente de cristal que quiebran los gritos de los milicianos, las voces de los arrieros y las maldiciones de los “rotos” ¡Ah buey de m...! “¡Ah buey! ¡Ah buey!”
04-02
Valle de Concón y de Aconcagua
Una carreta se ha embutido en una quiebra del camino. Hay que descargarla de líos y de petacas. Más allá se oyen lloriqueos de una creatura y pasan al galope unos oficiales que saludan.
¡A Mendoza! ¡A Mendoza! Es la voz de orden que se ha infiltrado en todas partes, uniendo en el común desastre a los dos bandos de la Patria Vieja.
Rodríguez cabalga raudamente como un centauro. Nunca ha sido un gran jinete, pero el instinto de conservación, le imprime una energía desconocida antes. En un “tambo” se detiene y la indiferencia de los “rotos” que lo pueblan encierra el desconsuelo aborigen campesino para quien todo cambio es idéntico. “El pobre estará lo mismo, gobierne quien gobierne”.
Eso parecen indicar sus miradas pétreas e indiferentes, que contemplan este desbande policromo.
Mientras Osorio se aproxima a Santiago y los maturrangos asoman las orejas regocijadamente por los caminos que desembocan a Los Andes se disuelven los racimos humanos de los emigrados. En Los Andes reina una actividad desusada. Se preparan alojamientos pasajeros y se acomodan las señoras como se puede. Los hombres calman a sus compañeras que ya se imaginan al enemigo asomando la cabeza por el camino de la cuesta.
El incendio de la calesa de don Diego Larraín es una de las notas postreras de la voluntad de mando de esta familia. El finchado hidalgo, después de apertrecharse de una excelente mula trotadora, quemó su carruaje para que no lo aprovechara San Bruno. Había que impedir que prestara algún servicio a los godos victoriosos.
Mientras el historiado coche es devorado por las llamas en la plaza del pueblo, las milicias de Carrera organizaban la retirada de las familias y se aprestaban para defenderse de Elorreaga, que empieza a amagar los contornos con sus patrullas.
Las Heras, con los auxiliares argentinos, no secundan a Carrera y desconocen su autoridad. El 6 de octubre se alejan por los flancos cordilleranos, cubiertos de nieve, las tropas cuyanas en perfecto estado de disciplina y ordenación.
Cuando Rodríguez llegó a la cordillera, ésta se hallaba cubierta de nieve, como en lo más riguroso del invierno. La cristalina transparencia del aire andino le infundió un brío saludable. Sentíase un hielo penetrante, una frialdad rociada por la luz matinera y de vez en vez, aletazos de nieve causaban una violenta reacción al organismo.
Por las faldas de las montañas subían las recuas fatigadas. En la lejanía surgieron voces, cansadas voces de fugitivos.
La sombra enorme de la cordillera acabó por parecerle un refugio.
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La inquietud más negra sacude a los santiaguinos que no huyen. Muchos se esconden y no todos han podido conseguir a tiempo una cabalgadura. La reacción del miedo es propicia a la simulada simpatía con el español victorioso.
El 5 de octubre están en la capital las primeras patrullas de los vencedores. Mucha gente los aclama, los tibios se dan vuelta con esa prontitud criolla a pasarse al sol que más calienta.
Los chapetones emboscados pisan fuerte, tosen rudos y miran con la frente muy erguida.
Osorio entra el 9 a la capital. Más de seis mil banderas españolas flamean en los chatos edificios coloniales. Bandejas con flores y letreritos con motes de adhesión se colocan en las residencias de las calles por donde pasa seguido de rumboso séquito.
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Puente del Inca en el paso de Santiago a Mendoza
Osorio sonríe con finura, reparte saludos y da la sensación de que no va a cargar la mano con fuerza. Las campanas de las iglesias, movidas por una energía desconocida, atruenan el aire primaveral. Los brocatos y los damascos, las cenefas bordadas y los paños ricos de Ultramar, se asoman a las ventanas. El clero, en gran número, se allega junto con las porciones notorias del chaperonismo, al astro que se asoma por encima de los escombros y de la sangre de Rancagua.
Pasan batallones y batallones con porte marcial y ritmo de acero, entre culebrinas y cureñas, entre pompa de hierro y sonoridad de júbilo. Pero no todo es sincero; hay algo solapado, oculto, que es como el rostro genuino de la máscara jubilosa. Hay algo doloroso, tristemente contenido por la necesidad egoísta de la conservación, en la triunfadora recepción de los peninsulares.
Los chilotes, chilotes de pata rajá, como los llama el pueblo, asoman sus cabezas renegridas y sus estampas desmedradas.
Son batallones sufridos y valerosos, fieles al Rey, a la superstición y a la mugre secular. Detrás avanzan las milicias españolas, con sus uniformes gayos y sus armas relucientes. Casacas azules y pantalones de rico paño, chalecos blancos, chaquetas cafés, los Talaveras, con energía desafiante de triunfadores, los chillanejos, que se distinguen por su vivo caña para contrastar con las bocamangas encarnadas de los chilotes y los calzones crudos de los valdivianos.
Nunca Santiago vio tanto despliegue de fuerza, tanto ruido, tanto cohete y tan sonoroso anuncio de la esclavitud. Era la vanguardia de días tenebrosos, que apretarían en la sumisión a la vasta tierra chilena.
La arrogancia de los vencedores, la acerada presentación de los jefes, el estruendo bélico de esta marejada, comenzaron a escarbar pronto en los corazones rebeldes. Prendido a este fulgor de guerra y a este despliegue vitalísimo de potencialidad destructora, aguarda el cortejo de las persecuciones y el implacable designio de la hostilización sistemática a los criollos.
Todavía no se desprendía de Santiago el recuerdo de las recientes resoluciones de Uribe y el nerviosismo intrépido de Rodríguez, cuando en muchas almas penetra la nostalgia de la libertad. Pero por una nueva etapa iba a pasar el movimiento independiente en Chile; se haría cazurro, astuto, diplomático.
El coraje sería trocado por la conspiración, el fuego combativo por el espionaje; el estruendo de los campos de batalla por la guerra de zapa y el silencioso deslizar de los emisarios.
Osorio, aparecía moderado y mansuelo; pero nadie creyó sincero este propósito. Los Talaveras demostraron presto su arrogancia y las pendencias entre “rotos” y peninsulares derraman copiosa sangre en las “chinganas” y encienden en las capas populares el resentimiento más activo. 

 
Vida de Manuel Rodriguez - Ricardo Latcham

CAPITULO 5 
El campamento del Plumerillo

Mendoza descansaba entre sus viñas, próspera y preocupada de las nuevas que alcanzan de la otra banda. En sus corrillos se sigue con todo interés lo relacionado con los sucesos de Chile.
Gobierna a Cuyo, en calidad de Gobernador, don José de San Martín.
Pocos hombres de la Independencia lo superan en profundidad de visión, en sólida energía y en astucia. Tan pronto está combatiendo contra los españoles como se ocupa del gobierno civil y de !a rama administrativa del poder. Su estatura es más que regular, su color moreno, tostado por las intemperies, la nariz aguileña, abultada y curva; los ojos negros, grandes y con las pestañas largas; su mirada era vivísima, y al parecer simboliza la verdadera expresión de su alma y la electricidad de su naturaleza: ni un solo momento estaban quietos aquellos ojos: era una vibración continua la de aquella vista de águila: recorría cuanto le rodeaba con la velocidad del rayo, y hacía un rápido examen de las personas sin que se le escaparan aún los pormenores más menudos. Este conjunto era armonizado por cierto aire risueño, que le captaba muchas simpatías[1].
05-01 
El general San Martín

San Martín seguía con ojo atento todo lo que traían los chasques y arrieros de Los Andes. Una inquietud grande le preocupaba pues sus íntimas ideas hacían estribar todo el porvenir de la libertad americana en el afianzamiento de la independencia en las ubérrimas tierras chilenas, En esos días se comentaban animadamente las disidencias entre Carrera y O'Higgins, cuyo rumbo amenazaba destruir las conquistas de las armas patriotas. Cuando arribaron a Mendoza, Mackenna, Irisarri y los otros deportados por la Junta que tomó el poder en Santiago en julio de 1814, San Martín se apresuró a trabar conocimiento estrecho con todos los acontecimientos del país vecino.
Pronto se enteró del carácter de Carrera y de su apetito de mando, de su atrabiliario temperamento y de su ambición. Para San Martín sólo primaba la causa de !a Independencia y los móviles personales, el lucro y el mando, debían subordinarse al buen rumbo de la autoridad. No había posibilidad de afianzar las conquistas de la causa patriota sin un gobierno sólido y apoyado en todas las ramas de la opinión.
Por eso su malicia de zorro matrero cuyano, su astucia aguda en el mando civil, olfatea un peligro al otro lado de los Andes.
Ese húsar voluntarioso y elegante tendría que chocar con su energía criolla.
Carrera significaba el arrebato espontáneo del instinto: San Martín la mesura destinada a fines más vastos. En Carrera prima lo inmediato, lo caudillesco; en San Martín lo perdurable, lo sustantivo.
El 9 de octubre unos arrieros llevaron a la capital cuyana la nueva del desastre de Rancagua. Detrás de ellos arribaron algunos macilentos fugitivos que disponían de excelentes cabalgaduras.
San Martín acogió este descalabro con viva emoción y se puso rápidamente en movimiento. No había tiempo que perder.
Era necesario asegurar la retirada de los patriotas. En la frontera sucedían escenas luctuosas. Los milicianos se ocupaban en saquear las cargas rezagadas y sacaban de las petacas el dinero que hizo embalar Uribe. Un desconcierto profundo sacudía a esos hombres primitivos y ávidos. Con el pretexto de que la plata podía quedar en poder de las avanzadas españolas, rajaban rápidamente, con los filudos corvos, las envolturas de cuero. Después se abalanzaban rabiosos y se disputaban las monedas entre riñas y gritos desaforados. Muchos caían desgreñándose por el suelo y tenían que ser apartados entre maldiciones y juramentos.
Uspallata era un campo vasto de saqueo y de inmoralidad. Se inutilizaban los víveres, se queman las cargas y se repartía el dinero entre los soliviantados restos del ejército que peleó en Rancagua.
Los inquilinos de Carrera no querían reconocer otra autoridad que la del “patroncito”.
Mientras arriban los lamentables restos del ejército, San Martín se ha movido con celeridad en auxilio de los emigrados.
Con diligencia extrema envía mil trescientas mulas, ciento ochenta cabezas de ganado, doscientos líos de charqui, frutas secas y grandes partidas de vino, aguardiente, ropas, frazadas y mantas para socorro de los extenuados fugitivos.
Una vez dispuestos los reparos, el general San Martín abandona la ciudad y pica espuelas hacia la frontera, donde encuentra a O’Higgins, con su madre y hermana y a otras señoras patriotas que montan mulas trotadoras y se hallan demacradas por la fatiga. Corre de un sitio a otro y da voces de aliento, ofrece hospitalidad a las gentes patricias y entona a los milicianos con breves y conceptuosas arengas.
Los carrerinos arriban con una petulancia que no ha hecho decaer el desastre padecido. Carrera se halla rodeado de los Benavente y de sus hermanos, entre los que se destaca doña Javiera.
Varias señoras de compañía y un círculo de parentela acampan junto a la voluntariosa y bella dama, que tiene a su lado al Canónigo Tollo.
Los contemporáneos de doña Javiera la pintan poseyendo un perfil griego, una rara esbeltez y unos hermosos ojos, con un cierto velo de disimulo, aunque muy elocuentes por la tranquilidad poderosa de su mirada[2].
El general Carrera pasa por delante de San Martín en un raudo galope y disimula, con astucia, que ha reconocido al Gobernador de Cuyo. Quiere conservar el aparato y el formulismo de un todopoderoso mandatario. Lo siguen, entre nubarradas de polvo, el clérigo Uribe, envuelto en un amplio poncho de vicuña, don Juan José, grandote y atrevido, don Luis, corajudo y sumiso al jefe de la familia, y don Manuel Muñoz Urzúa.

05-02 
Un hacendado chileno

Los labios de doña Javiera se contraen en un pliegue irónico. Este “cuyano” no ha caído en gracia a la bellísima dama.
San Martín no se ha vuelto a admirar su estampa seductora, se ha quedado, entre un grupo de oficiales, dando órdenes con calma y altivez. Su rostro es la imagen firme de la seguridad y de la confianza en los propios recursos.
Carrera, al arribar a Uspallata saluda a San Martín en nombre del Supremo Gobierno de Chile. San Martín le contesta en una forma que es un modelo de contenida prudencia y de habilidad. Su tacto le indica que no debe reconocer a esta Junta alborotadora y, por el momento, cree arriesgado luchar contra el pequeño ejército de servidores y fieles del carrerismo.
Carrera organiza un aduar en el cuartel de la Caridad de Mendoza. Levanta tiendas abigarradas y aloja malamente a sus hombres. Ellos se desmandan por el contorno, roban animales y gallinas, asedian a las mujeres y se enzarzan en riñas con los POlicianos de Mendoza. No reconocen la autoridad de San Martín y siguen obrando como si estuvieran en Santiago bajo el amparo de las culebrinas tomadas a Lastra.
San Martín disimula su encono, pero prepara enérgicas medidas para acabar con los desórdenes. Se ha vuelto de la frontera muy preocupado y la única impresión que exterioriza es su propósito de luchar “por el exterminio de los godos”.
El general San Martín viste por entonces una casaca de paño azul con faldas largas, con sólo el vivo rojo y dos granadas bordadas de oro al remate de cada faldón. Le ciñen las piernas unos pantalones de punto de lana azul, muy ajustados y que llevan encima la recia bota de montar. Es el uniforme glorioso de los Granaderos a caballo. Su cabalgadura es un alazán tostado, rabón, a la corva, con la crin de la cerviz atusada de arco. Otras veces cambió este animal por un zaino oscuro de cola larga y muy abundosa.
Todos los actos del general se dirigen a asegurar el orden de la asustada población. Los chilenos gozan de fama adversa en Mendoza: son pendencieros, bebedores y usan el corvo con facilidad. Desde entonces se extiende allí el dicho célebre más tarde, “El chileno es bueno; el que no se roba la montura se lleva el freno”.
Acampan con Carrera setecientos ocho hombres, que esparcen el terror y la inquietud por los campos aledaños. Por la oración recorren las calles, lacean a los incautos y asaltan a muchos vecinos y gente pacífica en busca de licor. Una noche los incidentes asumen un carácter más complejo y la población entera resuena con las voces broncas y los pistoletazos de los carrerinos. Con tumulto de cabalgaduras se aproximan a una pulpería y golpean en sus puertas cerradas en demanda de aguardiente.
El dueño se ha negado a abrir y muy pronto tiene que pagar las consecuencias de tal negativa. Un caballazo ha dado por tierra con el portón y una veintena de hombres resueltos se meten por entre las pipas y cueros sacando vino y aguardiente para hacer ponche y remoler con las chinas allegadas y las cantineras sanjuaninas que se arrimaron al ejército. La orgía es violenta y se disuelve entre canciones vinosas, gritos broncos, juramentos y maldiciones.
Ha corrido la noticia por todo el pueblo, Se cierran las casas, se aseguran las ventanas, se atrancan los recios portones con palos de algarrobo, se esconden las doncellas temiendo que las “despucelen” los tremendos hombrunazos de la otra banda.
Pasa una patrulla de policianos y otra más. Pero no vuelven. Han silbado los lazos de los leales melipillanos y de los niños diablos de San Miguel. Los carrerinos se alejan hacia el aduar entre vivas y risas jubilosas. La “diablura” ha consistido en “alacear” y prender a todos los serenos de Mendoza. Estos van humillados y rabiosos entre una tropa ebria y satisfecha de Su hombría.
El aduar entero se anima. Altas fogatas se elevan en la tibia noche mendocina, mientras las guitarras brindan sus sones gratos y los cachos de vino circulan de mano en mano,
Rodríguez con el cura Uribe, se pasean por entre medio de las carpas.
En el centro del aduar se alza una residencia más cuidada. La rodean unos palos a manera de rústica defensa y a su lado están firmes dos centinelas. Ahí descansa doña Javiera, esa animadora incansable de las empresas carrerinas.

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San Martín ha dado un golpe violento sobre su mesa de trabajo. Un ordenanza le comunica las nuevas del campamento. Todo anda mal por ese contorno. No hay doncella que está tranquila, ni vaquilla que no se pierda, ni dueño de pulpería que no viva desasosegado. El general está dispuesto a poner términos a tales excesos.
- En Cuyo no mando más que yo. Se acabó la tolerancia; no es posible permitir que una Junta mal constituida se crea en terreno conquistado y malpague los generosos socorros otorgados por el vecindario.
Las retretas marciales y los despliegues de fuerza animaban el sitio del aduar. Carrera se hace rendir homenaje a su paso y los milicianos le presentan armas mientras marciales músicas por los sitios donde avanza su elegante y provocadora silueta.
Entre los emigrados chilenos circulan rumores contrarios a Carrera. Este ha introducido cargas de plata labrada y se ha negado a permitir que los funcionarios de aduana le revisen los petates. Sus caballos colmados de objetos preciosos, de ricas vestiduras y de sacos con chafalonía se han colado por entre las narices de los aduaneros, al amparo de los mocetones de sus fundos.
O’Higgins, Zenteno, Irisarri, Alcázar, Bueras, Freire y otros emigrados comentan tales excesos y echan a correr suposiciones temerarias. El tesoro público de Chile es usado por el general Carrera como si fuera propio. En el campamento hay mejor comida y las señoras gozan de comodidades que muchas damas principales no tienen. Todos reprochan el descaro de don José Miguel al hacer sonar sus onzas y patacones entre una muchedumbre fatigada por la fuga y que sólo ha dispuesto de lo necesario para cubrirse.
Los emigrados llevan una vida precaria. Algunos buscan empleos humildes, otros son alojados por San Martín y los vecinos pudientes. Irisarri se dedica a corredor de comercio y aprovecha su argucia para sacarles la plata a los “cuyanos. La noble madre de O’Higgins con la hermana de éste, son prolijas en la fabricación de bellos tejidos que les compran las acomodadas señoras de la población.
Don Diego Antonio Barros, opulento comerciante y miembro del Cabildo de Buenos Aires, llama a su lado y proporciona trabajo a numerosos emigrados. Diego José Benavente recibe un crédito para poner una imprenta, donde se imprimen proclamas y partes con noticias de las armas patriotas en el Alto Perú, las inciertas nuevas continentales y gacetillas sobre el Plata y sus hechos.
Las señoras emigradas hacen dulces en competencia con las discretas matronas de Cuyo. Andrés del Alcázar, heroico militar destinado a tener un fin lastimoso, pone una primitiva curtiembre que prepara los cueros de las haciendas sanjuaninas y de San Rafael.
Don José Ignacio Zenteno, que tan importante papel va a desempeñar más tarde, se transforma en un modesto tabernero. La taberna de Zenteno constituye luego un sitio de “rendez-vous” de los emigrados y junto a sus botellones se enhebran charlas, se tejen comentarios y se siente nostalgia de la tierra chilena.
San Martín se halla poderoso por fin. Selecciona las tropas más seguras y las dota de cañones y armamento para imponer con elocuencia su autoridad. En la tarea de estrechar a Carrera lo empuja O’Higgins, a cuya vera se había constituido una especie de activo comité político.
Los partidarios del general chillanejo no se cansaban de atizar el encono del Gobernador contra el audaz jefe de la Junta. Entretanto se cambian notas puntiagudas entre ambos poderes.
Por fin San Martín se resuelve a disolver el aduar de Carrera.
El pretexto lo da una especie de acta de los emigrados, en que solicitan la expulsión del ex Presidente de la Junta por sus actividades sediciosas y por su actitud en Chile. Se le culpa de la ruina de las armas patriotas y de la retirada desastrosa a Cuyo.
Carrera recibió una visita de San Martín. Este paso del Gobernador de Cuyo fue maquiavélico y tuvo por objetivo sondear el ambiente del campamento. Nada hizo suponer a Carrera que pronto se le iba a rodear con tropas y artillería. San Martín mostróse cortés en esta entrevista. Aún dejó traslucir la posibilidad de que se daría facilidades a los miembros de la Junta para movilizarse en dirección a la capital de la Argentina.
Cuando el general cuyano se siente seguro no da permiso a don Juan José y a don José María Benavente para partir al litoral. Antes lo había negado a Uribe, quien llevaba pensado crear ambiente a Carrera en los círculos gubernativos porteños.
Un día San Martín hace rodear de milicias el aduar de Carrera. Contaba con las fieles tropas de Alcázar y Molina, que mandaban a los chilenos adversos a don José Miguel. Secundaban a estas tropas profusas patrullas de soldados auxiliares al mando de don José Gregorio Las Heras. Las salidas del cuartel carrerino estaban amagadas por amenazadoras bocas de bronce. Las culebrinas apuntaban al aduar como índices del autoritarismo inquebrantable de San Martín.
Se dio orden a don José Miguel de que su ejército reconociera por jefe al comandante don Marcos Balcarce. Fueron muy contados los carrerinos que desertaron. La mayoría prefirió dirigirse a San Luis, para ser allí colocada bajo la disciplina de diversos batallones.
Carrera estaba desarmado. El astuto zorro cuyano había limado las garras ávidas del cóndor chileno.
Pocos días más tarde, bajo la calcinación intensa del sol pampeño, se perdían en dirección a San Luis los cuatrocientos carrerinos que permanecían fieles al vibrante caudillo. Las lágrimas se asomaron a los penetrantes ojos de don José Miguel. Comprendía, con su instinto agudo de la realidad, que su sed de mando estaba detenida por la enérgica voluntad del gobernador de Mendoza.
Había que intentar un último esfuerzo cerca de Alvear, su compañero de empresas militares en Europa y con el que se igualaba en ambición y deseo de preponderancia.

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Estas incidencias no envuelven a Rodríguez, Cuyo le es grata mansión y sus ardientes mujeres, las pulperías abundantes en vinos generosos y la riqueza derramada por todos sitios, alegran los días del destierro. Algunas veces visita a Gandarillas, que se ingenia en la fabricación de naipes, y conversa con Zenteno, quien se ocupa en humildes menesteres en su bodegón pintoresco. En más de una ocasión se topa con O’Higgins, cuya mirada enérgica le mete cierto cosquilleo por el cuerpo. Este hombre obeso y de pocas palabras no fue nunca del agrado del guerrillero. Estaban destinados a no entenderse. Uno era la fuerza libre de la Naturaleza, el desborde rico de los ímpetus espontáneos; el otro significaba la sumisión a las normas consagradas y a las razones de estado.
Cuyo era una región agradable y sedante. El calor arreciaba en las noches y el cielo pampero parecía un toldo de fuego. Las haciendas vecinas ofrecían un refugio encantador. En las tertulias camperas, comiéndose un churrasco regado con los vinos gruesos de la zona y completados por el mate amargo de los “paisanos” se distrae muchas veces el ex secretario de la Junta carrerina.
En su interior le socava una decidida idea. Es preciso recorrer Chile y preparar el terreno a la invasión proyectada por San Martín.

05-03 
Una vieja hacienda criolla

 San Martín no da tregua en el propósito de organizar el gobierno militar de la provincia. Acumula materiales de guerra, selecciona tropas y envía arrieros de confianza a Chile con el objeto de recoger nuevas de la Reconquista. Es un hombre que posee un don prodigioso de trabajo. Come poco y acompaña sus colaciones con un par de copas de vino dulce. Despacha personalmente sus asuntos y trabaja a toda hora, salvo en la noche y en la siesta que hace en un corredor, tendido sobre las lozas, encima de un cuero vacuno y una almohada.
A toda hora arriban gentes a su oficina. En su pecho ha surgido la idea ambiciosa de libertar a Chile. La obra por realizar es inmensa, pero no lo desaniman ni la falta de dinero ni de soldados ni de pertrechos de guerra.
Mendoza está situada en una pródiga región y marca ochocientos cinco metros de altura sobre el nivel del mar. La circundan entonces ricas haciendas, viñas feraces y minas de oro y plata que ocupaban centenares de hombres. Dominaba una zona vasta en ganados, en frutas, en dones naturales en donde el azote de la guerra no había destruido la entereza de los moradores. Sus calles estaban rodeadas de olmos y álamos. Grandes acequias de recio tajo pasaban por sus calles y las plazas estaban dominadas por coloniales conventos. En sus alrededores atraían las quintas y sitios de recreo, las cañadas deleitosas y los bosques acogedores.
La prosperidad y la abundancia llenaban sus graneros, colmaban sus bodegas y animaban los sabrosos sitios de esparcimiento, los mercados y pulperías, en que los productos comarcanos enriquecían a los profusos comerciantes. Las noches eran tibias y millares de luciérnagas fosforecían en las primeras tierras de regadío, lindantes con la inacabable y monótona pampa argentina.
En tal escenario, propicio a la actividad, San Martín vence todas las dificultades que se oponen a sus generosos proyectos. Comienza por desbaratar las intrigas de Carrera, quien desde Buenos Aires, en compañía de su amigo Alvear, tratar de sustituirlo en el mando por don Gregorio Pedriel. Esta noticia causa emoción a los mendocinos y el militar intruso es acogido en son de hostilidad por los partidarios de San Martín. Para los cuyanos de 1815 es irremplazable el activo general y la autoridad de sus resoluciones se completa con el consenso popular.
Mitre compara más tarde, su ubicuidad con la de Hermes trismegisto de los antiguos.
Se mueve de un sitio a otro, alienta a los soldados, amaña la confianza de los jefes y lleva el optimismo a los desterrados chilenos. Desde entonces data su intimidad con O’Higgins. La mirada sagaz de San Martín ha caído sobre el pundonoroso y disciplinado militar chillanejo[3].
O’Higgins no tiene la ambición ni la inquietud  de Carrera. Es más disciplinado y pone por sobre todo el ideal de la libertad de Chile. Con San Martín revistan los batallones, oyen las retretas y dirigen las paradas de los milicianos. Otras veces presencian atrevidas lidias de toros a que son inclinados y en las que ponen a prueba el coraje de los oficiales haciéndolos avanzar sobre las fieras enfurecidas para sopesar el valor y la resolución de los futuros reconquistadores de Chile.
Pasa el tiempo y un movimiento de hormiguero transforma a Mendoza en un vasto cuartel y en una laboriosa maestranza. Llegan las tropillas del litoral cargadas de acero, conduciendo balas y balines, barricas de pólvora y pertrechos de guerra. Los molinos trabajan para el ejército y las mujeres tejen casacas y estandartes guerreros. El padre Beltrán cambia sus hábitos franciscanos por la mezclilla del ingeniero militar.
Manuel Rodríguez redacta proclamas pomposas y desborda su estilo agudo y mordiente en invectivas contra los invasores del terruño.
Más adelante San Martín aumenta su actividad que trastorna el rumbo de la hasta ayer apacible vida cuyana. El general se multiplica; pide monturas y caballos, haciendo seleccionar los más resistentes animales y probando personalmente la calidad de los arreos. Los arrieros y carreteros de la provincia son los llamados a prestar ayuda y tienen que servir gratis a la Patria.
La mayoría dona voluntariamente sus aptitudes y los que se resisten, escudados en la cazurrería o en el deseo de medro, son espantados por los policiales. Un día San Martín solicita diez barriles de agua; al siguiente pide una fanega de maíz para sembrar un campito y destinar la cosecha al servicio del ejército.
Se multa a los tibios e indiferentes y busca la cooperación de los vecinos. Adivina macucamente dónde se emboscan los ricos y dónde están solapándose los cazurros que quieren rehuir la responsabilidad. Una chacarera que se halla envuelta en un proceso se ve obligada a transar previo el donativo de una docena de zapallos que necesitan los soldados.
Corren los “paisanos” por la pampa camino de Buenos Aires y otros se remontan hasta San Juan. Los correos cruzan los campos y llegan a San Luis, donde coopera a su política con acierto el comandante Luis Vicente Dupuy. Don José Ignacio de La Rosa es su agente en San Juan, cuyas gentes ricas son amenazadas por el peligro de una invasión de los españoles si no aportan con generosidad su plata a la causa restauradora.
Secuestra los bienes de los godos prófugos, de los traidores y de los que no han dejado descendientes. Pone en almoneda los bienes públicos y el oro y la plata brotan como por encanto ante su genialidad.
Encuentra a los hombres idóneos y con mirada comprensiva ve en Manuel Rodríguez al emisario ideal para meterse por los campos y ciudades de Chile a sonsacar informaciones.
Otro día arranca de su obscura taberna a don José Ignacio Zenteno, quien está destinado a secretario de la expedición libertadora.
Los emigrados cooperan a esta labor y reorganizan por obra de una disciplina férrea a las huestes batidas en Rancagua.
Los rotos cuchilleros, los abasteros y campesinos, los trasplantados habitantes de la Cañadilla y Guangalí se transforman en reclutas marciales, merced al orden y a la disciplina impuesta por O’Higgins, Alcázar y Molina. Brotan los militares y las señoras les aderezan los uniformes y les bordan las banderas. Este inmenso colmenar se concentra en el Campamento del Plumerillo, donde por un año y medio se mueven los batallones y se hacen ejercicios de tiro y cargas simuladas. Se fabrican trincheras y los bisoños milicianos se entretienen en asaltarlas, mientras otros las defienden con denuedo juvenil.
Las contribuciones se multiplican sobre los cuyanos. Se establecen cuotas mensuales y se dan facilidades de pago como en los tiempos modernos.
Se recogen los capitales a censo de manos muertas y se organizan las donaciones gratuitas en especies y dinero. Los curas que protestan y los reacios a cumplir las órdenes son apostrofados con violencia.
Mientras tanto, desde Chile, Osorio ha lanzado espías a investigar el estado de ánimo de los patriotas. En un fortín de la frontera, las patrullas sorprenden a un fraile franciscano, fray Bernardo García, que abusando de su ministerio lleva escondidas comunicaciones de Osorio. Los oficiales se las sacan del forro de la capilla, donde estaban habilidosamente prendidas. San Martín hace llevar a su presencia al sacerdote y le increpa con dureza, amenazándolo de fusilamiento. El pobre franciscano tiembla y cree llegados sus últimos instantes.
Las comunicaciones firmadas por otros espías sirvieron para que se mandaran a Chile nuevas tendenciosas dirigidas a los realistas[4].
Las especies y el dinero llueven sobre la avidez de este incansable organizador, que todo lo destina a la noble empresa libertadora.
Se realizan las propiedades de las temporalidades de la provincia; se aplican los diezmos al servicio civil; se grava con un peso cada barril de vino y con dos el de aguardiente. El producto de los alcoholes se aplica al servicio militar y los aficionados a beber tienen que contribuir, contra su voluntad, a la creación del gran ejército.
Las herencias de españoles sin sucesión se declaran de utilidad pública y la percepción de la renta, destinada al fondo común, se regulariza con los impuestos de papel sellado, del ramo de pulpería y con las multas y profusos arbitrios.
Los artesanos trabajan gratis en los talleres militares y las maestranzas se encienden animadamente. Por último, se crea un gravamen de cuatro reales por cada mil pesos de capital. Es el primer impuesto general y uniforme; pero lo aceptan todos pensando en el progreso de la libertad y en el éxito del futuro plan de guerra[5].
Manuel Rodríguez trabaja con la pluma y conocemos dos proclamas suyas, una del 9 de junio y otra del 10 de septiembre de 1816.
En este año San Martín ha pensado resueltamente en la necesidad de que Rodríguez, aprovechando la primavera, se instale en Chile.
La idea suya es hacer una guerra de zapa y acrecentar el descontento en el ya revuelto ambiente santiaguino y en el sur del país.
A fines de 1815, San Martín había hecho creer que Rodríguez estaba indispuesto con él. Siguiendo su táctica astuta, con el mayor sigilo guardó sus verdaderos planes. Todos creyeron que Rodríguez iba a ser confinado en San Luis. Con este efecto se hizo circular la especie de que don Manuel Rodríguez quedaba relegado en esa provincia.
Ya lo habían precedido cuatro emisarios en la guerra de zapa. Todos hablaban en Santiago de una indisposición entre San Martín y el oficial chileno don Pedro Aldunate. Esto facilitó al militar su entrada a la capital chilena, donde fue detenido, pero luego se libertó en vista de que no se le considera sospechoso. El mayor chileno Pedro A. de la Fuente y posteriormente el mayor don Diego Guzmán y el teniente don
Ramón Picarte desempeñan también el peligroso papel de espías.
Pero nadie va a sobrepujar a Rodríguez, que transforma su existencia en una sucesión dramática de peripecias, astucias y aventuras, que abarcan los años 1816 y 1817.
Cuando los planes de San Martín alcanzan a verse maduros y las realidades efectivas de un ejército adiestrado y compacto y de una población vibrante y patriota reemplazan al vacilador cuadro de los primeros meses de 1815, llega la hora de usar al arriesgado emisario.
San Martín y Rodríguez intiman previamente y conversan con holgura sobre sus planes futuros. El guerrillero de 1817 sentía que su existencia debía transformarse en la de un Argos. Después de calcular varios disfraces, de proveerse de unas cien onzas y de obtener libranzas de crédito para ser pagadas en Cuyo y destinadas a los servidores que utilizaría en Chile, abandona el colmenar humano del Plumerillo.
El campamento se disuelve en la distancia. El hervor de vida de Mendoza ha sido reemplazado por la abrupta montaña andina. La mula trotona se pierde pronto en los primeros contrafuertes cordilleranos, cuyas cresterías nevadas animan la pesada modorra del paisaje. Es el mediodía de las cumbres. El viento comienza a soplar en ráfagas huracanadas. La luz parece luchar con estas ráfagas bramadoras que levantan polvaredas y encumbran los pedruscos. Rodríguez se pierde camino de Chile con el corazón vibrante y la mirada hundida por e! sendero que culebrea entre los riscos.
Lía su cigarrillo de hoja y examina después las pistolas.
Lo desfigura un disfraz adecuado y en el forro de la vestidura lleva cosidos papeles de importancia. La vida está por medio: pero no importa. Tantas veces la jugó en riñas por la Chimba o complotándose contra los gobiernos de la Patria Vieja.
La mula pega un salto; un grueso guijarro le ha pegado en la cabeza.
El viento levanta remolinos y las chispas del cigarro saltan por todos lados. Por el camino se alza una polvareda y pasa un arriero. Cambia unas palabras con el emisario de San Martín:
- Buena suerte le dé Dios, hermano.
- Buena suerte le dé a usted.
Y ambas cabalgaduras se distancian en una zona abrupta, en medio de un paisaje espléndido y bajo el pálido sol de otoño.
Queda lejos el hervor de Cuyo con su vida poderosa y el épico aliento de San Martín. Del otro lado, pasando El Planchón, está Chile, donde una política atrabiliaria y despótica extrema las medidas de rigor contra los patriotas.
Rodríguez arriba a la provincia de Colchagua y burla la vigilancia de las patrullas españolas. Por la noche aloja en una cabaña campesina y dos días después lo aguarda el corazón del valle central con sus verdes haciendas y sus acogedores bosquecillos y lomajes


Notas:
[1] General Espejo, El paso de los Andes, págs. 34 - 35.
[2] Vicente Fidel López, Historia de la Argentina, tomo VI
[3] Con posterioridad a la emigración vivió O’Higgins en Buenos Aires durante una temporada en compañía de su madre y de su hermana. Ocupa una modesta residencia en los alrededores de la capital porteña y ofrece en ese tiempo sus servicios al gobierno argentino. Su regreso a Mendoza se realiza a comienzos de 1816. El 21 de febrero de ese año arriba a la ciudad cuyana acompañado de una escolta de soldados de caballería y el día 26 se le reconoce como brigadier del ejército de Los Andes. Es probable que por la pobreza hubiesen regresado antes su madre y  hermana.- Barros Arana, Historia General de Chile. Tomo X, págs. 362-363.
[4] El ingenioso procedimiento de San Martín consistió en usar las firmas de los espías españoles en Cuyo, a quienes se sorprendía, para mandar falsas informaciones a Osorio primero, y más tarde a Marcó del Pont. Estos métodos, a veces,  entrañan originales caracteres y se emplean las firmas recortadas de los corresponsales para imitarlas cuidadosamente y ganar la confianza de loa autoridades españolas.
[5] Bartolomé Mitre, Historia de Buenos Aires. Tomo 1, págs. 443-445
Vida de Manuel Rodriguez - Ricardo Latcham

CAPITULO 6
La Corte de Marcó del Pont.- El agitador en acción.-El huaso Neira

Rodríguez respira con satisfacción al cruzar las vastas haciendas del valle central. El aire de la patria lo serena y con facilidad consigue una bestia para acercarse a San Fernando, centro de sus futuras empresas. Cabalga en un brioso alazán, vestido de huaso y cubriendo sus papeles y el dinero con un amplio poncho. El camino se hace ligero, las dificultades se le allanan, el paisaje lo reconforta.
Chile estaba convulsionado sordamente por los atropellos del español. Todas las capas populares, desde los inquilinos de los fundos hasta los servidores de la ciudad, miraban con odio y miedo a los godos. Las medidas de represión del nuevo gobierno reemplazaban a la relativa suavidad de Osorio.
Don Mariano de Osorio había entregado el mando a Marcó del Pont el 26 de diciembre de 1815 y se hallaba por esta época en Valparaíso esperando un navío que lo condujera al Perú. Osorio había sido un gobernante conciliador si se le compara con don Francisco Casimiro Marcó del Pont. Osorio era hombre relativamente jovial, amigo de las bromas, que ponía notas en verso en los documentos donde extiende sus resoluciones y que se entretiene jugando a la pelota en un frontón vecino a su palacio. Osorio pasaba por la oración al convento de los dominicos donde se atiborra de rezos y novenas, en compañía de sus familiares. Lo seguía siempre un negro, especie de bufón áulico que llevaba los recados y chismorreos de los portales y tertulias, los regalos de las señoras beatas y los saludos floridos de los chapetones[1].
Osorio por un año había gobernado al manso Chile, sometido por los rudos Talaveras y puesto en trance de guerra por la reconquista.
Don Francisco Casimiro era todo lo contrario a don Mariano. Bajo su exterior cortesano y almibarado se escondía un alma dura y un deseo de mando y ostentación que lo exhibía como un sátrapa. Lo precede el lujo y el boato, la elegancia y el señorío. A su paso se inclinan los oidores y los soldados sienten un escalofrío de respeto. La Gaceta del Rey lo llama “el girasol del monarca”. Toda la tierra chilena está cruzada por los propios que llevan órdenes demandando tributos y solicitando ayuda para afianzar el poderío del rey de España. Los Talaveras cruzan el valle central y husmean por las haciendas sospechosas, las cabalgaduras son detenidas, los correos registrados, los pueblos tiemblan bajo el redoble de sus tambores.
Los curicanos han supuesto que los Talaveras son originarios de ignotas y lejanas regiones del globo y que llevan una cola de hueso enroscada al modo de la que tiene el quirquincho.
Las gentes supersticiosas les atribuyen un origen diverso al de los demás mortales y se corre la conseja de que comen culebras, sapos y ranas.
Un contemporáneo los describe del modo siguiente: “Montados a caballo, se encorvan hacia adelante, y estando de a pie, la rara vez que ocupan un asiento, guardan la misma posición inclinada, lo que ha corroborado la especie de tener apéndice trasero e inflexible además. Son blancos, de larga y espesa barba de aire adusto y de tono imperioso en sus palabras, siempre incultas y groseras, habiendo no pocos de caras patibularias”.
Muchos habían salido de los presidios de Ceuta y arrastraban a Chile odios y resentimientos tenebrosos. A su contacto con la gente primitiva y timorata de Santiago y de los pueblos del sur, abusaban de las mujeres y extendían con resolución su fama de energía con actos cerriles y atrabiliarios.
Por esta época se ordena que todos los ciudadanos realistas lleven una escarapela que signifique la adhesión al régimen. Ella consistía en un pedazo de paño encarnado en forma de estrellita o rodaja de espuela. Los pobres de los campos la pedían prestada a los vecinos pudientes cuando tenían que ir al pueblo.

06-01 
Prisión de un patriota durante la reconquista española

Los Talaveras estaban capitaneados por un antiguo fraile que botó las sotanas en Zaragoza y se metió a militar. Don Vicente San Bruno era pálido y de mirada penetrante. Su afeitado rostro tenía cierta expresión monacal. Sombrío y adusto, San Bruno trataba a los patriotas con mal disimulada furia. Toda su actuación se enderezaba al aplastamiento de estos “rotos rebeldes”. Su paso resonaba en el silencio nocturno de Santiago como el de un carcelero familiar. En su presencia todos se achicaban y el miedo pintaba los rostros.
Los Talaveras seguían ciegamente a su jefe, cuyos retintos mechones semejaban colas de diablo en la imaginación de los criollos.
Las exacciones y los despojos abrumaban a los habitantes de la ciudad y del campo. Los pañuelitos mejores de las campesinas, las caravanas y los anillos eran robados por la soldadesca brutal
El carpintero Adriano Corvalán relata más tarde, un diálogo trabado entre las curicanas niñas Leiva y uno de los Talaveras.
 “-¡Escuche, paisana! Tréigase una candela.
“-¿Qué cosa, señor, una candela o un candelero?
“-¡Caray! ¡Un demonio! ¡Candela!, ¡candela!”
El soldado muestra un cigarrillo y lanza castizas interjecciones.
Una de las acoquinadas mujeres pasa el fuego con expresión despavorida, y el español le dice entonces:
“-Agora, ¿tienen ostées gayinas a vendé?
“-No se merecen, señor.
“-¡Ah, jembras de caracho! ¿Cun que no merecimos comé gayinas?
“-Por Dios, señor, no hablamos de eso. Aquí no se merece ni unita, ni para un remedio”.
Los Talaveras se enfurecen al oír la negativa dada al jefe y prorrumpen en blasfemias.
“-No estamos podridos ni enfermos, ¡voto a Cristo!, y dernos ostedes gayinas como buenos y sanos, se insorgentes!”
Mientras tanto husmean en el huerto de las Leiva, de donde sale un perrillo que ladra con rabia a los tremendos soldadotes. En un segundo el animal es acallado a bayonetazos, mientras los maturrangos se convencen de la imposibilidad de encontrar las aves.
Escenas semejantes tienen abrumado al valle central, mientras Rodríguez trota camino a Los Rastrojos, a casa de su conocido, José Eulogio Celis.
06-02 
Campesinos serranos

Marcó del Pont ha llenado de patrullas la provincia de Colchagua y en una de estas exploraciones se topan con el guerrillero.
Rodríguez se halla con Celis concertando un plan de aprovisionamiento con el fin de armar a los posibles insurgentes de la provincia.
Un trote de cabalgaduras hace ladrar a los perros y desazona a las mujeres de la casa que están de escuchas. Rodríguez, con agilidad de gamo, se mete a un cepo que tiene Celis por calidad de juez de subdelegación para castigo de los borrachos.
En un instante ha adquirido su rostro la expresión de un curado que duerme !a mona. Celis se da cuenta de la figura y los soldados ya amagan el campito del patriota.
“-Buenos días le de Dios a sus mercedes.
“-Buenos días-contestan los españoles, mientras se desmontan entre ruido de espadas y tercerolas.
“-¿No ha visto por aquí a un hombre de a caballo que llevaba cara de escapado?
“-Por allasito pasó”,-contesta Celis señalando un sendero, mientras su rostro impenetrable de campesino disimula toda emoción.
Los soldados registran la casa y se detienen junto al cepo con cierta sorpresa.
“-¿Qué hace aquí este hombre?,-dice el jefe de la patrulla, mientras sus ojos examinan la cara de Rodríguez.
“-Es un curao impenitente, señor, y además es un tenorio muy fregao, que no eja tranquila a ninguna de las chinas de la hacienda.”
Los soldados dan unos puntapiés a Rodríguez y el oficial, con una sonrisa, aconseja a Celis que no cargue mucho la mano a los enamorados.
Su rostro contempla a una de las “chinas” que le sirve un “gloriado” y pocos minutos después los soldados españoles se pierden hacia otro sitio, entre ladridos de perros y sonaja de sables.
Rodríguez expresa sus proyectos a Celis y le da recados para el patriota Juan Godomar, de San Fernando. En pocas horas ha escrito varias cartas y las onzas de San Martín tienen la virtud de multiplicar emisarios y chasques.
Por la noche, el guerrillero se dirige a la ciudad, donde sus conocidos tienen noticias de su arribo. En el pueblo hay muchos patriotas emboscados y el dinero ha hecho brotar las facilidades de correspondencia. Colchagua está amagada de noticias de la “otra banda” y la esperanza agita los corazones de los insurgentes. Godomar es hombre diablo y tiene conocidos arrieros en el paso del Planchón. Sus mulas son de primer orden y sus mensajeros se deslizan hacia Curicó, como relámpagos.
Desde Rancagua llegan letritas con cifras que ha extendido San Martín cuidadosamente. Otros emisarios galopan hacia la capital, se esconden en las posadas y sonsacan nuevas a los soldados peninsulares. El alcohol suelta las lenguas. Entre sorbos de cazuela y copas de picante vinillo, los godos desembuchan las ocultas instrucciones de Marcó.
Por la noche, los cerros se animan con misteriosos emisarios.
Una fogata lejana parece indicar algo con la telegrafía de sus señales flamígeras, y otra responde a la distancia. Sombras obscuras se deslizan por las sierras y los ríos no presentan obstáculo a los enviados. Rodríguez está en Colchagua y la red de sus emisarios se teje por todo el valle central. Ya se ha entrado en tratos con el famoso bandido Neira.
José Miguel Neira ha sido ovejero durante su juventud en la hacienda de Cumpeo y desde muy temprana edad manifiesta su afición por las correrías.
06-03 
El huaso José Miguel Neira

El famoso bandido El Cenizo lo adoctrina en los salteos y juntos, agazapados en los cerrillos de Teno, abalean a los viandantes, saltan sobre las caravanas que acompañan los carabineros reales y hacen temblar las haciendas de Curicó y Colchagua. Toda la rica zona comprendida entre el poético río Maule y su puerto fluvial llamado Perales, en los aledaños de Talca, hasta el río Cachapoal, son tierras que azotan los bandoleros. Los hacendados realistas padecen sus asaltos y los carabineros destacados por Marcó se ven en duros aprietos para contener tantos desmanes. El capitán Magallar les teme y cada vez que uno de los montoneros cae en su poder, el fusilamiento lo espera como recompensa única de sus osadías. Cuando cae Santos Tapia, uno de los leales de Neira, le cortan la cabeza, después de matarlo a tiros, y los cerrillos de Teno, escenario de sus depredaciones, se animan con un espectáculo macabro. La cabeza de Tapia metida en una jaula de hierro y media comida por los jotes que describen oscuros círculos entorno, servirá de escarmiento a los enemigos del rey.
Pero Neira no se amedrenta. Luego de intimar con Rodríguez obedece las instrucciones de éste y se abalanza sobre los correos, saca los dineros y amaga los estancos. Las viejas se santiguan a su paso y su caballo es ya familiar a todos los campesinos. Nadie se atreve a denunciarlo por miedo a su choco y a su corvo. Neira se bate por todos los caminos y se siente transformado y ufano con el uniforme de oficial galoneado y vistoso, que le mandó de regalo San Martín, por intermedio de Manuel Rodríguez.
El propio general, desde Mendoza, se dirige al montonero en documentos llenos de simpatía. En una carta fechada el 3 de diciembre de 1816 le dice: “Mi estimado Neira: Sé con gusto que Ud. está trabajando bien. Siga así y Chile es libre de los maturrangos. Dentro de poco tiempo tendrá el gusto de verlo su paisano y amigo. José de San Martín”.
Neira galopa ufano con tales noticias, llena su bolsa de los pesos sacados a los españoles que solicitan óbolos para la apurada caja del rey.
Marcó lo califica de “indecente insurgente” y su cabeza se cotiza en mil pesos; pero nadie osa entregarlo. Los hacendados patriotas, inmunizados ahora, lo ayudan con plata y con remudas de caballos. Prefieren estar bien con él por lo que puede acontecer en el porvenir. “Es mejor hallarse bien con Neira. Es un niño muy atrevido”, dicen los astutos huasos de Colchagua, mientras los milicianos de Quintanilla revientan los caballos entre los bosques de quillayes, peumos y espinos de Los Rastrojos y en los quiebras de los montes amagados por las guerrillas.
Los hacendados don Manuel Palacios, don Feliciano Silva, el joven Villota, que frisa en los treinta años, y don Pedro José Maturana, dueño de la heredad de La Teja, en el valle de Talcatehue, secundan con generosidad a los insurgentes. Maturana en su testamento, declarara, años después, haber gastado cuarenta mil pesos de su bolsillo en afianzar a la Patria y “en servir al señor San Martín”.
La impunidad rodea los actos de los montoneros; pero muchos van cayendo entre los balazos de los soldados españoles o entregados por un delator.
Las escarpias se levantan como índices sanguinolentos en los cerrillos y en las rutas que desembocan a Curicó y a San Fernando. Los asustados arrieros, al pasar, se quedan mirando esas cabezas picoteadas y escarmentadoras, mientras se santiguan con supersticioso ademán.
Los buitres y los jotes coronan con sus violentos aletazos estas macabras aguas fuertes de la Patria Vieja. Pero el miedo no abate a Rodríguez ni a Neira, que llevan más al norte sus amenazas.
La actividad de Rodríguez entre los meses comprendidos desde marzo de 1816 hasta las vísperas de la batalla de Chacabuco, en el año siguiente, resulta imponderable. Amaga todas las provincias centrales con su audacia inextinguible en recursos y pulsa a los futuros montoneros que obedecen al huaso Neira[2].
La entrevista con Neira decidió el porvenir de Rodríguez. Ya no sólo iba a ser un agente que se metía en los contrafuertes cordilleranos en busca de las cargas de armas y de los emisarios de San Martín, sino un capitán, fecundo en proyectos militares.
Toda la preocupación de Rodríguez es llegar a la capital, donde cuenta con recursos y amigos. Los cordones de las bolsas patriotas se aflojan y nadie se niega a desconocer las libranzas de San Martín. Brota el oro y se convierte en mulas, caballos, pistolas, sobornos y regalos a las mujeres. Estas lo ayudan mucho y reciben el elogio suyo en las cartas que envía, con fieles correos al otro lado de Los Andes.
El dinero es el nervio de su actividad. Sin éste no se puede mover un cabello y San Martín lo aprecia lo mismo que el guerrillero. En una carta dirigida a San Martín, Rodríguez dice: “Ya que tratamos de gastos escribiré algo de los míos, no me haga odiosos mis trabajos y mis riesgos del único modo que puede desconfiando. Me pongo cotón de valde y también como las más veces; de valde me lavan las camisas, etc., etc. Sin embargo, de esta economía he dado al través con veinte onzas de mis recursos particulares y estoy empeñado en algunas pequeñeces. Pero aseguro a usted por mi honra que no hay un derrame personal y que sólo he bocado tres onzas por aprontarme un encuentro agradable y 80 pesos que me costaron unas pistolas y un sable en el tiempo de mis apuros por armas”[3].
Había que sonsacar muchas nuevas y bucear en los corrillos del gobernador.
En la capital se paseaba Marcó entre el estupor de los criollos por sus callejas descuidadas y mal olientes, que adereza del mejor modo posible para que pueda rodar por ellas su pomposísima carroza, luciendo sus capas bejaranas, sus encajes y uniformes bordados.
Marcó es recibido con muestras grandes de veneración por los adictos incondicionales al rey. Le hacen tertulia don Prudencio Lazcano, adusto partidario del rigor con los criollos no obstante su nacimiento americano, el obispo Rodríguez Zorrilla, inteligente colaborador de la Reconquista, el oidor José de Santiago Concha, y el militar Campillo, ascendido con rapidez por el Capitán General, el secretario de gobierno don Judas Tadeo Reyes y el asesor don Juan Francisco Meneses[4].
Un día y otro transcurren en el pesado ambiente santiaguino y el rigor de la dominación española no se afloja. Se levanta una sombría horca en la Plaza de Armas y los oficiales chilenos que encumbró y sostuvo Osorio son botados por Marcó. Todas las plazas de confianza deben ocuparse por españoles seguros. A los criollos los llama el Gobernador hostias sin consagrar.
Sobre la tertulia de Marcó, Rodríguez expresa curiosas opiniones a San Martín: “Intimidad de Marcó con su compadre Campillo, con Beltrán y Xavier Ríos. Este ha sufrido algunos desaires. Su señoría maricona prefiere a todo negocio y a todo amigo una que lo bota enfermo”.
Otras veces pinta el recelo de algunos tímidos: “El mundo tiene miedo de verme y aún de haberme conocido”. No todos están seguros de la vida y los timoratos creen comprometerse cuando este fantasma, vestido de roto o de sacerdote, les hace señales y se da a reconocer. Más de algún cobarde vacila, pero nadie se atreve a delatarlo. El miedo acalla a algunos y el dinero corrompe a otros. Los espías de Marcó ni el propio San Bruno dan con el vagabundo impenitente, que tan pronto se ha metido en las narices del Gobernador como galopa por los campos colchagüinos en demanda de recursos y encendiendo el fuego de la insurrección.
Rodríguez es socarrón y se desalienta un poco de sus paisanos. “Los chilenos son tan desconfiados como los tontos, dice en otra carta, y para creer han de oír, ver, oler, gustar y palpar”.
06-04 
Don Francisco Casimiro Marcó del Pont

Por este tiempo algunos dan a entender que Villota, uno de los patriotas estimados como seguro por Rodríguez ha entrado en tratos con Marcó. Rodríguez, al momento se pone en campaña y obtiene la seguridad de que no es engañado. Las mujeres, sus permanentes aliadas, lo ayudan esta vez como en tantas ocasiones. Es falso el conducto por quien aseguré a Ud. (dice a San Martín) correspondencia de Villota con Marcó.
Aquel y su compañero por quienes escribí en competencia de que he dado noticias están con nosotros, gracias al ron y a una excelente moza”.
Los Talaveras se ejercitan bélicamente y Santiago es un campamento bullidor de actividad. Marcó teme la invasión de San Martín y sus consejeros le indican la conveniencia de fortificar la capital.
Manuel Rodríguez se pone al habla con un ingeniero, ve los planos de las fortalezas que se harán en el Santa Lucía; pero no puede obtener un ejemplar o copia de ellos. Sin embargo, noticia a San Martín con mucha prolijidad sobre el avance de los trabajos del cerro[5].
Un día se desliza vestido de roto hasta el sitio por donde avanza el fachendoso Capitán General en su historiado carruaje.
06-05 
El carruaje de marcó del Pont

El coche rutila cubierto de vidrieras y sus asientos interiores se ablandan con ricos tapices y mullidos cojines cubiertos de seda y brocatos. Marcó saluda a los funcionarios y se sume en el incienso de la adulación, mientras un artesano que se saca humildemente el bonete, le abre con aspecto sumiso y admirado la dorada y suntuosa portezuela.
El enjoyado magnate salta a tierra y lanza con desprendimiento una moneda de plata al obsequioso desarrapado. Rodríguez había visto con sus propios ojos a su señoría maricona,
Marcó usaba perfume de benjuí, pañuelos bordados, casacas vistosas, espadines repujados, y trajo en la fragata Javiera, veintitrés baúles forrados con esteras o felpudos de esparto. En febrero de 1816 recibió de España profusos objetos de lujo y sus ajuares ocupan cincuenta y nueve grandes cajones.
El desprestigio del régimen cundía. En las noches Santiago era sobresaltado por riñas lejanas y los serenos caían aplastados por la turba solevantada. Rodríguez se metía, vestido de roto cañadillano, en todas las chinganas y de ahí surgían las chispas encendedoras de los motines. Ningún Talavera podía transitar tranquilo por los barrios apartados y en varias ocasiones se enzarzaban en pendencias de que salen mal parados. Los corvos filudos y los garrotazos tumbaban a los orgullosos sustentadores de la opresión.
Pobladas de rostro bronceado, chusmas desarrapadas y encendidas con el alcohol, corren por los barrios gritando: ¡Viva la Panchita! ¡Abajo los godos!
El miedo hacía huir a los serenos y al rato las patrullas dispersaban a los amotinados. Más de una vez, su señoría despertó nerviosa en la mullida cama, envuelto en sábanas de hilo y holandas, mientras a lo lejos los gritos de ¡Arriba la Patria! subrayaban de inquietud las profundas noches de la sumisión[6].
La horca era un símbolo cerca del palacio. Las mujeres del pueblo !a miraban con terror al pasar para misa y los negritos del servicio cuchicheaban sobre las cosas raras que ocurrían. Todo 1816 es para Santiago un año cargado de emociones y de escenas tumultuosas que no aplasta el rigor ni la fuerza del realismo. Un espía expresa gráficamente tal impresión en una carta a San Martín, diciendo “que en la capital la plebe dice públicamente que la patria está preñada y que no tardará en parir”.
El tribunal de vigilancia funciona activamente y se reciben los denuncios contra los desconsolados partidarios de la Independencia. San Bruno aguza su mirada aquilina y descubre procedimientos vejatorios que adentren la humillación en los pobres criollos. Marcó expresa su pensamiento de gobierno sobre los chilenos diciendo: “No he de dejarles siquiera lágrimas que llorar”.
Una vez se le propone para un cargo al Marqués de Larraín. “Me comieran los españoles si nombrara un americano”, contesta el rutilante sátrapa, cuyos títulos llenan una página por lo largos y caracoleados: don Francisco Casimiro Marcó del Pont, Ángel Díaz y Méndez, Caballero de la Orden de Santiago, de la Real y Militar de San Hermenegildo, de la Flor de Lis, Maestrante de la Real de Ronda, Benemérito de la Patria en Grado Heroico y Eminente, Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos, Superior Gobernador General, Presidente de la Real Audiencia, Superintendente, Subdelegado del General de Real Hacienda y del de Correos, Postas y Estafetas, Vice Patrono en este Reino de Chile, etc., etc.
La vanidad y el engolamiento son sus características dominantes. Es femenino en su trato y el tibio ambiente de la cortesanía lo envuelve como oleosa muestra de la bajeza de sus familiares.
Don Juan Francisco Meneses, odiado por haber sido confidente de García Carrasco, es uno de sus inspiradores en competencia con el opulento comerciante Chopitea. Juntos comen en palacio, juntos se menequetean en la calesa con soniquete, juntos se distraen en las recepciones monótonas de la Universidad y en las fiestas religiosas que preocupan a la capital.
La arrogante insolencia de los opresores persigue a las criollas de ojos profundos y de trenzas negras. Una dama pasa un día frente al ferrado cuartel de los Talaveras y un andaluz atrevido le dice: “No te tragara el diablo y viniera a vomitarte a mi cama”.
Los caballeros sospechosos, los jóvenes y hasta las señoras son abrumados con persecuciones y ofensas humilladoras.
Los presos eran paseados con una vela en la mano y los pantalones bajo los tobillos y allí se les ataba con una cuerda o pañuelo a modo de grillete. Así se evitaba que huyeran por las calles, sobre todo en las lóbregas noches santiaguinas que provocaron el famoso dicho: “El muerto al hoyo y el vil bollo”.
La Gaceta, entretanto, fomenta el adulo sistemático. A Marcó lo estima un hombre afable y cortés “con semblante tan amable, con ojos tan soberanamente atractivos, que ningún corazón puede resistirse a los impulsos de amarle”.
Nunca se vieron sombreros más bordados ni casacas galoneadas que las del Gobernador. Los viejos recordaban los rumbosos días de Cano de Aponte en el coloniaje; pero muchos petimetres estiman que de la carroza de don Francisco Casimiro sale un perfume verbenero de Madrid sobre este oscuro arrabal del globo.
El corso de Brown inmovilizaba las naves españolas en los puertos y su señoría se enojaba por no recibir puntualmente correspondencia y encargos de la villa del oso y el madroño.
Tampoco llegaban tropas del Perú y sus lastimosas cartas se detenían largas semanas en !as fragatas y los pataches de Su Majestad. Por otra parte, su digestión de célibe se turbaba con malas noticias. Hasta en los claustros se asaeta la delicada estampa de don Francisco Casimiro. El padre Portus estaba significado como insurgente y en el escondite de su celda fabricaba copias de los papelones que le dejaba Manuel Rodríguez[7]
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Marcó trata de adormecer a los criollos con fiestas en que se propaga la bondad del sistema monárquico. Gran parte de señorones de la capital se dan vuelta y abruman al gobernador con adulos y sumisiones. Marcó es propenso a estas muestras de cortesanía y trasciende satisfacción por toda su persona.
Los saraos se suceden y los besamanos y las recepciones deslumbran a la nobleza y señorío de la capital. Rodríguez entre tanto, pega su oído a todas estas manifestaciones y padece ante la abyección de los compatriotas. La clase alta no es de su agrado y tiene menos esperanzas puestas en ella que en el bajo pueblo. Escribe a San Martín: “Es muy despreciable el primer rango de Chile. Yo sólo lo trato por oír novedades y para calificar al individuo sus calidades exclusivas para el gobierno. Cada caballero se considera el único capaz de mandar. No quiero junta por no dividir el trono. Pero lo célebre es que en medio de esta ansia tarasca1 se llevan con la boca abierta esperando del cielo el ángel de la unión. Muy melancólicamente informará de Chile cualquiera que lo observe por sus condes y marqueses. Mas la plebe es de obra y está  por la libertad como muchos empleados y militares”.
No todos son fieles y a muchos hay que ganarlos por el dinero. En los círculos realistas causa mucho contento la abjuración de un patriota de las principales familias. La Gaceta del Rey del 26 de marzo de 1816 da cuenta de la palinodia de don José Antonio Valdés y Huidobro, capitán de milicias[8].
En el teatro restaurado se representan tibias comedias e insulsas mojigangas moralizadoras. Marcó asiste con el oidor Lazcano, con el inseparable Pozo y con dos o tres familiares.
Las piezas de la época, que representan Nicolás Brito y Josefa Morales, como primeras figuras, son La virtud triunfante de la más negra traición y Los locos de mayor marca.
Es probable que desde la cazuela o galería, un roto contemplase a don Casimiro con sonrisa astuta y madurando nuevos proyectos.
La desmoralización se introduce entre los españoles por milagro de las noticias falsas y el ánimo de los republicanos se enciende con los ejemplares de las gacetas patriotas de Buenos Aires, que esparce en copias e! incansable Rodríguez.
Sus vastos recursos cada día se enriquecen con aportes sacados de la imaginación inagotable. Usa varios pseudónimos en las cartas a San Martín y debido a ello no se le descubre. El Alemán, Chancaca, Kipper, El Español y Chispa son sus nombres de guerra más conocidos; pero usa otros en sus relaciones directas con los chilenos. Un día se mete en la Recolección Franciscana de la capital y de ahí sale transformado en un piadoso y humilde lego, que es saludado por los Talaveras y se mezcla en los corrillos averiguando noticias del “corso” de Brown que inquieta a Marcó, o de la salud de su señoría el Gobernador.
Tan pronto es un fraile como un borracho; tan presto es un peón con el cigarro de hoja entre los labios, como se transforma en un hacendado de San Fernando que averigua el precio del trigo o charla con un oficial de Talaveras sobre temas de actualidad. Deja perder informaciones redactadas de un modo destinado a desorientar a los españoles y propaga rumores tendenciosos.
Su compañero de correrías, Juan Pablo Ramírez, usa el nombre de guerra de Astete. Entre Astete y El Chispa no hay secreto que no pierda su sigilo ni oculta noticia que no divulguen en alas de los arrieros que trotan hacia Cuyo, Rodríguez es el diablo cojuelo que se mete por los hogares santiaguinos y con su picardía natural sondea en los mentideros y tertulias. Su correspondencia con San Martín revela muchas de sus ideas y todas aparecen envueltas en un tono burlesco y sarcástico[9]
La acumulación de soldados en Santiago ha hecho muy intensa la vida de los burdeles y existe una rabiosa demanda de mujeres. Las chinas y cantoneras suben de doscientas.
Esto favorece el cultivo de las enfermedades de carácter venéreo y es probable que de ese tiempo date la primera epidemia de sífilis, cuyo progreso es tremendo por el estado precario de la profilaxis.
Con tal motivo escribe a San Martín: “El enemigo tiene tanta tropa enferma, que Grajales ha pedido se voten las putas para evitar una epidemia general en los soldados”.
Pozo y Lazcano son saetados en otra misiva: ‘‘Son los directores íntimos de Marcó, dice, y opinan como los peores demonios. Marcó es un cazoleta, a nadie visita por orden de su rey. Piden que lo vean aunque no puede corresponder. Pasea las calles movido en su coche”.
Sus amigas lo informan de lo que pasa en las casonas de los godos. Probablemente enamora a las criadas y obtiene así noticias de Casa Lazcano y de lo que piensan los canónigos realistas don Domingo Antonio Izquierdo, hombre falso, que se pasó a los españoles para disimular su anterior adhesión a la Patria, y don José Ignacio Infante, monárquico exaltado.
En el plan de San Martín había un aspecto muy interesante: hacer creer a los realistas que su expedición contra Chile iba a caer sobre las provincias del sur. Por esto, Marcó hizo enviar fuertes patrullas a los boquetes de esas regiones, lo que distrajo muchas tropas de la guarnición de Santiago.
Colchagua era foco de tumultos y de agresiones a los realistas. El guerrillero se mueve por sus campos y aloja en diversas partes. Llega hasta Teno y habla con Villota; despacha a Godomar desde Los Rastrojos; y se mete por las calles de San Fernando con modestas vestiduras de arriero, mientras la gendarmería realista empieza a buscarlo por lejanos sitios.
Rodríguez ha transformado su vida; pero llega también a pensar en el reposo. En una carta a San Martín, escrita el 28 de noviembre de 181 6, le dice: “Reducido Chile necesito descanso y no quiero más vida pública”.
Lo preocupa la suerte de su padre, que sirve un puesto fiscal y es objeto de persecuciones y de molestias. También piensa en su vida tan intranquila y en el porvenir incierto. Habla de su futuro y da a entender a San Martín que todos sus esfuerzos serían compensados con la secretaría del ejército u otro sitio en la burocracia.
También suele desazonarlo este constante peligro, en cuya provocación recibe extraña embriaguez; pero cuyas complicaciones suelen cansarlo. Dice en una de sus cartas al general San Martín: “A costa de mi pellejo me mantengo a la vista y muy vendido”.
Otras veces solicita con furor que se le remitan objetos para sus amigas y chucherías destinadas a ganarlas: “Mándeme carabanitas, pañuelos de seda para cubrir pechos, y otras droguillas de esta clase, muy bonitas y muy finas”.
Las mujeres son el leit motiv de toda su vida y en el incesante juego de sus amores no las olvida. De ellas expresa lo siguiente en una de sus más elocuentes cartas: “Aunque la generalidad de la gente es sin sistema, sin constancias ni resortes, cada mujer de las escogidas vale por todos los hombres juntos”.
Un sello con que marca sus misivas al jefe del ejército de los Andes es el regalo de una criolla. “El de ese modelo que acompaño, dice, será mi sello. Me lo regaló la mejor chilena y de la casa más sacrificada. Así se halla tu patria, me dijo, y así me hallo yo”.
En sus métodos de correspondencia utiliza las más originales designaciones. Junto con otros corresponsales de los patriotas, emplea una clave misteriosa. Así lluvias, significaba expedición; nueces, soldados de infantería; pasas, soldados de caballería, uvas, soldados de artillería; higos, victorias peruanas; papas, pérdida de los españoles; tabaco, probable protección de los ingleses, etc.
Con estas claves y moviendo a todos en su empresa agitadora, el avance de la libertad es un hecho y la esperanza se oculta silenciosa en los corazones criollos.
Las armas entran por la cordillera y los dineros y pistolas están circulando ya. Mucho se dilata este momento que todos esperan; pero rápido y eficaz será el resultado de su próxima acción.
José Eulogio Celis y Godomar están en tratos con Paulino Salas, maulino viejo y cazurro, y con Bartolo Araos. Salas es llamado “El Cenizo” por la participación que tuvo en un crimen cometido en la calle de ese nombre en la capital. En sus brazos meció a Neira y sus comunes experiencias están salpicadas crímenes y de latrocinios.
José Miguel Neira es uno de los salteadores más temibles del valle central. Su noviciado lo hizo junto al célebre Cenizo; pero con el tiempo lo sobrepuja en resolución y bravura.
Con toda esa gente tiene que entenderse Rodríguez. Más al sur hay un rico hacendado patriota, que acaudilla numerosos huasos ladinos y domina el estratégico sitio de Los Cerrillos de Teno, cuna de los salteadores más atrevidos y del cuatrerismo tradicional.
Don Feliciano Silva, astuto agricultor de San Fernando, es otro de los patriotas que ayudan a Rodríguez. Un día es un caballo, al siguiente un mensajero fiel, en otra oportunidad el escondite adecuado.
El incendio de la libertad se extiende por los campos y villas de Chile. Marcó, entretanto, da tumbos en su carroza con vitrales y escribe a sus hermanos de España solicitando nuevas condecoraciones y la gran cruz de Isabel la Católica.
El estado de las clases sociales es muy decidor. La nobleza de la capital se está pasando a! rey.
Manuel Rodríguez compendia su impresión sobre los estamentos del país en estas significativas líneas: “La gente media es el peor de los cuatro enemigos que necesitamos combatir. Ella es torpe, vil, sin sistema, sin valor, sin educación y llena de la pillería más negra. De todo quieren hacer comercio, en todo han de encontrar un logro inmediato y sino adiós promesas, adiós fe; nada hay seguro en su poder; nada secreto. La borrachera y facilidad de lengua que tachan gradualmente a la plebe y a las castas, nos impiden formar planes con ellos y aprovechar sus excelentes calidades en lo demás. Pero son de obra, están bastante resueltos y las castas principalmente tienen sistema por razón y echan menos la libertad; todos los artesanos desesperan, faltos de quehacer en sus oficios. La nobleza es tan inútil y mala como el estado medio, pero llena de buena fe y de reserva hacia el enemigo común; más tímida y falta de aquella indecente pillería, no le encuentro otro resorte que presentarle diez mil hombres a su favor, cuando no tengan tres en contra”.
Y agrega aún: “El español es nuestro menor y más débil enemigo. Está generalmente aborrecido en los pueblos; su oficialidad y tropa sin honor ni sistema. Sólo se envidian; sólo falta quién los compre. Los Talaveras y Chilotes (soldados) son los únicos que consideran su rey. Aquellos no pasan de cien y estos que por falta de ilustración adoran la fantasma más despreciable, son tan miserables y tan sin genio, que por dos reales atienden la lección más libre y la buscan al día siguiente porque se repita la limosna; son esclavos que harán lo que mande el amo que mande”.
Y termina con esta sentencia elocuentísima: “A Chile no le encuentro más remedio que el palo”.
San Martín recibía así constantes noticias por los boquetes de la cordillera y Justo Estay, su fiel amigo aconcagüino en más de una oportunidad saca las nuevas de Chile, disimulando la condición de espía bajo el impenetrable rostro cobrizo y el chupallón del arriero.
Las noticias que llegan del sur desazonan a Marcó y las órdenes salen de palacio con toda nerviosidad. Las patrullas confiscan caballos y los mandatos de requisamiento se reiteran con vehemencia.
Marcó cuenta con Morgado y San Bruno, que extreman la vigilancia. Ya se conoce en todo Santiago la presencia del ex secretario de la Junta y su cabeza es puesta a precio. Un día, en plena primavera, se deja caer una lluvia sobre Santiago. Rodríguez toma el papel y anota estas reflexiones, que van destinadas a San Martín: “El domingo 17 se traspuso aquí el temperamento de Mendoza. Pasó una nube que en varias partes del reino hizo llover tres horas bajo un sol luciente y con bastante calor. Yo la tuve por la embajada de usted, como la columna que precedía a los judíos”.
Entre multas, prisiones y medidas draconianas se empieza a hundir el efímero período de la Reconquista. Los santiaguinos se la tienen jurada a San Bruno y Marcó se agita en medio de intranquilos sueños. Por los barrios estallan los tumultos y el roterío cada vez se alza más contra sus opresores.
En el sur, Neira tiene en un puño la provincia de Colchagua y Villota ha regresado de Mendoza, a donde tuvo que huir de los carabineros que lo perseguían por los cerrillos y por los bosques de quillayes. Los arrieros que pasan por Rancagua sin pasaporte son multados con dos patacones.
Las viejas cambian augurios y las comadres comentan los reiterados allanamientos hechos a los franciscanos. Todo el país trepida en una actividad febril, que asume caracteres variados y contradictorios desde la tiniebla de los conciliábulos nocturnos hasta el grito subversivo lanzado en las bocacalles de la Cañadilla o de Guangalí. Eran los signos que preceden a las tormentas.

Notas:
[1] En octubre de 1815, a causa de la contribución mensual que se impuso a todos los habitantes pudientes de Chile, se presentaron al Gobierno español numerosas solicitudes en que se pedían excepciones del pago. Juan Martínez Luco de Aragón, vecino acaudalado de Santiago, sostenía que por los vetustos privilegios de su casa se le debía eximir del pago. Osorio puso al pie de esa pintoresca solicitud: “Como Luco y Aragón, libre de contribución. Como vecino y pudiente, pagará al día siguiente”.- Barros Arana,Historia General de Chile. Tomo X, pág. 110.
[2] L a cronología de las actuaciones de Rodríguez ofrece algunas dificultades, pero no rompe la armonía de un relato. El 26 de mayo de 1816 solicita a San Martín desde San Fernando que entregue cien onzas a José Godomar, quien lo secunda en Colchagua y mueve a los arrieros que van a Cuyo. Contra lo que opina Barros Arana y otros historiadores es más probable suponer que Rodríguez no hizo tres viajes a Mendoza como se ha dicho, sino que vivió todo el año 1816 oculto en Chile. Conocemos comunicaciones suyas fechadas en marzo de ese año y lo más probable que enviase arrieros al otro lado de la cordillera con el fin de solicitar dinero e instrucciones.
[3] José Magdas da a Rodríguez 275 pesos el 14 de junio de 1815. Manuel y José María Bravo le proporcionan cien pesos el mismo día. San Martín también entregó doscientos treinta y tres pesos el 14 de octubre de 1815 a Juan Pablo Ramírez.
[4] Sobre los primeros tiempos del gobierno de Marcó hay un documento muy curioso debido a la pluma de Rodríguez Aldea: “Ya no hubo chileno con empleo y representación, dice; todos son separados y sustituidos por españoles y europeos; hasta los escritos y memoriales se encabezaban con lo de natural de España, y se quedaba seguro del buen éxito. Los subdelegados americanos y los comandantes militares en todos los partidos, desde Copiapó a Chiloé, fueron quitados; el mando del batallón de Concepción se arrancó al antiguo teniente coronel Boa y se le dio a Campillo; el de Dragones se le quita a Santa María y se entrega a Morgado; del de Chillán se despoja a Lantaño para darlo a Alejandro: el de Valdivia a Carvallo, para poner a Piquero. Todos los días había ascensos militares, y no se dio ejemplo que un americano participase de aquella prodigalidad. Campillo que salió de España subteniente de milicias y llegó a Chile con el grado de capitán, en menos de tres meses se vio teniente coronel de ejército y comandante; Alejandro, de teniente ayudante se viste de coronel y obtiene una comandancia; Piquero, capitán, es hecho coronel comandante-; todos los oficiales de Talavera subieron en razón de lo que bajaban los del país; hasta los sargentos, cabos y soldados se transformaron repentinamente en oficiales, y hubo un gitano, cabo segundo de Talavera, que fue hecho oficial de un cuerpo de
caballería por !a razón que alegó, de que él hacia nobles a todos los que venían deEspaña desde que pasaban El Cabo. etc.”
Vid. Carta de don Cayetano Requena, capellán mayor, de la escuadra de Chile, al sacerdote del Perú, escrita por don J. A. Rodríguez Aldea, 1820.
[5] Sobre tales obras dice Rodríguez: “Estas fortalezas se hallan sin adelantamientos notables, sólo la del norte que mira la entrada de la plaza por el sur está principiada a fosear, puesto cimientos y cerca los ladrillos de sus murallas, el piso va enlozado, ya hay piedra sobrada.
“El foso del cerro está a mucho menos de la mitad. La fortaleza del sur, que mira al occidente por la calle de San Agustín, tres cuadras al sur de la plaza, no ha salido de la imaginación, como ni la principal nombrada castillo, en la cima y queda entre las dos. Para hacer su plan se piensa romper a fuego las piedras”.
[6] La tradición guarda por muchos años en Santiago el recuerdo de los horrores de este tiempo. Por entonces estaba ya en desuso la pena de la horca y las ejecuciones capitales se hacían a bala. El verdugo de la cárcel de Santiago no tenía experiencia en la tarea de ahorcar y tuvo que ensayarse con algunos carneros que eran colgados como si fuesen patriotas.
[7] En varias cartas de Rodríguez hay referencias a la Recolección Franciscana. El 13 de marzo de 1816 dice: “El papel que acompaño, del que encargo mucha reserva aún con su mayor amigo me ha impedido hasta ahora tratar con los frailes Recoletos”.
El 16 de abril agrega: “El viernes santo fue San Bruno a la Recoleta Franciscana y dejó arrestado al padre fray Francisco Javier Ureta, hombre de 70 años y tullido, hizo lo mismo con el padre definidor Vidal, luego pasó a llevarse presos a don José Antonio Prieto y a don Nicolás Mujica, vecinos de dicho convento; el por qué es digno de risa. Afirman que estos individuos todos inhábiles tenían fraguada una conspiración, lo que es muy falso, pues todos, a excepción de Prieto, son inválidos, ello es que quedan presos y que el denunciante ha sido un lego Chávez de allí mismo y una beata dicen que son 22 los cómplices de este figurado crimen y que desciende de mucho miedo, de sumo celo, o según acá juzgamos del odio implacable con que nos miran…”
En otra carta del 20 de abril de 1816 comunica la prisión de un padre Bacho. Es indudable que los frailes de la Recolección Franciscana por documentos que hemos leído del Archivo San Martín, ayudaron a la obra de los independientes.
[8] Sobre esta sumisión de la clase alta dice lo siguiente Barros Arana: “En Chile, todos las poseedores de títulos nobiliarios, con excepción de uno solo, se habían pronunciado contra la revolución. Aún
ese uno, que era el conde de Quinta Alegre, don Juan Agustín Alcalde, aunque miembro del Cabildo de 1810, y del Congreso de 1811, no era patriota resueltamente declarado por tal, de manera que bajo el Gobierno de la reconquista quedó viviendo tranquilo en Santiago, sin que Osorio ni Marcó lo molestaran un solo día”.-Barros Arana, Historia General de Chile, tomo XI, pág. 26.
[9] En una carta a San Martín, Rodríguez se expresa desconfiadamente de la nobleza criolla. “Vamos a otra cosa. Antes de tratarla ha de estar usted, dice, en que la nobleza de Chile no es necesaria por el gran crédito que arrastran en este reino infeliz las cartas y las barrigas. Así es indispensable jugar con ellos o a lo menos no prepararles guerra hasta cierto tiempo”.

Fiestas y celebraciones tipicas de Chile

Fiestas y Celebraciones
de la Republica de Chile

Fiestas Patrias:

Se celebran durante todo el mes de septiembre, pero especialmente los días 18 y 19, con ramadas, juegos populares y desfiles; entre éstos el más importante es la Parada Militar que se realiza en Santiago, en la elipse del Parque O’Higgins el día 19 de septiembre, Día del Ejército.
En algunas localidades se celebra el llamado “18 chico” el fin de semana siguiente a las Fiestas Patrias; en estas fechas es también tradicional la fiesta de la Pampilla en Coquimbo.

Fiesta de la Vendimia:

Al final de la temporada de cosecha de uvas se reúnen hombres y mujeres vendimiadores en una gran fiesta. En ella se mencionan España y Francia, tanto en los brindis como en las canciones que los acompañan; ello se entiende al relacionarlo con la llegada de las primeras cepas de origen español y los primeros técnicos franceses.

Putre:

Carnaval de Putre: Esta celebración se realiza en los últimos días de febrero, antes de cuaresma. Acuden a ella habitantes aimaras de los poblados altiplánicos. Además de música y comida, hay bailes, máscaras y disfraces que representan la cosmovisión andina.

Codpa:

Fiesta de la vendimia de Codpa: Entre marzo y abril se realiza, en la localidad de Codpa, la fiesta de la vendimia de las uvas con las cuales se elabora el vino pintatani, grueso y frutoso.

Caspana:

Enfloramiento del ganado: Entre enero y marzo, se realiza en todos los corrales familiares del poblado andino de Caspana una particular ceremonia que incluye bailes, cantos y rogativas, en la cual se coloca lana a los animales.

Chiu Chiu:

Via crucis en Chiu Chiu: Entre marzo y abril, para Viernes Santo, se realiza en el pueblo altiplánico de Chiu Chiu un tradicional via crucis español que incorpora elementos criollos haciendo de la celebración un interesante espectáculo.

La Tirana:

Fiesta de la Tirana: Esta fiesta religiosa se lleva a cabo cada 16 de julio en la localidad nortina de La Tirana. La celebración se realiza en honor a la Virgen del Carmen y es una de las más importantes y conocidas del país. Destaca por los bailes, los cantos, la gran cantidad de fieles venidos de todo el país y en especial por las máscaras y disfraces de múltiples colores.

Pica:

Fiesta de Reyes: Se realiza en la localidad de Pica, a 117 km. al sureste de Iquique a 1.300 m. sobre el nivel del mar. Su celebración se extiende a grandes ciudades como Arica e Iquique, en las cuales los adornos navideños de casas y locales comerciales se mantienen hasta dicha fecha.

Aiquina:

Virgen de Guadalupe de Aiquina, 8 de septiembre. Se celebra en el poblado de Aiquina, ubicado a 75 km. al noreste de Calama y a 2.980 m. de altura. La fiesta tiene una duración de cinco días y se inicia tres días antes de la fecha indicada.

San Pedro de Atacama:

Carnaval atacameño: Durante la segunda semana de febrero, tanto en San Pedro de Atacama, como en Chiu Chiu, Caspana y los demás pueblos atacameños de la zona, se celebra un carnaval con disfraces, bailes típicos y degustación de gastronomía y bebidas típicas de la región.

Vallenar:

Fiesta del Roto Chileno: El fin de semana más cercano al 20 de enero se celebra en la quebrada de Pinte, hacia el interior de Vallenar, un festival costumbrista organizado por la junta de vecinos en el que se realizan competencias típicas chilenas.

El Tránsito:

Fiesta huasa de El Tránsito: Durante la segunda semana de febrero el club de huasos de la localidad de El Tránsito realiza una fiesta que consiste en competencias campesinas y espectáculos folclóricos.

San Félix:

Fiesta de la vendimia de San Félix: Durante todo febrero en el pueblo de San Félix, a doscientos kilómetros de Copiapó, en el valle del río El Carmen, se realiza la principal fiesta de la zona, que es organizada por la junta de vecinos. A los bailes en la plaza los fines de semana acuden habitantes de todo el valle y culmina con un festival gastronómico y un concurso de artesanías locales.

San Fernando/Copiapó:

La Candelaria, primer domingo de febrero. Su celebración se efectúa en la localidad de San Fernando, a 4 km. al este de Copiapó. También es venerada en otros puntos del país. La Virgen de la Candelaria se representa con una vela en las manos como símbolo de la purificación de la mujer. Es una de las fiestas más antiguas del norte y reúne a fieles de todo el país y de naciones limítrofes.

Tierra Amarilla:

Fiesta del Toro Pullay: En la localidad de Tierra Amarilla se celebra, a finales de febrero, esta antigua fiesta costumbrista con comparsas por las calles que acompañan a personajes disfrazados que representan el bien y el mal.

Los Choros:

San José Obrero: El santo carpintero es celebrado el 19 de marzo en Los Choros con una fiesta religiosa que cuenta con bailes chinos de la zona y de otras localidades y regiones.

La Serena:

Virgen del Rosario: Con cantos antiguos y tradicionales se manifiesta el 8 de enero en la localidad de Diaguitas, en La Serena, la devoción a la Virgen del Rosario. Una fiesta y una procesión cierran esta celebración.

Salamanca:

Señor de la Tierra: El segundo domingo del mes de enero se celebra en la localidad precordillerana de Cunlagua, cercana a Salamanca, la Fiesta del Señor de la Tierra, la más importante de la comuna y en la cual se pueden apreciar las faenas agrícolas y ganaderas.

Monte Patria:

Festival de Tulahuén: A 45 minutos hacia la cordillera desde Monte Patria se realiza, durante la segunda semana de febrero, una exposición de vinos, quesos y tejidos.

Vicuña:

Fiesta de la vendimia en el Valle del Elqui: Durante todo febrero en Vicuña se celebra la vendimia con bailes, música y actividades campestres. En Paihuano se realizan fiestas típicas, como la pampilla de verano, la noche de estrellas y el Festival de la Voz de la Uva.

Sotaquí:

Fiesta del Niño Dios, 6 de enero. Se celebra en el pueblo de Sotaquí, ubicado a 8 km. de Ovalle. En ella toman parte creyentes chilenos y argentinos. Destacan las hermandades de danzantes ataviados con vistosos trajes de vivos colores y muy adornados.

Combarbalá:

Encuentro artístico de Combarbalá: Durante semana santa en la localidad de Combarbalá, pueblo dedicado a la explotación de la piedra combarbalita, en la Región de Coquimbo, se realiza un encuentro de pintores y escultores nacionales y regionales.

La Ligua:

Tejidos de La Ligua: Cada mes de enero, durante una semana se realiza una feria de los tradicionales tejidos de La Ligua, organizada por la Municipalidad en la Plaza de Armas.

Calle Larga:

Fiesta en Calle Larga: En el mes de enero, en la localidad de Calle Larga se realiza una fiesta en torno a la cosecha del trigo. La actividad se inicia acumulando las gavillas y seleccionando las yeguas. Durante la trilla hay bailes campesinos, competencias, actuación de conjuntos folclóricos y gastronomía típica.

Olmué:

Festival del Huaso de Olmué: A fines de enero se realiza en Olmué este tradicional festival de la canción folclórica, uno de los más importantes del país, organizado por la Municipalidad.

San Bernardo:

Festival de San Bernardo: La última semana de enero tiene lugar el Festival Nacional de Folclor de San Bernardo, la competencia musical más importante en este género. Durante cinco días se presentan grupos nacionales y extranjeros en el anfiteatro de San Bernardo.

Culiprán:

Festival del choclo cabello rubio: Esta festividad que se realiza durante febrero en la localidad de Culiprán, famosa por su producción de choclos, reúne a las familias de los campesinos para la compra de productos agrícolas. Este es uno de los eventos más importantes de la zona para los agricultores de la comuna de Melipilla.

Los Andes:

Fiesta huasa y trilla a yeguas: En la primera semana de febrero, en San Esteban, Los Andes, se realiza un festival folclórico que se festeja con trilla de yeguas, carreras a la chilena y otras competencias campesinas, además de comidas típicas. Gran cantidad de público se reune en el Parque Municipal La Hermita.

Limache:

Virgen de las Cuarenta Horas: En el último domingo de febrero, gran cantidad de fieles se dirige a la parroquia Santa Cruz de Limache, donde, durante cuarenta horas, se celebra esta fiesta religiosa en honor a la virgen.

Casablanca:

Encuentro Nacional de Payadores: A mediados de marzo, durante dos días, se celebra en Casablanca, un encuentro nacional de payadores, al cual acuden cultores y estudiosos de esta expresión folclórica de todo el país.

Virgen de Lo Vásquez:

Virgen de Lo Vásquez, 8 de diciembre. Esta festividad se realiza en el Santuario de Lo Vásquez, a 32 km. de Valparaíso. Es la más significativa de las fiestas de V Región. Gran cantidad de peregrinos llegan a ella a pagar sus mandas.

San Felipe:

Fiesta de la vendimia en San Felipe: Con motivo de la vendimia, durante marzo se desarrolla en San Felipe una fiesta tradicional con actividades culturales y folclore, en la que participa un numeroso público.

Zona Central:

Fiesta de Cuasimodo: La fiesta de Cuasimodo, que se celebra entre marzo y abril, adquiere gran colorido y masividad en las localidades de Lo Abarca, Cuncumén, Lo Barnechea, Llay Llay, Casablanca, Maipú, Talagante, Conchalí e Isla de Maipo. En esta celebración religiosa callejera, que se realiza el domingo siguiente a la Pascua de Resurrección, el sacerdote lleva la comunión a los enfermos, acompañado por huasos en carros, caballos y bicicletas, adornados con flores, papeles, banderas chilenas y otras estampas.

San Clemente:

Encuentro chileno-argentino: Durante la primera quincena de enero se realiza el Encuentro chileno-argentino en el límite fronterizo Paso Pehuenche, en San Clemente. Se trata de un evento organizado por las municipalidades de ambos lados de la cordillera (San Clemente en Chile y Malargue en Argentina). Incluye música folclórica, bailes y competencias deportivas.

Cauquenes:

Fiesta de San Sebastián: Entre el 15 y el 21 de enero se celebra en Colbún la Fiesta de San Sebastián, en la que fieles y devotos peregrinan durante una semana para pagar favores y mandas al santo en la localidad de Panimávida. El 20 de enero se celebra al mismo santo en una peregrinación hasta Pelluhue, en Cauquenes.

Cachivo:

San Sebastián de Cachivo: El 20 de enero y el 20 de marzo, en Cachivo, camino a Las Lomas, se celebra a San Sebastián con una fiesta de gran colorido en la que intervienen gran cantidad de tradiciones locales. Miles de personas llegan a pagar sus mandas hasta el santuario, ya sea caminando, en carretelas o a caballo.

Pelluhue:

Festival de la Trilla: La última semana de enero, en el gimnasio municipal de Pelluhue, se celebra un festival de la canción con la participación de destacados folcloristas nacionales. Se trata de un certamen competitivo de gran nivel y trayectoria.

Quiñipeumo:

Festival de la Sandía: La última semana de enero se realiza en el pueblo de Quiñipeumo, Maule, este festival que reúne a agricultores y campesinos en torno al folclor. Juegos criollos, competencias deportivas y musicales, además de la elección de reina, forman parte de la celebración.

Pelluhue:

Trillas a yegua suelta en Pelluhue: A fines de enero y principios de febrero en la localidad de Pelluhue se realiza la trilla a yegua suelta con encuentros campesinos costumbristas, amenizados por grupos folclóricos y cantores populares. El dueño de casa, con apoyo de la municipalidad, ofrece comida y tragos típicos.

Amerillo:

Carnaval del agua: A fines de enero e inicios de febrero, en la localidad de Amerillo, por la ruta internacional El Pehuenche, se realiza una fiesta tradicional que incluye elección de reina, juegos criollos y un espectáculo artístico bailable.

Licantén:

Rodeo oficial de Licantén: El rodeo de Licantén, que se celebra la primera semana de febrero es el más importante del sector. De él salen representantes para la competencia nacional y regional. Hay demostraciones de riendas y amansaduras.

Linares:

Feria internacional de artesanía de Linares: Durante la segunda quincena de febrero se realiza en Linares una feria de artesanía que reúne exponentes seleccionados de la artesanía tradicional de diferentes países.

Coihueco:

Coihueco y sus raíces criollas: Durante la primera quincena de enero se realiza en Coihueco, Chillán, una fiesta de tres días para mostrar la música, el baile, la gastronomía y las actividades campesinas tradicionales de la zona. El evento se realiza en un escenario flotante en el embalse de Coihueco.

Yumbel:

San Sebastián de Yumbel: El 20 de enero y el 20 de marzo se celebra a San Sebastián en Yumbel. Miles de peregrinos, que recorren largas distancias caminando, e incluso de rodillas, llegan de todo el país a rezar y a pagar sus mandas a la iglesia parroquial, donde se encuentra la imagen del santo, en una muestra impresionante de devoción religiosa popular.

Santa Cruz:

Fiesta de la vendimia en Santa Cruz: Con motivo de la vendimia, durante marzo se desarrolla en Santa Cruz una fiesta tradicional con actividades culturales y folclore, en la que participa un numeroso público.

San Ignacio:

Rodeo oficial de San Ignacio: El primer fin de semana de febrero, en la medialuna de San Ignacio, se realiza un rodeo de alto nivel, que cuenta con la participación de destacadas colleras a nivel regional y nacional. Es organizado por el Club de Huasos Rodeo Chileno.

Yungay:

Fiesta de la Candelaria en Yungay: En la capilla de Yungay, a 69 kilómetros de Chillán, se celebra el 2 de febrero una misa en honor a la Virgen de la Candelaria, en la que se bendice la imagen de la divinidad. En la cercana localidad de Pangal del Bajo se realiza una fiesta criolla con ramadas, vinos y comidas típicas.

Tirúa:

Feria costumbrista de Tirúa: En la comuna de Tirúa se realiza, durante la primera quincena de febrero, una feria costumbrista con actividades culturales, muestra de artesanías, productos agrícolas y degustación de comidas típicas.

Puerto Saavedra:

Fiesta de San Sebastián en Puerto Saavedra: El 20 de enero se celebra en la localidad de Puerto Saavedra una fiesta religiosa en honor a San Sebastián con abundante comercio.

Carahue:

Semana de Trovolhue: La cuarta semana de enero se celebra la semana de Trovolhue, en la localidad cercana a Carahue. La celebración incluye gastronomía, folclor y recreación.

Villarrica:

Muestra mapuche de Villarrica: Durante el verano se realiza una exposición en la feria mapuche de Villarrica. Allí se pueden encontrar trabajos de importantes artesanos, además de la reproducción a escala real de una ruca construida en totora y junquillo.

Futrono:

Nguillatún en Futrono: En la localidad de Futrono, a orillas del Lago Ranco, en la Región de los Lagos, desde el 12 hasta el 14 de febrero se realiza un nguillatún mapuche. Se trata de un ritual colectivo de acción de gracias y petición por las cosechas y el bienestar de la comunidad.

Niebla:

Encuentro costumbrista de la Costa: A 20 minutos de Valdivia, en Niebla, se realiza durante la segunda y la tercera semana de febrero un encuentro cultural, costumbrista y gastronómico en el cual se venden comidas típicas y artesanía.

Frutillar:

Exposición de artesanía local de Frutillar: Entre el 15 de enero y el 15 de febrero se realiza en el Colegio Bernardo Phillippi de Frutillar una muestra de artesanía local organizada por la Municipalidad.

Frutillar:

Fiesta criolla de los colonos en Frutillar: El primer domingo de febrero tiene lugar en la Colonia La Radio, en Frutillar, una festividad que incluye carreras a la chilena, juegos criollos, cabalgatas, paseos en carretón y espectáculos folclóricos. Hay un gran despliegue de comidas típicas: asados al palo de cerdo, de cordero y de vacuno, anticuchos, cazuelas, curanto, empanadas, sopaipillas, pastel de choclo, tortillas, kuchen, tortas, mote con huesillos, entre otras cosas.

Carelmapu:

Fiesta de la Candelaria en Carelmapu: El 2 de febrero se realiza, en honor a la Virgen de la Candelaria, una peregrinación de feligreses en la localidad de Carelmapu. Llegan allí gran cantidad de embarcaciones engalanadas, provenientes de la Isla de Chiloé. La celebración dura un día entero.

Caulín:

Festival santuario de las aves Caulín: Durante todos los fines de semana del verano, en la localidad de Caulín, a 9 kilómetros del Canal de Chacao, se lleva a cabo una fiesta costumbrista incorporada dentro de las actividades turísticas de Ancud que incluye artesanía, folclor y gastronomía.

Castro:

Fiesta tradicional de Nercón: Gastronomía, folclor y faenas tradicionales forman parte de la fiesta campesina que el 5 de febrero tiene lugar en Nercón, a pocos minutos de Castro. Al otro dia la celebración se repite en La Estancia, a 5 kilómetros de Castro.

Llau Llau:

Maja chilota: El 13 de febrero en la localidad chilota de Llau Llau, se realizan faenas tradicionales y una fiesta campesina para la elaboración y degustación de la chicha de manzana.

Quemchi:

Festivales costumbristas chilotes: A mediados de febrero, durante el fin de semana, en la localidad de Quemchi, a 60 kilómetros de Ancud, se organiza un festival musical que incluye gastronomía y artesania. En tanto, el tercer fin de semana del mes se realiza en el Parque Municipal de Castro el Festival Costumbrista Chilote, que incluye muestra cultural, folclor, faenas típicas, artesanía, gastronomía, y exposición de las distintas variedades de papas nativas. En Puerto Natales todos los años, en febrero, el Centro Hijos de Chiloé, que agrupa a inmigrantes de la isla, organiza un encuentro musical que busca preservar las costumbres chilotas.

Punta Arenas:

Ganado de Punta Arenas: La primera semana de febrero, durante tres días se realiza la Feria Ganadera Expogama en Punta Arenas, organizada por la Asociación de Ganaderos de Magallanes. Incluye exposición de ganado y gastronomía local.

banderas y escudos de Chile

banderas y escudos de Chile

cuatro siglos de uniformes en chile

Batallas y combates en la Historia de Chile

1485:
Batalla del río Maule: Los mapuches detienen el avance de los incas que lleguen en su dominación hasta las márgenes del río Maule. Tal acción hace que los habitantes del sur del Maule sean conocidos por los incas como "poromaucas, palabra que se españolizó como promaucaes. Existe una duda razonable sobre la fecha, que bien podría ser hacia 1520.

Septiembre 1536:

Batalla de Reinohuelén: Combate librado en 1536 entre conquistadores españoles al mando de Gómez de Alvarado y guerreros mapuches, en la confluencia de los ríos Ñuble e Itata, en Chile.
Enero 1541:
Combate del Mapocho: Don Pedro de Valdivia se puso en contacto con el cacique Vitacura, principal representante de los incas en estas tierras, manifestándole la intención de levantar una ciudad en la isla del cerro Huelen. El consentimiento de Vitacura provocó la indignación del cacique Michimalonco.

Enero 1541:

Escaramuzas en Aconcagua: Diversos enfrentamientos contra las fuerzas de Michimalonco, quien tendió variadas emboscadas a los expedicionarios y lo mismo hicieron Catiputo, Tanjalongo y otros caciques subalternos.
Mayo 1541:
Conquista de la fortaleza de Paidahuén: Pedro de Valdivia se dirige contra Michimalonco, Como rescate para recuperar la libertad, este ofrece los lavaderos de oro de Marga-Marga.
Agosto 1541:
Desastre de Con Con: Los caciques Trangolonco y Chigalmanga, queman un bergantín en construcción en la desembocadura del Estero Marga-Marga, matan a los españoles, negros e indios peruanos, escapando sólo Gonzalo de los Ríos con un esclavo negro.. Se desata un levantamiento general que comprende los valles de Aconcagua y Cachapoal.

11 de Septiembre 1541:

Destrucción de Santiago: Michimalonco, como caudillo (toqui) general de los indios de la comarca, encabezó contra la recién fundada ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, un asalto el 11 de septiembre de 1541 que terminó en fracaso, merced a la sostenida resistencia de los españoles que guarnecían la plaza. En la defensa de la ciudad, se señaló particularmente doña Inés de Suárez que no dudó en dar muerte a Quilicanta y a siete caciques picunches entre los que se contaba el Cacique Apoquindo, prisioneros de los españoles que el ejército indígena pugnaba por libertar. De lo desigual del combate da fe la desproporción en el número de los combatientes, que fue de unos 10.000, por parte de los picunches, y de 55 soldados, más 5.000 yanaconas auxiliares, por los españoles.
Febrero 1544:
Combates en el Cachapoal y en el Maipo: Hasta esta fecha, Valdivia no había podido reconocer su gobernación más allá del Cachapoal, y su dominio efectivo sólo abarcaba los alrededores de Santiago, y con menor seguridad, el valle de Quillota. Con los refuerzos que le trajo Monroy, resolvió extenderlo hasta el sur sin trazarse límites y hacia el norte, hasta La Serena.

Agosto 1544:

Combate en el Limari: Pero Gómez se había encaminado al valle de Aconcagua con el propósito de someter a los indios radicados en él. Michimalongo lo obligó a retroceder hasta Santiago y el gobernador tuvo que dirigirse personalmente contra el célebre cacique.

20 de Febrero 1546:

Combate de Quilacura: Fue una batalla en la guerra de Arauco, combate nocturno, a cuatro leguas del Río Biobío, entre la expedición española de Pedro de Valdivia y una fuerza de guerreros mapuches, liderada por el toqui Malloquete. En este enfrentamiento fue capturado un mozalbete llamado Lautaro.

11 de Enero 1549:

Destrucción de La Serena: Cuando recién comenzaba a cimentar su historia, una sublevación de los indígenas provoca la muerte a casi todos los españoles (escapando, al parecer sólo un sobreviviente llamado Juan Cisternas), destruyendo e incendiando el poblado como represalia del mal trato recibido por los diaguitas de parte de los conquistadores españoles.

24 de Enero 1550:

Expedición a Arauco: Iba a empezar la guerra de Arauco. Cuarenta mil guerreros mapuches van a luchar durante tres siglos por el predominio y la supervivencia contra el invasor español y sus descendientes y contra los antiguos señores del suelo los representantes del pueblo chincha-chileno ahora aliado del nuevo invasor.

22 de Febrero 1550:

Combate de Andalién: Pedro de Valdivia, en su avance al sur, desea fundar una ciudad en la zona de Penco. En su intento es detenido por los mapuches y después de duro combate, los derrota. El ataque ocurrió en la noche y sólo se alcanzó la victoria una vez dejar los caballos y pelear aquí en lucha cuerpo a cuerpo.
12 de Marzo 1550:
Batalla de Penco: Fue una batalla entre 60.000 Mapuches bajo comando de su toqui Ainavillo con sus aliados de Arauco y de Tucapel y contra 200 españoles de Pedro de Valdivia con una gran cantidad de Yanaconas incluyendo 300 auxiliares de Mapochoes bsjo ordenes de su líder Michimalonco que defendía la fortaleza recosntruida en Penco.

14 Diciembre 1553:

Combate de Purén: Los indios se dieron cuenta del debilitamiento de los españoles y que, a pesar de su disimulo, no sabían ocultar su contento ante la proximidad de la venganza. La forma como se desarrolló la rebelión, manifiesta que venía preparándose desde hacía tiempo, pero los detalles nos son desconocidos.

25 de Diciembre 1553:

Batalla de Tucapel: Pedro de Valdivia muere a los 51 años, el conquistador español y sus soldados son derrotados y todos muertos por las huestes araucanas de Lautaro.
26 de Diciembre 1553:.
Los 14 de la Fama: Se conoce con este nombre al grupo de trece soldados españoles más su capitán, Juan Gómez de Almagro, que sostuvieron una dura resistencia en la cordillera de Nahuelbuta al ataque del fuerte San Diego de Tucapel en Cañete, provincia de Arauco por el toqui Lautaro y sus huestes.

26 de Febrero 1554:

Batalla de Marihueñu: Victoria mapuche bajo el mando de Lautaro. El sur de Chile queda en manos de los mapuches. Los españoles abandonan la ciudad de Concepción.
27 de Febrero 1554:
Destrucción de Concepción: Luego de la derrota de Marihueno, el espanto y la desazón se apoderaron de los habitantes de Concepción que sólo atinaron a huir. Los caminos que conducían a Santiago, comenzaron a llenarse de la gente que escapaba en medio de una confusión indescriptible.
02 de Noviembre 1555:
Expedición de Villagra y Defensa de La Imperial: Pedro de Villagra, que había quedado en La Imperial con 150 hombres empezó por fortificar y pertrechar la ciudad. La rodeó de fosos y de parapetos, y distribuyó la, gente en cuadrillas, cada una Con su caudillo y con la orden precisa de lo que debía hacer en caso de asalto. Pero los indios, distraídos con el triunfo de Marigüeñu o no sintiéndose capaces de atacar a los españoles dentro de la ciudad, no la asaltaron ni establecieron un sitio en regla.
12 de Diciembre 1555:
Segundo ataque a Concepción: A pesar de la mortandad, Lautaro pudo reunir un ejército que, po¬siblemente, fluctuaba alrededor de unos 4.000 mapuches, y atacó a Los Confines (Angol). Los españoles huyeron a La Imperial sin intentar si¬quiera la resistencia. Inmediatamente, el generalísimo mapuche dirigió su ejército sobre Concepción.
14 de Noviembre 1556:
Acción de Mataquito: Lautaro, habiendo cruzado el Maule, acampa en Mataquito. Diego Cano, enviado por el cabildo de Santiago sostiene contra él y es derrotado.

01 de Abril 1557:

Muere el cacique Lautaro en el combate de Peteroa. El y sus hombres fueron atacados por sorpresa en el pucará de Petorca.
09 de Agosto 1557:
Ataque al Fuerte San Luis: Tras la victoria de Peteroa, los españoles procedieron a levantar un fuerte que llamaron San Luis el que estuvo mandado por don Garcia Hurtado de Mendoza en las cercanías de la destruida Concepción, es decir donde hoy se levanta el puerto de Talcahuano. Ahí fueron atacados por tres escuadrones araucanos que estaban al mando de los toqui Grecolano, Petegolen y Tucapel.

08 de Noviembre 1557:

Batalla de Lagunillas: Fue la primera batalla en que las tropas del virrey Andrés Hurtado de Mendoza libraron contra los araucanos del cacique Caupolicán..En este enfrentamiento fue tomado prisionero el caudillo Galvarino, que, como castigo, sufrió la amputación de ambas manos.

30 de Noviembre 1557:

Batalla de Millarapue. El caudillo mapuche Caupolicán es derrotado por los españoles. Galvarino cae nuevamente prisionero y es ahorcado. Las fuerzas realistas acamparon en Millarapue, al interior de la Araucanía el 29 de noviembre. Los mapuches al mando de Caupolicán intentaron un ataque en la alborada del 30 de noviembre, por sorpresa al campamento enemigo. El número de atacantes era de 3.000 a 10.000 al frente de ellos venía Galvarino, que se mostraba con sus dos brazos cortados azuzando las pasiones de sus camaradas.
20 de Enero 1558:
Batalla de Cayucupil: Aquella mañana del 20 de enero lentamente ingresaban al desfiladero de Cayucupil o Quebrada de Puren llevando grandes cantidades de pertrechos. Cuando se hallaban a mitad de la Quebrada de Puren fueron atacados por cientos de mapuches que desde una altura superior arrojaban descumunales piedras y cuanto objeto ofensivo encontraban, causando numerosas bajas.

05 de Febrero 1558:

Sitio y Batalla del Fuerte de Cañete: Cañete fue rodeado y sitiado por más de 15.000 mapuches que establecieron un sitio al fuerte. La idea de Caupolicán era dejar morir de hambre a los sitiados. Andresillo abrió las puertas del fuerte y se introdujó una masa de mapuches en forma silenciosa, cuando ya casi estaban todos al interior del fuerte fueron recibidos por descargas de fusilería en forma alternada que dejaron una gran mortandad entre los atacantes que fugaron en desbandada.

13 de Diciembre 1558:

Batalla de Quiapo: Unos mil quinientos mapuches al mando del cacique Petegolen se dieron a la tarea de levantar un fuerte en los llanos de Quiapo ubicado en las cercanías de la Ensenada del Carnero, al norte de Lebu y muy próximo de donde los españoles tenían levantado un formidable recinto militar desde el cual como punta de lanza clavado en el pecho de los mapuche apoyaban las incursiones que en forma continua realizaban a las tribus para desalentarlos.

30 de Diciembre 1558:

Batalla del Fuerte de Arauco: La brillante victoria conseguida en Lincoya gracias a las especiales condiciones de estratega que tenía el toqui Petegolen, digno émulo de Lautaro, lo entusiasmaron para seguir en la lucha levantando un fuerte frente al de los españoles. Mas estos con la trágica experiencia de Lincoya, no hicieron movimiento bélico alguno y aceptaron con resignación la provocación de los indios. Hasta que un dia cansados de ser insultados desafiaron a los aborígenes a una batalla de caballería a muerte. En una planicie situada entre ambas fuerzas se libraría la primera batalla de caballería entre peninsulares y araucanos.

16 de Enero 1563:

Batalla Del Fuerte Lincoya: Un grupo de batidores exploró el terreno y comprobó que la fortificación mapuche adolecía de un grave defecto que facilitaba un ataque de caballería. Además que al ser de madera sería fácil incendiarla. Participó la artillería que con su cañoneo causo un incendio y bajas entre los indios. Tras el ablandamiento que fue brutal entró en acción la caballería al mando de don Pedro de Villagra.

Enero 1563:

Derrota de Catiray o Mareguano: Don Pedro de Villagra al llegar a Catiray fueron interceptados por una numerosa guerrilla araucana, trabándose en un sangrienta lucha donde los españoles perdieron 42 hombres debiendo emprender la retirada en franca derrota hacia el fuerte de Arauco llevando varios heridos.
24 de Enero 1563:
Asalto de Angol: Ese día llegó la primera a la vista de Angol. Avendaño, que mandaba en la Ciudad, dejó en ella a los soldados más heridos para que la defendieran de la más pequeña de las dos columnas que la amagaban.
03 de Febrero 1563:
Asalto a la Plaza de Arauco: Los mapuches se presentaron frente a Arauco. Pedro de Villagrá intentó repetir la defensa de La Imperial en 1554, dando golpes contundentes a los asaltantes. El y sus capitanes los derrotaron repetidas veces, pero al día siguiente amanecían más cerca de las murallas y más numerosos.
15 de Abril 1563:
Segundo Sitio de Arauco: Terminada la recolección de las cosechas, los mapuches se presentaron delante de Arauco en abril de 1563. Esta vez venían preparados para poner en la plaza un sitio en regla.

22 de Enero 1564:

Combate del pucará de Lebotacal: Los mapuches construyeron un pucará en Lebotacala a algunos kilómetros de Concepción. Luego de un breve combate logró desbaratarlo, pero fue informado de una concentración de 3.000 indios comarcanos al mando de un cacique de nombre Loble que estaba casi a las puertas de Concepción.

24 de Enero 1564:

Combate de Angol: Los mapuches, entusiasmados con la alianza de los indios de la zona comprendida entre Itata y el Maule, resolvieron destruir a Angol antes de iniciar el sitio de Concepción.
Febrero 1564:
Cerco de Concepción: Los caciques Millalelmu y Loble establecieron el cerco al fuerte de Concepción, encerrando a Villagra y toda la población en las empalizadas. El sitio duró alrededor de dos meses de continuas escaramuzas.
17 de Febrero 1565:
Segunda Combate de Reinohuelen: En el mismo lugar donde 29 años antes las fuerzas promaucaes (indios que Vivian al norte del Biobio) pero igualmente buenos guerreros que rechazaron la avanzada enviada por don Diego de Almagro al mando de Gómez de Alvarado en 1536 impidiéndole seguir al sur. Tres décadas después a mediados de febrero de 1565 una columna compuesta por 152 hombres de caballería y 700 indios amigos al mando de don Pedro de Villagra y de don Pedro Fernández de Córdova atacaron un fuerte que tenían los indios promaucaes.
19 de Febrero 1565:
Combate de Tolmillan: Dos días después de la batalla de Reinohuelen llegaba a marcha forzada el cacique Loble que venía a socorrer a sus compañeros que combatían en Reinohuelen, ignorando que estos habían sido derrotados y que los españoles le tenían tendida una emboscada en las cercanías del actual pueblo de Tormillan.
Marzo 1567:
Ataque al pucara de Cañete: Los indios habían construido un pucará en los cerros vecinos a Cañete, y el general comprendía que una rebelión se aproximaba. Sin consultar a la Audiencia, resolvió destruirlo antes que la concentración de los indígenas hiciera el asalto más difícil.
07 de Enero 1569:
2da Batalla de Catiray o Mareguano: En esta segunda contienda librada en este punto de la cordillera oriental de Nahuelbuta entre 220 soldados españoles y 600 yanaconas al mando del gobernador Melchor Bravo de Saravia, contra dos mil indios al mando de los caciques Lonconaval y Millalemo que unieron sus fuerzas para enfrentar al invasor.
Septiembre 1570:
Derrota de Purén: A toda prisa se dirigian 200 soldados españoles al mando de don Miguel Avendaño de Velasco a socorrer a los castellanos amenazados por los mapuches de ser arrollados en cualquier momento en Angol. No se habían alejado mucho del río Puren cuando fueron atacados por un batallón al mando del cacique Pailacar, que entró violentamente en batalla, poniendo en serios aprietos a los conquistadores.
08 de Marzo 1577:
Primera Campaña de Quiroga: El plan de pacificación que se iba a poner en práctica era obra del virrey del Perú, y Quiroga lo había aceptado con entusiasmo. Consistía en una enérgica campaña a través de Arauco, llevando el ejército concentrado. Se tomaría prisioneros a los indios más belicosos; se ejecutaría a uno que otro cabecilla, y los demás serían "trasladados a la provincia de Coquimbo, desgobernándolos.
27 de Noviembre 1578:
Segunda Campaña de Quiroga: A pesar de la extraordinaria crudeza del invierno de 1578, las hostilidades de los indígenas no cesaron. Amagaban el campamento en canoas y caían sobre los caballos durante el pastoreo y sobre los grupos que iban al campo a recoger comida.
20 de Diciembre 1584:
Campaña de Sotomayor: Estas fuerzas hicieron algunas campeadas sin importancia, que ni siquiera merecerían mencionarse, a no mediar la trampa en que estuvo a punto de perecer Bernal de! Mercado.
10 de Enero 1597:
Campaña de Oñez de Loyola: El nuevo mandatario se encontró imposibilitado para reabrir la campaña de Arauco. Logró, sin embargo, enviar al sur unos doscientos arcabuceros, al mando de su hermano Luis y dé Lorenzo Bernal del Mercado.

23 de Diciembre 1598:

Batalla de Curalaba: Esta batalla se convirtió en el inicio efectivo de la Rebelión Mapuche de 1598 que terminó finalmente con todas las ciudades al sur del río Biobío, excepto Concepción.
22 de Enero 1599:
Rebelión General del pueblo Mapuche: La sublevación se propagó con la rapidez del fuego que ha hecho por largo tiempo su camino subterráneo. El espíritu de rebeldía asomó casi instantáneamente desde el Maule hasta Osorno. Los españoles se encontraron pronto encerrados en las ciudades y fuertes, sin poder auxiliarse unos a otros.
06 de Abril 1599:
Batalla de Quilacoya: En Quilacoya junto al río Biobio pelentaro fue interceptado por las fuerzas españolas del recién designado gobernador don Pedro de Vizcarra, quien cayó por sorpresa sobre los mapuches, propinándole una contundente derrota.
09 de Octubre 1599:
Ataque a Chillán: Chillán fue atacada resultando muertos 4 españoles y llevándose los indios 30 mujeres y niños. La cifra total de muertos ascendía ya a 200 españoles, siete ciudades arrasadas, sitiadas o despobladas.
26 de Noviembre 1599:
Asalto de Valdivia: La derrota sufrida en Quilacoya no amilanó al cacique Pelantaro y decidió rehabilitarse y vengarse de esa derrota. Para ello cambio su estrategia en noventa grados, decidiendo no atacar Concepción y dirigir su accionar hacia Valdivia que por mucho tiempo vivía en paz. Pelantaro planificó el ataque a esta última ciudad con toda calma, sin dejar pasar un solo detalle, al igual como lo hubiera hecho el mas sagaz estratega moderno.
Noviembre 1601:
Muerte del coronel Francisco del Campo: El coronel resolvió trasladarse a Castro con todos los pobladores. Se dirigió personalmente con 60 soldados a la isla, a disponer los auxilios y las comidas "para llevar tantas mujeres, niños y trastes de casas y haciendas como tenían, y llegando a la primera bahía se alojó y repartió la gente a buscar algunas piraguas en que pasar aquel brazo de mar", quedando él con muy pocos soldados.
07 de Febrero 1602:
Destrucción de la ciudad de Villarrica: Los defensores de Villarrica al mando del capitán Rodrigo de Bastidas decidieron vender cara su existencia, cuando supieron que los indios lanzarían el ataque final antes que llegaran los refuerzos españoles. Los heroicos defensores resistieron los primeros ataques indígenas y lo harían hasta la muerte.
Enero 1603:
Campaña de 1603: En la campaña del verano de 1602: se construyó diversos fuertes en las márgenes del Biobío, en lugares bien escogidos y dispuestos en forma de poderlos socorrer. En la misma temporada procuró afianzar el dominio español, al norte de ese río, con numerosas expediciones; de suerte que al llegar el gobernador a Santiago, en junio de 1602, ya se consideraba definitivamente salvada esta parte del territorio.
Febrero 1603:
Asalto del Fuerte Santa Fe: Cuando llegó el momento de destruir el odiado fuerte de Santa Fe una noche silenciosamente lo indios se aproximaron al fuerte, pero fueron descubierto por un centinela que dio la alarma. Desde ese instante la batalla fue general, los mapuches fueron rechazados, pero volvieron con mas furia emprendiendo un sangriento asalto que resultó estéril. Mas toda la noche pujaron por ingresar y fueron rechazados. Comprendieron entonces que había que someter al fuerte a un durísimo sitio. Así se hizo y una hambruna que tuvo a muy mal traer a los sitiados.
Diciembre 1603:
Batalla Ciénagas De Lumaco: Después de sembrar el terror en las tribus retornó Alonso de Ribera al norte, siendo interceptado en un lugar cenagoso en Lumaco, donde los indios le presentaron un plan estratégico enseñado por Lautaro con excelentes resultados. Este consistía en internarse en el pantano donde la caballería no podía llegar porque se hundía en el barro. Pero olvidaron que el Gobernador Ribera era experto en el arte de la guerra, ordenando entonces que los yanaconas cubrieran con totora el camino y mandó la infantería, que con sus arcabuces dejó la mortandad.

Enero 1604:

Campaña de 1604 y 1605: En su penúltima campaña, la de la primavera de 1603 y verano de 1604, Ribera fundó un nuevo fuerte en el vado de Chepe, a la desembocadura del Biobío, que bautizó con el nombre de San Pedro de la Paz; y el 24 de diciembre fundó otro que denominó Nacimiento.
Diciembre 1605:
Campaña de 1606: García Ramón abrió su primera campaña en la primavera de 1605. Habla partido de Santiago el 6 de diciembre al frente de mil doscientos hombres, enterados con el contingente de España y los militares de los términos de la capital. En el sur le aguardaba otro ejército vecino a mil hombres, distribuidos en los fuertes. En Concepción recibió el socorro remitido por el virrey del Perú, con el cual pagó sus cuentas y atendió a los primeros gastos de la campaña.
Marzo 1606:
Desastre de Angol: Núñez de Pineda tenía orden de sacar de los fuertes hasta trescientos soldados, si los refuerzos de México no llegaban; pero temió debilitar mucho las guarniciones y se limitó a retirar ciento cuarenta y tres, para enterar doscientos.
Septiembre 1606:
Batalla de Boroa o de Palo Seco: La batalla se produjo cuando una guarnición española al mando del capitán Juan Rodulfo Lísperguer fue emboscada al salir del fuerte por entre 3.000 a 6.000 guerreros mapuches ocultos en los bosques ceranos muriendo todos los hispanos.
Febrero 1608:
Campaña de 1608: En las correrías del verano de 1608, García Ramón había contado con el recurso de unas mil lanzas amigas y había devastado los campos de los enemigos hasta reducirlos por la miseria a venir de paz y a establecerse en las inmediaciones de los fuertes, sin traspasar el radio de acción de estos establecimientos.
Diciembre 1610:
La Guerra defensiva de Luis de Valdivia: El padre Valdivia llegó al Callao a mediados de 1611, trayendo los despachos del gobernador para Alonso de Ribera y la real cédula de 8 de diciembre de 1610, que dejaba al criterio del virrey del Perú ensayar por tres a cuatro años la guerra defenslva.
1621:
Campaña Militar de Osores de Ulloa: Osores de Ulloa empezó por restablecer la disciplina en el ejército condenando a muerte a los desertores que logró capturar, y expurgando la oficialidad. Cuando creyó estar preparado, pasando por sobre las órdenes del rey dispuso una expedición, cuyo mando confió al maestre de campo Núñez de Pineda, a las ciénagas de Purén.
24 de Enero 1626:
Cesación de la guerra defensiva: En efecto, el 24 de enero de 1626, recibía Fernández de Córdoba una real cédula expedida en Madrid el 13 de abril de 1625, por la cual Felipe IV ordenaba reanudar la guerra con los mapuches y someter a esclavitud a los prisioneros.
1627:
Contraofensiva mapuche dirigida por Lientur: Como era de esperarlo, la contraofensiva araucana no tardó en de­sencadenarse. La dirigió un indio llamado Lientur, que hasta ese momento habla peleado como amigo en el campo español.
15 de Mayo 1629:
Desastre de Las Cangrejeras: Lientur jefe militar mapuche que luchó en la Guerra de Arauco. Su mayor victoria fue la Batalla de las Cangrejeras. Su actividad bélica concluyó cuando llevó a que los españoles firmaran paces temporales con la nación mapuche en el Parlamento de Quillín.
14 de Mayo 1630:
Sorpresa de Los Robles: Lazo de la Vega logró reclutar unos 150 españoles voluntarios en Santiago que pensaba sumarlos a los ya 1.600 soldados acantonados en el sur. Su idea era internarse en el mismo corazón de Arauco y dar una batalla armagedónica a los mapuches para terminar de una vez por todas con la guerra. El pánico general cundió cuando la población supo de las osadas intenciones del gobernador y el Cabildo le rogó que desisitiese de hacer ese tipo de guerra, pero fue inútil, Lazo de la Vega quería esa batalla decisiva.
13 de Enero 1631:
Batalla de La Albarrada: Lazo de la Vega salió del fuerte y eligiendo cuidadosamente el terreno fue a tender su línea de batalla en Petaco. La acción se inició con una carga de un escuadrón de indígenas que fueron contenidos con fusileros alternados protegidos por lanceros. Una vigorosa carga de caballería fue contenida por los escuadrones mapuches y el combate por unos instantes se tornó indeciso.
1632:
Campañas militares de 1631-1632-1633-1634: A la salida del invierno de 1631 las armas españolas habían tenido algunos éxitos locales de cierta importancia. Los indios auxiliares dieron muerte en el valle de Elicura a Quempuante.
06 de Enero 1641:
Parlamento de Quillin: El gobernador de Chile, Francisco López de Zúñiga, se reúnen en el llano de Quilín con los mapuches para firmar los acuerdos que reconocían la independencia de los indios, la devolución de cautivos españoles, el permiso para evangelizar el territorio indígena y sellar una alianza contra los enemigos del exterior. En favor de los mapuches se pactan la despoblación de Angol y la vuelta de la frontera a la línea del Biobío.
Enero 1651:
Las paces de Boroa: Acuña Y Cabrera, como la mayoría de sus predecesores, no tenia siquiera idea de los problemas que le aguardaban en su gobierno, y, a diferencia de ellos, tampoco era capaz de formársela.
14 de Febrero 1654:
Batalla de Río Bueno: Casi medio siglo de relativa calma vivieron los conquistadores, cuando en 1654 el ambicioso gobernador Antonio de Acuña y Cabrera envió a su cuñado, el maestre de campo don Juan Salazar con una fuerza de 900 españoles y 3.000 yanaconas atacaron al sur del río Bueno donde fueron rechazados por los huilliches, que los obligaron a repasar el citado río donde hicieron un puente de balsas para cruzarlo hacia el norte.
14 de Enero 1656:
Campaña mapuche del mestizo Alejo: Un soldado mestizo, que servía en el ejército español, generalmente conocido con el nombre de "el mestizo Alejo", había manifestado mucha viveza intelectual, valor, iniciativa y deseos de surgir. Solicitó que se le ascendiera a oficial, y como se le contestara con una repulsa, abandonó las filas y se pasó a los indios.
20 de Enero 1656:
Victoria de Conuco: Al sur del Biobío resistían las guarniciones de Valdivia y de Boroa. Los defensores de Valdivia recibieron provisiones por mar, y no sólo lograron rechazar los ataques de los roncos, sino que pudieron alejarlos de los alrededores de la ciudad.
Abril 1664:
Campaña militar de 1664: Tomás Calderón, que sucedió a Carrera como cuartel maestre, hizo una correría por Ilicura y Cayucupil, al llegar la primavera, y regresó con 300 cautivos, que se vendieron como esclavos, sin haber librado verdadero combate.
13 de Diciembre 1680:
Bartolomé Sharp incendia La Serena: En la mañana Sharp desembarcaba con 35 hombres en el puerto de Coquimbo para hacer agua y leña. Hecha la provisión, se encaminó a La Serena al frente de su pelotón.
1692:
Rebelión de Millapán: González de Poveda tenía prohibición real de hacer la guerra militar contra los mapuches a causa de la influencia de los mismos jesuitas ante la corte. Sin embargo, se alzó un cacique de la región de Maquegua, llamado Millapán quien realizó varios asesinatos a españoles. Poveda viendo que la insurrección iba creciendo se dio cuenta que si no actuaba pronto, la situación se desbordaría, así que después de negociar con autoridades eclesiásticas y con el apoyo de la población, sacó hacia el sur, una fuerza expedicionaria de 1.600 hombres, más 2.000 auxiliares. Viendo la determinación española, y la fuerza que se sustentaba, los indios corrieron a dar la paz en el Parlamento de Choque-Choque.
09 de Marzo 1723:
Abandono de los Fuertes al sur del río Bio-Bio: La rebelión se inició el 9 de marzo de 1723 con el asesinato del capitán de amigos Pascual Delgado en Quechereguas. Delgado era considerado uno de los máximos exponentes del sistema monopólico, odiado por su soberbia y los castigos "crueles y arbitrarios" que aplicaba.
Tras este suceso se generalizó el alzamiento, multiplicándose por toda la frontera del Biobío las incursiones de saqueo, el abijeato y el incendio de haciendas. Los fuertes españoles se hallaron de pronto incomunicados unos con otros. La rebelión terminó con el Parlamento de Negrete de 1726, en el que ambas partes firmaron la paces y establecieron un sistema de ferias regladas.
1766:
Levantamiento mapuche de 1766: Se produce una gran rebelión de los mapuche por oposición a la idea de reducirlos como pueblos.
1769:
Batalla de Laja:
1770:
Batalla de Negrete:
Marzo 1793:
Parlamento de Negrete, entre el Gobernador Ambrosio O´Higgins y 161 Toquis Araucanos.
01 de Abril 1811:
Motín de Figueroa: Ese día, las tropas del cuartel de San Pablo se insubordinaron y desconocieron el mando de Juan de Dios Vial y Juan Miguel Benavente. A los gritos de ¡Viva el Rey!, ¡Muera la Junta!, los soldados declararon que solamente obedecerían las órdenes de Figueroa.
01 de Abril 1813:
Toma de Concepción: A las 9 de la mañana del 2 de abril, supo en el camino que Antonio Pareja había desembarcado, y se había apoderado de Concepción. Carrera continuó su marcha. Por donde quiera que pasaba, organizaba tropas, buscaba pertrechos y víveres; y por medio de confinaciones, limpiaba la tierra de sarracenos, como entonces se denominaba a los partidarios de España. A las 8 de la noche del 5, estaba en Talca, y establecía allí su cuartel general.
24 de Abril 1813:
Combate de Linares: Las fuerzas de Pareja son rechazadas por las de Carrera. Elorreaga, cuya inteligente iniciativa se exteriorizó desde sus primeros actos en el servicio, intentó un reconocimiento, trabándose en un combate a distancia con las avanzadas patriotas, a las cuales hizo dos bajas. Atacado por fuerzas muy superiores, se retiró al sur.
26 de Abril 1813:
Batalla o Desastre de Yerbas Buenas: También se le denomina Sorpresa de Yerbas Buenas. En la batalla se enfrentaron las fuerzas chilenas al mando del coronel Juan de Dios Puga y las fuerzas españolas al mando del brigadier Antonio Pareja.
15 de Mayo 1813:
Combate de San Carlos: Tuvo como lugar San Carlos, en las cercanías de Chillán. En el se enfrentaron las tropas patriotas al mando de José Miguel Carrera contra las realistas al mando de Juan Francisco Sánchez. La batalla finalizo con la victoria realista.
28 de Mayo 1813:
Combate de Talcahuano: José Miguel Carrera, general del ejercito patriota, derrota a los realistas.
08 de Junio 1813:
Captura de la fragata española "Thomas": Poco más tarde, el 7 de junio, apareció en la bahía la fragata "Thomas", que venía del Callao, conduciendo algunos jefes y oficiales, pertrechos y dinero para Pareja. Ignorando la caída de la plaza en poder de los patriotas, fondeó en el puerto de Tomé. Al amanecer del día 8, los oficiales Nicolás García y Ramón Freire, con dos lanchas cañoneras y algunos botes, se apoderaron de ella, sin que opusieran la menor resistencia.
Julio - Agosto 1813:
Sitio de Chillán: Los patriotas chilenos iniciaron el sitio de Chillán procurando expulsar a los realistas. No lo consiguieron.
Agosto 1813:
Combate de Huilquilemu: El comandante Elorreaga, al frente de 350 fusileros montados, se apoderó de Los Angeles, de Nacimiento y de toda la Isla del Laja, y desbarató a O'Higgins, quien le salió al encuentro con unos 300 hombres, cerca de Huilquilemu. El propio O'Higgins fue derribado del caballo con su mon­tura. El capitán Agustín López Alcázar, más tarde comandante del batallón número 3 en Maipo, logró rescatarlo, y, montando el caballo que le cedió el soldado Gabino Guardia, prosiguió la fuga.
Agosto 1813:
Combate de Quilacoya: Días más tarde O'Higgins, convenientemente reforzado, derrotó en Quilacoya a las mismas fuerzas de Elorreaga y Quintanilla. Tuvo que replegarse otra vez a Concepción, pero en octubre, el frente de más de 500 hombres, obligó a Elorreaga a evacuar las fronteras y volverse a Chillán.
17 de Agosto 1813:
Combate de Quirihue: Tuvo lugar la villa de Villa de Quirihue, actual Región del Biobío. En el se enfrentaron las tropas patriotas al mando de José Joaquín Prieto contra las realistas al mando de Juan Antonio Olate. El combate finalizo con la victoria patriota.
23 de Agosto 1813:
Combate de Cauquenes: Fue un enfrentamiento llevado a cabo entre las fuerzas realistas del chileno Juan Antonio Olate y las fuerzas patriotas chilenas al mando del coronel Juan de Dios Vial. El combate finalizo con la victoria patriota.
24 de Agosto 1813:
Sublevación de Arauco: Los habitantes de Arauco estaban desesperados con las prorratas y exacciones. Sánchez, desde Chillán, y el franciscano fray Juan Ramón, misionero de la plaza, explotaron el descontento.
17 de Octubre 1813:
Batalla de El Roble. Luego del sitio de Chillán, las tropas patriotas al mando del General en Jefe, José Miguel Carrera y del, por entonces, Coronel Bernardo O'Higgins, se guarecieron en el paso de El Roble, en el río Itata en la tarde del 17 de octubre. En total, eran 800 soldados de las tres armas. Pasaron al reposo en la ribera sur, con la intención de cruzar el obstáculo en la mañana del día siguiente y se extremaron las medidas de seguridad contra una posible sorpresa de los guerrilleros realistas.
29 de Octubre 1813:
Combate de Santa Rosa de Trancoyan: Un pequeño desastre, ocurrido días más tarde, acabó con las ilusiones de los pocos entusiasmados con la victoria del Roble.
23 de Febrero 1814:
Resistencia en Cucha Cucha: El oficial chileno Santiago Bueras, contiene al enemigo con si intrepidez y coraje, hasta que unos 100 efectivos del cuerpo auxiliar de Buenos Aires, al mando de Juan Gregorio Las Heras, cargaron en un ejemplar orden y empuje que despertaron la emulación de las tropas chilenas.
Marzo 1814:
Desastre de Urizar: En un intento por sorprender a un destacamento realista, en un ataque nocturno sorpresa, el coronel Fernando Urizar tuvo una derrota inesperada perdiendo tropa y 2 cañones.
03 de Marzo 1814:
Derrota del Gomero: Fue efectuada por las tropas realistas de Gabino Gaínza al mando de Ildefonso Elorreaga, en contra de los patriotas que sólo en número de 300 deberían defender la ciudad al mando de Carlos Spano.
04 de Marzo 1814:
Toma de Talca: El comandante realista Ildefonso Elorregada se apodera de Talca, la cual estaba bajo el mando del español pasado a las tropas patriotas, Carlos Spano, quien murió en el centro de la plaza abrazado a la bandera chilena diciendo: "Muero por la patria, por la patria que me adoptó entre sus hijos".
19 de Marzo 1814:
Combate de El Quilo: Tuvo como lugar Ránquil, Región del Biobío, cerca de Ñipas, en la ribera sur del río Itata. En el se enfrentaron las tropas patriotas al mando de Bernardo O’Higgins contra las realistas al mando de Manuel Barañao. La batalla finalizo con la victoria patriota.
20 de Marzo 1814:
Combate de Membrillar. Fue librado en la ribera norte del río Itata. En ella se enfrentaron la división del ejército patriota chileno comandada por el coronel de ingenieros jefe de Estado Mayor, Juan Mackenna, y el ejército realista al mando de Gabino Gaínza.
29 de Marzo 1814:
Los realistas triunfan en Cancha Rayada. Durante la guerras de la independencia, Talca fue tres veces ocupada por los ejércitos enfrentados y en sus inmediaciones se libraron importantes batallas. Un destacamento patriota comando por Manuel Blanco Encalada atacó por error al grueso del ejército realista en Yerbas Buenas, arrastrando, en su huida a la capital, al resto de las fuerzas chilenas. Ello fuerza la firma de una tregua en Lircay y permite la retirada de los realistas a Concepción, donde podrán recuperar su poderío.
03 de Abril 1814:
Bernardo O'Higgins efectúa frente a las fuerzas patriotas el llamado "Paso del Maule". y Combate de Tres Montes del 7 de Abril, pequeña victoria patriota dirigida por Enrique Campino.
08 de Abril 1814:
Toma de Quechereguas: Tuvo como lugar el fundo Quechereguas. En el se enfrentaron las tropas patriotas al mando de Bernardo O’Higgins contra las tropas realistas de Gabino Gaínza. La batalla finalizo con la victoria patriota.
26 de Agosto 1814:
Combate de las Tres Acequias. Se enfrentaron los ejércitos de Bernardo O'Higgins Riquelme con los de José Miguel Carrera Verdugo, obteniendo este último el triunfo. O'Higgins derrotado se retiró a buscar más soldados, pero al saber de la llegada el país del realista Mariano Osorio, reconoció a Carrera como general en jefe del ejército.
1 y 2 de Octubre de 1814:
Batalla de Rancagua. Enfrentó a las fuerzas independentistas chilenas, al mando del general Bernardo O`Higgins, y a las tropas realistas españolas, a cargo de Mariano Osorio, a la cabeza de 5 mil soldados, se dirigía a Santiago. Bernardo O'Higgins y José Miguel Carrera lograron reunir más de tres mil hombres, pero no soldados. Con la mitad de ellos O'Higgins se encerró en la plaza de Rancagua.
10 de Octubre de 1814:
Combate de Los Papeles: Enfrentó la retaguardia patriota, que resguardaba en esos momentos a los últimos grupos de civiles que emprendieron el cruce de la cordillera con destino a Mendoza, de la persecución y seguro apresamiento por parte de la caballería realista enviada en su persecución.
Enero 1817:
Manuel Rodríguez sorprende a los españoles que resguardan Melipilla y se apodera de la ciudad, confiscando para la causa patriota, los fondos acumulados por los recaudadores de Marcó del Pont y llevándose las armas de la guarnición.
12 de Enero 1817:
Salas y Silva se apoderan de San Fernando: ciento cincuenta de sus hombres al mando de Francisco Salas asaltan de noche a San Fernando. La guarnición realista resiste el ataque; entonces Inmediatamente los montoneros pusieron en movimiento unas rastras de cueros con piedras que producían un ruido idéntico al rodado de cañones. Los realistas, creyéndose atacados por una gran fuerza militar, huyeron. Así, Salas se apoderó de San Fernando.

22 de Enero 1817:

Primer enfrentamiento de una avanzada patriota con un destacamento de los Talaveras.

25 de Enero 1817:

Un destacamento de Las Heras, se enfrenta a una unidad realista.
04 de Febrero 1817:
Combate de Achupallas: El mayor Arcos, desprendiéndose de la división de So­ler, al frente de otros 200 hombres, dispersaba a la guarnición de Las Achupallas y le hacía 3 prisioneros.
04 de Febrero 1817:
Combate de Guardia Vieja: Al ponerse el sol, el mayor Enrique Martínez atacó el puesto español de Guardia Vieja con 150 fusileros y 30 jinetes. El combate duró una hora y media a sable y bayoneta, los españoles en número de 94, tuvieron 25 muertos y 43 prisioneros.

04 de Febrero 1817:

Combate de Cumpeo: Freire ataca a un destacamento realista de 100 soldados, dirigidos por el coronel Morgado, causándole la baja de 18 hombres y la captura de otros 20.
07 de Febrero 1817:
Combate de Las Coimas: Enfrentamiento entre el realista Atero y un destacamento de Necochea.
12 de Febrero 1817:
Batalla de Chacabuco: Se llevo a cabo en la hacienda Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, donde combatieron el Ejército de los Andes y el Ejército Realista. Finalizo con la victoria patriota y que trajo como consecuencia la recuperación de Chile a manos patriotas, de ese modo finalizo la reconquista y comenzó la Patria Nueva. El capitán San Bruno, odiado jefe de los talaveras, es capturado y fusilado menos de 24 horas después.
12 de Febrero 1817:
Liberación del Norte: Las tropas del comandante Juan Manuel Cabot, toman Copiapo, La Serena y Coquimbo.
26 de Febrero 1817:
Captura del bergantín español "Aguila": Primer barco de nuestra Escuadra. Los patriotas apresaron en Valparaíso al bergantín de comercio español "Aguila", mediante el ardid de mantener izada la bandera española en tierra; fue armado y puesto al mando del oficial irlandés de Artillería, don Raimundo Morris.
04 de Abril 1817:
Combate de Curapalihue: En este combate se enfrentaron las tropas de Juan Gregorio Las Heras por el lado de los patriotas y las tropas de Juan José Campillo por lado de los realistas. El combate finalizo con la victoria patriota.
11 de Mayo 1817:
Asalto y Toma de Nacimiento: Mientras se practicaban los reconocimientos de las fortificaciones de Talcahuano y se acumulaban los elementos para el asalto, O'Higgins dispuso la ocupación del territorio español que quedaba al sur del Biobío y de la plaza de Arauco, a fin de privar de recursos a Ordóñez. El capitán José Cienfuegos, partiendo de la villa de Los Angeles, se dirigió a la plaza de Nacimiento, que era la fortaleza más inexpugnable. El asalto empezó el 12 de mayo, y la plaza tuvo 20 bajas entre muertos y heridos. La guarnición de Nacimiento se retiró a Arauco. San Pedro se rindió sin disparar un tiro.
27 de Mayo 1817:
Toma de la plaza fortificada de Arauco: Los patriotas comandados por Ramón Freire se toman la plaza fortificada de Arauco, en Talcahuano, la cual era el centro de abastecimiento de los realistas ubicados en la zona.
01 de Junio 1817:
Combate del Cerro Gavilán: Se desarrollo en las cercanías de concepción. Por lado de los patriotas liberaban los generales Bernardo O’Higgins y Juan Gregorio Las Heras y por lado de los realistas el comandante José Ordóñez. La batalla finalizo con la victoria patriota.
23 de Julio 1817:
Asalto a Talcahuano: El coronel José M. Ordoñez rechaza el intento del general Juan Gregorio Las Heras.
10 de Septiembre 1817:
Combate de Cerro Manzano: En el cerro Manzano (al Sudeste de Talcahuano), en dos acciones sorpresivas el cuarto escuadrón de granaderos a caballo, aniquiló a una fracción enemiga de 30 hombres, de los cuales se salvó sólo uno, y a otra de 25 hombres le causó 4 muertos y le tomó 3 prisioneros.
06 de Diciembre 1817:
Sitio y Asalto de Talcahuano: Tuvo como lugar Talcahuano. En el se enfrentaron las tropas patriotas al mando de Bernardo O’Higgins contra las realistas alo mando de José Ordóñez. La batalla finalizo con la victoria realista.
15 de Marzo 1818:
Combate de Quechereguas: Tuvo como lugar Quechereguas, cerca de Molina. En el se enfrentaron las tropas patriotas al mando de Ramón Freire contra las realistas al mando de Joaquín Primo de Rivera. El combate termino con la victoria Realista.
19 de Marzo 1818:
Sorpresa de Cancha Rayada: Batalla que pone en peligro la Independencia de Chile. La fuerzas patriotas acampaban en el llano de Cancha Rayada, al norte de Talca, cuando en la noche cayeron sobre ellas los realistas y derrotaron a las fuerzas del general San Martín.
05 de Abril 1818:
Batalla de Maipú. Diecisiete días después de Cancha Rayada, en los llanos del río Maipo, el ejército dirigido por San Martín venció completamente a los realistas. Desde ese momento, la Independencia de Chile quedó definitivamente consolidada. O’Higgins había salido de la capital esa misma mañana y se dirigía hacia Maipú con unos mil milicianos alcanzando a participar en el desenlace final de la batalla. Al llegar al campo de batalla O'Higgins se abraza con San Martín dialogando lo siguiente. "O'Higgins: ¡Gloria al salvador de Chile! - San Martín: General, Chile no olvidará jamás al ilustre inválido que se presenta herido al campo de batalla".
27 de Abril 1818:
Combate Naval de Valparaíso: Entre la fragata chilena "Lautaro" y la fragata española "Esmeralda". En esta acción, por una desinteligencia, muere el comandante contratado por el gobierno de Chile, Jorge O'Brien.
28 de Octubre 1818:
Captura de la fragata "María Isabel": En este combate se enfrentaron las tropas patriotas al mando de Manuel Blanco Encalada contra las realistas, en Talcahuano. La batalla finalizo con la victoria patriota.
14 de Noviembre 1818:
Captura de cinco transportes: El comandante Blanco Encalada captura cinco transportes españoles en Talcahuano.
21 de Febrero 1819:
Inicio de la Guerra a Muerte, Combate de Santa Juana: El montonero realista Vicente Benavides derrota al teniente José A. Rivero. Se inicia la "Guerra a Muerte".
28 de Febrero 1819:
La fragata O´Higgins ataca El Callao: La escuadra chilena al mando de Cochrane, ataca el puerto de El Callao, en Perú.
01 de Marzo 1819:
Asalto de Los Angeles: Intentado por las fuerzas realistas quienes tenían una fuerza auxiliar de 3.000 indios que tomaron parte en este sitio. En la ciudad sólo había el batallón patriota "Coquimbo" sin armamentos suficientes para su defensa. Los sitiadores habían tomado el fuerte, si no hubiese sido por la oportuna intervención del mariscal Andrés Alcázar y Zapata, quien llegó con su caballería. Entró en Los Angeles el 10 de marzo, después de batir a los sitiadores, salvando la situación que ya era desesperada.
11 de Abril 1819:
Sublevación de los Prieto: Entre las turbulencias que logró provocar la propaganda carrerina, la más importante es, sin disputa, la de los hermanos Prieto, en las cordilleras de Talca.
01 de Mayo 1819:
Combate de Curalí: Fue una batalla ocurrida en el marco de la llamada Guerra a Muerte, entre tropas realistas españolas dirigidas por Vicente Benavides y patriotas del gobierno provisorio chileno liderados por el coronel Ramón Freire, desarrollado en los campos de Curalí, cerca de la ribera norte del río Biobío. Fue una sorpresa y derrota total de Benavides, quien terminó escapando hacia La Araucanía.
Marzo a Septiembre 1819:
Diversas acciones de la Guerra a Muerte: Armadas todas aquellas partidas, que rara vez pasaban de un centenar de hombres por cada parte, comenzaron a salir las urnas contra las otras y con tal brío y rapidez que durante los seis primeros meses de la guerra (de marzo a septiembre de 1819) todo el sur de Chile no parecía sino un vasto palenque de matanzas.
19 de Septiembre 1819:
Combate de Quilmo: Al saber Victoriano en Tucapel la inesperada pérdida de Chillan, sin vacilar un instante, corrió al encuentro del enemigo, no tomando acuerdo de su número y seguido del puñado de hombres que tenía a sus órdenes.
01 de Noviembre 1819:
Combate de Tritalco: Irritado Benavides por el descalabro de Quilmo, inexplicable después de las ventajas conseguidas, y por el número de muertos de los suyos, resolvió vengar la derrota de Elizondo enviando a Bocardo con sus indios para atacar a Victoriano en Chillan y quitarle de nuevo a que el pueblo y su comarca.
20 de Noviembre 1819:
Combate de Hualqui: Tuvo como lugar Hualqui, cerca de Concepción. Por lado de los patriotas estaban las tropas de José Tomás Huerta y por lado de los realistas Vicente Benavides. La batalla finalizo con la victoria patriota.
06 de Diciembre 1819:
Combate de Pileo: Fue una batalla ocurrida en el marco de la llamada Guerra a Muerte, entre realistas españoles y patriotas chilenos desarrollado en la subdelegación de Pileo.
09 de Diciembre 1819:
Asalto de Yumbel: Realizado contra la ciudad de Yumbel al atacar las tropas realistas la plaza defendida por los patriotas al mando de Quintana, quién disponía de 100 hombres y los realistas de 658. Hay noticias de que en realidad las fuerzas realistas eran de 300 fusileros y 700 indios. El ataque duró 5 horas y terminó al aparecer una partida de 200 hombres en el cerro de la Parra. En este encuentro estaba Manuel Bulnes, de 19 años de edad, que entonces tenía el grado de subteniente de Cazadores.
10 de Diciembre 1819:
Combate de El Avellano: Fue una batalla ocurrida en el marco de la llamada Guerra a Muerte, entre montoneras realistas españolas y patriotas chilenos comandadas por Pedro Andrés Alcázar en las cercanías de Los Ángeles.
29 de Diciembre 1819:
Combate de San Pedro: Tuvo como lugar el fuerte de San Pedro en las cercanías de Concepción. En el se enfrentaron las tropas patriotas al mando de Pedro Agustín Elizondo contra las realistas al mando de Vicente Benavides. La batalla finalizo con la victoria patriota.
05 de Enero 1820:
Ataque a San Carlos: Los Pincheira ignorantes de que hubiesen llegado tropas de Santiago, descendieron en la noche del 4 enero de su malal del Roble huacho, y atacaron de sorpresa la indefensa villa de San Carlos.
30 de Enero 1820:
Acciones de Palpal y Coihueco: La matanza de Monte Blanco no escarmentó a los salteadores de la montaña. Era preciso que el infatigable Victoriano, seguido como siempre de la muerte, penetrase de nuevo en sus guaridas y les persiguiese hasta en sus últimos asilos.
02 de Febrero 1820:
Toma de los fuertes de la Aguada, San Carlos y el Castillo: Lord Cochrane aparece en Corral con tres buques y se toma los fuertes de la Aguada, San Carlos y el Castillo y, después, toma a Valdivia.
03 de Febrero 1820:
Asalto y Toma de Valdivia: En este combate se enfrentaron las tropas patriotas al mando de Thomas Cochrane contra las realistas al mando de Manuelo Montoya. La batalla finalizo con la victoria patriota lo que conllevo a la recuperación de Valdivia.
18 de Febrero 1820:
Combate de Agüi: El combate de Agüi fue un enfrentamiento bélico, el cual se desarrollo entre fuerzas realistas y patriotas en la isla de Chiloé. En el los patriotas dispusieron sus fuerzas para derrotar a los Españoles que dominaban la isla de Chiloé, ya que su permanencia en la isla fue considerada por los patriotas una amenaza para la independencia de Chile.
06 de Marzo 1820:
Combate de El Toro: Tuvo como lugar la hacienda El Toro, en el se enfrentaron las tropas patriotas contra las tropas realistas al mando de Gaspar Fernández de Bobadilla. La batalla finalizo con la victoria patriota.
22 de Junio 1820:
2do Combate de Quilmo: El 22 junio se presentó en la colina de Quilmo, en el mismo sitio en que Victoriano había escarmentado a Elizondo un año atrás, el jefe de partidas Gervasio Alarcón.
20 de Agosto 1820:
Expedición Libertadora del Perú. Zarpa de Valparaíso la escuadra con 17 transportes, 9 buques de guerra y 11 lanchas cañoneras, comandados por el vicealmirante británico Lord Thomas Cochrane. Una salva de 21 cañonazos anunció la partida de la Escuadra y el director supremo Bernardo O’Higgins Riquelme, la despidió con estas palabras: “De estas cuatro tablas dependen los destinos de América”.
23 de Septiembre 1820:
Combate de El Pangal: Desarrollado en el lugar llamado Pangal, en la rivera norte del Laja, los contendientes eran las tropas de Benavides comandadas por su lugarteniente Juan Manuel Picó con un total aproximado de 1.700 hombres, y las fuerzas patriotas en número de 500 soldados al mando de Benjamín Viel Gomets y Carlos María O´Carroll.
25 de Septiembre 1820:
Combate de Tarpellanca: Tuvo lugar en Tarpellanca, en el río Laja. En el se enfrentaron las tropas patriotas al mando de Pedro Andrés Alcánzar contra las tropas realistas al mando de Vicente Benavides. La batalla finalizo con la victoria realista.
05 de Noviembre 1820:
Captura de la corbeta española "Esmeralda": Recién pasada la medianoche, Lord Cochrane se apoderó de la corbeta española "Esmeralda", en la rada de El Callao. El buque tenía 44 cañones y su conquista fue una hazaña de valor y astucia.
25 de Noviembre 1820:
Combate de Las Vegas de Talcahuano: Tuvo como lugar en las cercanías de Talcahuano. En el se enfrentaron las tropas patriotas al mando de Ramón Freire contra las tropas realistas al mando de Vicente Benavides. Finalizo con la victoria patriota.
27 de Noviembre 1820:
Combate de la Alameda de Concepción: El combate de la Alameda de Concepción fue una batalla entre patriotas y realistas. Ramón Freire se dirigió a la ciudad de concepción donde Benavides presentó batalla en el lugar. La batalla finalizo con la victoria Patriota.
27 de Noviembre 1820:
Combate de Cocharcas: La vanguardia de la Segunda División derrota a las fuerzas del guerrillero José María Zapata.
12 de Enero 1821:
Combate de Lumaco: Los indios de Venancio Coihuepán y las tropas del capitán Salazar derrotan a las montoneras realistas de Carrero y Catrileo.
10 de Octubre 1821:
Combate Vegas de Saldías: Las fuerzas revolucionarias del realista Vicente Benavides Llanos, se enfrentaron al Ejército de Chile al mando de José Joaquín Prieto Vial y comandado por Manuel Bulnes Prieto en la Batalla de Vegas de Saldías en el contexto de la Guerra a Muerte, batalla que finalizó al día siguiente con el triunfo patriota. Sin embargo, esta guerra continuó por dos años más, dirigida por Juan Manuel Picó.

15 de Noviembre 1821:

Motín de Osorno: Unos cuantos sargentos las sublevaron. El mayor Letelíer. los capitanes Baldovinos y Cartes y los tenientes Anguita. Vial, Cavallo y Alfonso que intentaron sofocar el motin, fueron muertos por los soldados.

26 de Noviembre 1821:

Combate de Hualehuaico: Las tropas de Manuel Bulnes vencen a un cuerpo realista apoyado por indigenas.

27 de Noviembre 1821:

Combate de Niblinto: Las tropas de Manuel Bulnes vencen a montoneras realistas apoyadas por indigenas.
12 de Diciembre 1821:
José Joaquín Prieto recupera Chillan: Con la formación de un nuevo regimiento y la dirección de Prieto se logra controlar el sur de Chile.
26 de Diciembre 1821:
Combate de La Imperial: No han quedado demasiados detalles de aquel terrible hecho de armas, lo que demuestra con evidencias que fue un desastre para los patriotas, dirigidos por el capitán Bulnes.
Diciembre 1821:

Nueva fisonomía de la lucha en Arauco: Campañas de Prieto, de Ruines y de Lantaño

09 de Abril 1822:
Combate de Pile: Las tropas de Clemente Lantaño y de Manuel Bulnes vencen a grupos indigenas.
Mayo 1822:

La expedición de Beauchef a Boroa: La guerra del sur hacia 1822 y 1823.

08 de Octubre 1822:
Asedio de Arauco: A las cuatro de la tarde del 8 octubre el recinto de Arauco estaba completamente rodeado por tres divisiones de indios que mandaba Ferrebú en persona.
23 de Octubre 1822:
Acción de Pitrufquén: El teniente coronel Beauchef derrota al guerrillero Palacios.
14 de Diciembre 1822:
Acción de Río Diguillín: El teniente coronel Torres derrota a las montoneras de Bocardo y Zapata.
26 de Marzo 1823:
Acción de Linares: Los Pincheira dan muerte al gobernador Sotomayor en dicha población.
21 de Febrero 1824:
Acción de Tucapel: Las bandas del cacique Venancio Coihuipán dispersan a las fuerzas que en los campos de Tucapel había reunido el cura Ferrebú.
24 de Marzo 1824:
Fracaso del canal de Chacao: La expedición del General Ramón Freire Serrano entra al canal de Chacao en su intento para la liberación de Chiloé. La expedición fracasa.
10 de Abril 1824:
Batalla de Mocopulli: En esta batalla se enfrentaron las tropas patriotas al mando del comandante Jorge Beauchef contra las tropas realistas al mando de José Rodríguez Ballesteros. La batalla finalizo con la victoria realista.
11 de Abril 1824:
Combate de Albarrada: El sargento mayor Gaspar derrota al cura Ferrebú.
20 de Abril 1824:
Acción de Colcura: Una partida proveniente del fuerte de Colcura cae sobre el campamento de una columna realista enviada por el cura Ferrebú y la dispersa.
30 de Agosto 1824:
Acción de Laraquete: Una partida proveniente del fuerte de Colcura, mandada por el comandante Gaspar, cae sobre el rancho donde dormía el cura Ferrebú y lo captura.
28 de Octubre 1824:
Acción de Coronado: Una columna patriota mandada por Lorenzo Coronado y Angel Salazar, cae sobre el rancho donde dormía el comandante Pico.
02 de Septiembre 1824:
Fusilamiento de Ferrebú y muerte de Pico: En la guerra de la frontera del Maule.
30 de Septiembre 1825:
Acción en el río Bureo: Un destacamento enviado desde Yumbel por el coronel Barnechea ataca a la montonera del comandante Senosiaín, causandole numerosas bajas.
27 de Noviembre 1825:
Sorpresa de Parral: Los Pincheira y Senosiaín caen con su montonera unida sobre el pueblo de Parral, donde había un destacamento de soldados bajo el mando del capitán Agustín Casanueva. Dicho destacamento pudo rechazar ese ataque.
27 de Noviembre 1825:
Acción de Longaví: Un destacamento patriota de dragonesal mando del comandante Manuel Jordán, trata de cerrar el paso a la montonera realista que se retiraba de Parral; perecieron el comandante jordano y 51 de sus hombres.
11 de Enero 1826:
Manuel Blanco Encalada en Ancud: Durante la Expedición de Liberación de Chiloé, aún en posesión de la corona española, el Vicealmirante Manuel Blanco Encalada entra al puerto de San Carlos de Ancud, bajo los fuegos de las baterías del Coronel español Antonio de Quintanilla.
13 de Enero 1826:
Batalla de Pudeto: Tuvo logar en Chiloé. En el se enfrentaron las tropas patriotas contra las realistas. El fin de este combate era la expulsión de los Españoles de Chiloé. La batalla finalizo con la victoria patriota.
14 de Enero 1826:
Combate de Poquillihue: Las fuerzas chilenas de Freire obligan a las realistas de Quintanilla a abandonar el fuerte de Poquillihue.
14 de Enero 1826:
Batalla de Bellavista: El Combate tuvo como lugar Chiloé. Se llevo a cabo entre el general Ramón Freire y los españoles. Su propósito fue el de incorporar la provincia de Chiloé al territorio Chileno. La batalla finalizo con la victoria patriota.
19 de Enero 1826:
Liberación de Chiloé: Con el propósito de incorporar la provincia de Chiloé al territorio de la República de Chile. Triunfan los chilenos sobre los españoles, logrando además, abrir el paso para la toma de la ciudad de San Carlos de Ancud. Las tropas chilenas encuentran dura oposición de los lugareños que son, en su mayoría absoluta, partidarios de la monarquía.
25 de Febrero 1826:
Acción de Neuqén: un destacamento mandado por el coronel Barnecheacae sobre el campamento de montoneros e indígenas de Senosiaín y de uno de los hermanos Pincheira, dispersando los y rescatando a numerosas mujeres cautivas.
31 de Agosto 1826:
Acción de Antuco: una montonera realista caer sobre el villorrio de Antuco y ejecuta al oficial Herquíñigo y a su guarnición de siete hombres.
Enero 1827:
Operaciones militares contra los Pincheira y las bandas de Senosiaín.
25 de Enero 1827:
Levantamiento de Enrique Campino: El coronel Enrique Campino ingresó a caballo al Congreso Nacional con intenciones de dar un Golpe Militar.
21 de Julio 1827:
Motín de Talca: Un escuadrón de Cazadores se sublevo, comandado por algunos cabos y sargentos.
31 de Diciembre 1827:
Acciones en San Fernando: El gobernador Silva apresó a algunos individuos afectos a la asamblea. El comandante Francisco Porras se colocó al frente de los partidarios del bando vejado, organizó algunas compañías de milicianos y aventureros y se dirigió a San Fernando.
Enero 1828:
Campaña contra Los Pincheira de 1828: El ministro de la Guerra repitió en el verano de 1828 la expedición que había realizado el año anterior contra los Pincheira, con menos fuerzas. Las pequeñas columnas comandadas por Viel y Bulnes no lograron dar alcance a los bandidos.
18 de Julio 1828:
Sublevación de Colchagua: Revolución federalista-o'higginista de Urriola. Los estanqueros y los pelucones salvan el gobierno.
25 de Agosto 1828:
Motín del Maule: Manuel Bulnes al frente de la guarnición de Parral, somete a los insurgentes al mando de Gregorio Murillo.
06 de Junio 1829:
Motín Militar: Un estrafalario motín, que debe considerarse más como incidente del proceso electoral que como pronunciamiento militar, acabó de exacerbar las pasiones, ya muy enconadas.
06 de Diciembre 1829:
Toma de Valparaíso: Portales y Rodríguez Aldea descubrieron e! plan de Novoa, y a fin de desbaratarlo, resolvieron impedir la salida de! "Aquiles", apoderándose de Valparaíso.
14 de Diciembre 1829:
Batalla de Ochagavía. La Acción de Ochagavía fue el primer choque armado producido entre tropas gubernamentales del bando pipiolo o liberal, y las del bando pelucón o conservador, acaecida durante la Guerra Civil de 1829-1830.
15 de Diciembre 1829:
La Revolución de Coquimbo: Pedro Uriarte y algunos hacendados se alzan contra el gobierno.
03 de Enero 1830:
Contrarrevolución de Sur: El coronel Cruz recupera Concepción.
02 de Marzo 1830:
Toma de Concepción: Viel se apodera de Concepción y pone sitio a Chillan y exige la rendición de Cruz.
17 de Abril 1830:
Batalla de Lircay. Este combate tuvo lugar a orillas del río Lircay, en el marco de la Guerra Civil chilena comenzada un año antes con la denominada revolución de 1829. Dicha revolución corresponde al enfrentamiento definitivo entre los estanqueros, o’higginistas y pelucones ("fuerzas conservadoras"), contra los pipiolos (liberales). Esta etapa, y con ello la denominada "anarquía chilena" (1823-1830), finalizó con la batalla de Lircay.
14 de Enero 1832:
Combate de Coyahuelo-Lagunas de Pulán: Las tropas de Manuel Bulnes caen sobre la montonera de los hermanos Pincheira, derrotando las completamente.
21 de Agosto 1836:
Captura de Buques de la Confederación: El ministro Portales envía a Victorino Garrido a tomar por asalto durante la noche el puerto de el Callao, logrando capturar tres de los seis barcos peruanos. Los botes del bergatín "Aquiles" capturaron la barca "Santa Cruz", el bergatín "Arequipeño" y la goleta "Peruviana" en el puerto peruano de El Callao, movimientos previos a la guerra contra la Confederación peruanaboliviana..Garrido se entrevista con Santa Cruz, acordando la devolución de las naves peruanas después de firmado un tratado de paz.
29 de Agosto 1836:
Sublevación de Freire: Las fuerzas chilenas lograron controlar a las sublevadas en el sur del territorio nacional, comandadas por el general Ramón Freire Serrano, quien tenía intenciones de derrocar el gobierno del presidente José Joaquín Prieto Vial y reconstruir el virreinato del Perú.
03 de Junio 1837:
Motín de Quillota: Es apresado por el Regimiento Maipo, el ministro Diego Portales, mientras pasaba revista a las tropas acantonadas en Quillota. Este hecho es conocido por la historia como el "Motín de Quillota".
06 de Junio 1837:
Combate de Cerro Barón y asesinato del Ministro Diego Portales: El Ministro se dirigió a Quillota, para revistar un cuerpo de ejército acantonado allí. De un instante a otro la oficialidad lo apresó y se amotinó contra el estadista. El coronel José Antonio Vidaurre dirigió el movimiento. Los amotinados se trasladaron a Valparaíso y se llevaron a Portales en un pequeño carruaje. En la madrugada del 6 de junio tras un combate en el cerro Barón, se escucharon los primeros disparos. El oficial Santiago Florín, que custodiaba al Ministro, le ordenó a un subordinado: ¡Baje el Ministro!. Este se arrodilló y de inmediato disparó sobre él.

11 de Septiembre 1837:

Inicio de la primera expedición; Durante la guerra contra la Confederación peruana-boliviana, zarpó la Escuadra Nacional comandada por el almirante Manuel Blanco Encalada.

29 de Septiembre 1837:

Desembarco en Quilca: Se inicia la marcha hacia Arequipa.
07 de Agosto 1838:
Segunda expedición chilena: Al mando del general Manuel Bulnes Prieto, las fuerzas chilenas se apoderaron del puerto de El Callao, durante la guerra contra la Confederación peruana - boliviana. Bulnes impuso a Perú una indemnización de 20 millones de pesos de la época, pero como los peruanos no accedieron a la petición, el general se apoderó de Lima, luego de una sangrienta batalla.
17 de Agosto 1838:
Captura de la corbeta "Socabaya": En el puerto peruano de El Callao, por las naves de la escuadra del capitán de navío Carlos García del Postigo Bulnes, durante la guerra contra la Confederación peruanaboliviana.
21 de Agosto 1838:
Combate de Portada de Guías. Luego de desembarcar la escuadra chilena, a cargo del Almirante Simpson, se llevó a cabo el combate de Portadas de Guía, adueñándose el ejército chileno de la ciudad de Lima el 21 de agosto de 1838. El General Bulnes cita un cabildo abierto, el que proclama un gobierno provisional en Perú a cargo de Agustín de Gamarra.
18 de Septiembre 1838:
Combate de Matucana. Las tropas chilenas avanzan hacia el interior del Perú, enfrentando y venciendo a las tropas de Santa Cruz.
17 de Diciembre 1838:
Combate del puente de Llac Lla: El ejercito confederado ocupó el pueblo de Recuay y a la vez el “chilenoperuano” estaba en Huaraz de donde salió mas al interior llevando centenares de enfermos, en busca de climas benignos. Al llegar al puente LlacLla fueron alcanzados por las tropas Confederadas y mientras Torraco apresuraba el paso de los enfermos, el soldado Lorenzo Colipí con 10 compañeros del batallón Carampangue, lucharon sin descanso permitiendo la evacuación desde Chiquian.
06 de Enero 1839:
Combate de Buin: En la Guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y el Ejército Restaurador Chile-Perú. Hacia el norte de la ciudad de Lima, las tropas de la confederación se baten en un combate con el ejército chileno, desarrollándose la batalla de Huaras.
12 de Enero 1839:
Combate Naval de Casma: Ambas armadas se enfrentaron en el Combate Naval de Casma, convirtiéndose en el último con buques a velas. El triunfo chileno nos permitió el dominio del mar.
20 de Enero 1839:
Batalla de Yungay. A orillas del río Santa ocurre la decisiva en la Guerra contra la Guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y el Ejército Restaurador Chile-Perú. El presidente Santa Cruz había fortificado el fuerte de Yungay y el cerro Pan de Azúcar, el cual fue asaltado por la infantería chilena, desatándose la Batalla de Yungay. Este día, el 20 de enero de 1839, las tropas chilenas vencen a las de la Confederación, declarándose disuelta. Las tropas del General Bulnes llegaron el 18 de febrero a Lima, dando fin a la guerra.
20 de Abril 1851:
Motín de Urriola: Un motín cívico militar estalla en las calles de Santiago de Chile, por oposición al gobierno de Bulnes y a la candidatura presidencial de Manuel Montt. Urriola y cinco mil revolucionarios se tomaron las principales calles de Santiago, mientras que el gobierno preparó una contraofensiva desde la Alameda y el Cerro Santa Lucía. El combate duró cerca de 5 horas, tras las cuales fue abatido Urriola y hubo más de 200 muertos.
25 de Septiembre 1851:
Operaciones sobre Huasco, Vallenar e Illapel: Con erogaciones forzosas de los vecinos y prorratas de caballos y elementos de transporte, logró Vicuña Mackenna reunir una partida o montonera, que llegó a contar con 150 fusileros y 172 jinetes, que, en su inconsciencia militar, creía capaces de arrollar las fuerzas que el gobierno le opusiera.
28 de Septiembre 1851:
Revolución de La Serena y Captura del "Fire Flay": La necesidad de procurarse armas y municiones, para organizar un ejército eficiente de unas dos mil plazas, se imponía al más elemental sentido común. Carrera concibió el proyecto, de dudoso éxito inmediato, de adquirirlas en Lima. Con este objeto, se apoderó a viva fuerza del pequeño vapor "Fire Flay", de propiedad de Carlos Lambert, que navegaba con bandera inglesa, sin prever las complicaciones que el acto iba a ocasionar.
14 de Octubre 1851:
Batalla de Petorca: Mientras el ejército de Vicuña Mackenna operaba en Illapel. Carrera y Arteaga, informados de que Santiago estaba desguarnecido, después del envío de las tropas al sur, resolvieron operar sobre Aconcagua, reforzarse con los cívicos de San Felipe y proseguir a la capital.
14 de Octubre 1851:
Combate de Peñuelas: En el norte, la revolución seguía prendida. No obstante, la derrota de los liberales en Petorca los hace mantenerse en la provincia de Coquimbo, al tiempo que algunos empresarios mineros proclives al gobierno deciden crear un ejército contrarrevolucionario al mando de Ignacio José Prieto, quien logra derrotarlos en Peñuelas el 14 de octubre.
28 de Octubre 1851:
Sublevaciones de Aconcagua y Valparaíso: Los caudillos de La Serena exigían a los revolucionarios de Aconcagua, Santiago y Valparaiso, que aliviaran la presión de las fuerzas que los amagaban, intentando sublevaciones en el centro mismo de los recursos del gobierno.
07 de Noviembre 1851:
Sitio de La Serena: En el momento de iniciarse el sitio, La Serena contaba con unos 600 soldados: 300 cívicos, 200 mineros, que se organizaron-en un batallón intitulado "Defensores de La Serena", y una brigada de artillería.
19 de Noviembre 1851:
Combate de Monte de Urra: El 13 de septiembre, cinco días antes de la asunción de Montt, se declaró una asonada al mando del ex candidato Cruz, quien no aceptando la derrota electoral, y temiendo que las familias conservadoras de Concepción perdieran protagonismo en la dirección del país, consiguió armar un grupo de cinco mil hombres, entre partidarios y mapuches del cacique Colipí.
24 de Noviembre 1851:
Motín de Cambiaso: Durante la noche estalló en la ciudad de Punta Arenas, XII Región, el "Motín de Cambiaso", como consecuencia de la Guerra Civil de ese año. Luego de una gran masacre, su líder el teniente Miguel José Cambiaso Tapia, organizó su huida, pero fue detenido, condenado a muerte y ajusticiado el 4 de abril de 1852.
08 de Diciembre 1851:
Sublevación de Copiapó: La provincia de Atacama había sido objeto de un largo y activo trabajo de zapa contra el orden y las autoridades, realizado por una verdadera legión de agentes enviados desde el vigoroso foco pipiolo de La Serena.
08 de Diciembre 1851:
Batalla de Loncomilla: La batalla se desarrolló en el llano cercano al río del mismo nombre, cerca de donde después se fundaría San Javier, en la provincia de Linares. El bando leal al gobierno fue dirigido por Manuel Bulnes, mientras que el bando opositor estuvo a cargo de José María de la Cruz.
08 de Enero 1852:
Acción de Linderos de Ramadilla: El teniente coronel Victorino Garrido derrota a los revolucionarios mandados por Bernardo Barahona y ocupa Copiapó el 9 de enero, poniendo fin a las acciones armadas de la revolución.
06 de Enero 1859:
Toma de Copiapó: El militar retirado Pedro Pablo Zapata se presentó, seguido de 20 hombres, a las puertas del cuartel de policía. Urrutia, quien estaba a cargo de él, lo entregó, después de un simulacro de defensa.
19 de Enero 1859:
Toma de Talca: A las doce del día, el teniente retirado Samuel Vargas y el ex sargento Valenzuela, encargados de capturar al comandante de cívicos, sargento mayor José Antonio Bustamante, se acercaron a él, en los momentos en que se dirigía al cuartel.
02 de Febrero 1859:
Asonada de Concepción: El teniente coronel Basilio Urrutia derrota a los montoneros al mando de don Juan José Alemparte.
28 de Febrero 1859:
Sitio y Toma de San Felipe: Las tropas gobiernistas, al mando del teniente coronel Tristán Valdés asaltan y derrotan a los revolucionarios que mantenían en su poder la ciudad de este el 12 de febrero.
28 de Febrero 1859:
Asonada de Valparaíso: El general Juan Vidaurre-Leal somete a los insurrectos que intentaron asaltar la intendencia y los almacenes de la aduana.
14 de Marzo 1859:
Batalla de Los Loros: En el contexto de la Guerra Civil del '59. En este episodio, las fuerzas revolucionarias de Pedro León Gallo vencen a las del gobierno.
12 de Abril 1859:
Combate de Maipón: Nicolás Tirapegui logró sublevar la guarnición de la plaza de Arauco; y con las armas que se procuró en ella, organizo una nueva montonera de 400 hombres, y se reunió con Videla en Santa Juana.
20 de Abril 1859:
Combate de Pichidegua: Las montoneras de Colchagua, Talca y Maule cesaron de constituir un peligro para las ciudades bien guarnecidas, desde que el ministro Rafael Sotomayor organizó fuertes divisiones de milicias cívicas
29 de Abril 1859:
Batalla de Cerro Grande: A 5 Kilómetros al sur de la Serena, entre las fuerzas del Gobierno y las revolucionarías de Gallo, siendo éstas derrotadas.
12 de Mayo 1859:
Recuperación de Copiapó: el teniente coronel José Antonio Villagrán derrota en las últimas fuerzas revolucionarias que mantenían la ciudad en su poder desde el 4 de enero.
04 de Enero 1862:
Captura del "Rey de la Araucanía": El Comandante Cornelio Saavedra capturó a Antoine de Tounens, el "Rey de la Araucanía". A fines de 1861, Orelie Antoine de Tounens, de nacionalidad francesa, se asentó en la Araucanía y se autoproclamó rey de la zona y de la Patagonia. Aprovechando la escasa presencia de chilenos en la zona, que abarcaba entre los ríos Biobío y Toltén, el aventurero logró convencer a algunos caciques que aún resistían la autoridad chilena, y organizó una especie de reino en la zona.

26 de Noviembre 1865:

Combate Naval de Papudo. Durante este episodio de la "guerra con España", el almirante Juan Williams Rebolledo, al mando de la Esmeralda, se apodera de la corbeta española Covadonga, frente a la rada de Valparaíso. Juan Williams Rebolledo, logró capturar a la goleta española Covadonga. Ante esta derrota, el almirante español José Manuel Pareja, líder de las fuerzas hispanas, se suicidó. Fue reemplazado por Casto Méndez Núñez.

07 de Febrero 1866:

Combate Naval de Abtao. Sostenido entre la Escuadra aliada chileno-peruana y la Escuadra Española en el canal de Chayahué, provincia de Chiloé.
02 de Marzo 1866:
Combate Naval de Huito: Los jefes peruanos temían que las fragatas lograran forzar la boca de la ensenada de Huito, y en este evento bastaban los cañones de la "Numancia" para destruir impunemente toda la escuadra aliada.

31 de Marzo 1866:

Bombardeo a Valparaíso. Fue un episodio de la Guerra Hispano-Sudamericana, durante el cual el puerto de Valparaiso fue bombardeado y parcialmente destruido por ordenes del almirante español Casto Méndez Núñez.

11 de Noviembre 1877:

Motín y Destrucción de Punta Arenas: Se ha atribuido a esta rivalidad influencia casi decisiva en el motín de los artilleros. Dublé Almeida murió en el convencimiento de que el padre Matulski fue su principal o uno de sus principales instigadores. Los cronistas, por su lado, dando de mano a esta imputación desmentida por el desarrollo y las finalidades del motín, creen que el fanatismo antirreligioso envolvió al gobernador "en vahos de infierno y olores a Lucifer".

14 de Febrero 1879:

Se inició la Guerra del Pacífico con la toma de Antofagasta -que en ese tiempo era una ciudad boliviana-, por el ejército chileno, se inició la Guerra del Pacífico (1879-1883). Este conflicto bélico, que enfrentó a Chile con Perú y Bolivia, se debió a problemas territoriales y al interés por controlar la producción del salitre -nitrato usado como fertilizante y para la fabricación de pólvora-, que era u muy buen negocio en esa época. Como Bolivia procurara apropiarse de las salitreras de Antofagasta, el Gobierno chileno ordena ocupar esa plaza. Las tropas chilenas ocupan Antofagasta: Desembarcan dos Compañías, 1 de Artillería y 1 de Artillería de marina (198 hombres) las que bajo el mando del Coronel Emilio Sotomayor y ocupan la ciudad. A partir de ese momento Antofagasta queda en poder de Chile.
16 de Febrero 1879:
La Corbeta O'Higgins ocupa Mejillones: Los buques Blanco Encalada y O'Higgins marcharon el primero a Tocopilla y Cobija en protección de los chilenos, y el segundo a Mejillones.
16 de Febrero 1879:
Ocupación de Caracoles. Un destacamento de 70 hombres de la Artillería de Marina, al mando del Capitán Francisco Carvallo, ocupa Caracoles.

20 de Marzo 1879:

Ocupación de Cobija: Las tropas chilenas toman Cobija, al mando de William Rebolledo. Los buques Blanco Encalada y O'Higgins marcharon el primero a Tocopilla y Cobija en protección de los chilenos.

21 de Marzo 1879:

Ocupación de Tocopilla: Las tropas chilenas toman control de Tocopilla. Ese día desembarca en Tocopilla la tripulación del Cochrane al mando de Enrique Simpson.

23 de Marzo 1879:

Combate de Calama Fue el primer hecho de armas de la Guerra del Pacífico. Tropas chilenas al mando del Comandante Eleuterio Ramírez se enfrentaron contra las fuerzas bolivianas comandadas por el Coronel Ladislao Cabrera, obteniendo el triunfo el Ejército chileno...Por lo anterior, se fijó este día como: "El Día de Calama". Las tropas chilenas sufren 12 bajas, 7 muertos y 5 heridos, los Bolivianos 52, 20 muertos y 32 prisioneros (entre estos últimos se encuentra un ciudadano chileno de apellido Alfaro).
25 de Marzo 1879:
Un destacamento chileno llega a Chiu Chiu.
05 de Abril 1879:
Bloqueo de Iquique: El Bloqueo al Puerto de Iquique marca la primera acción ofensiva de Chile sobre territorio peruano.

12 de Abril 1879:

Combate Naval de Chipana: Fue el primer enfrentamiento naval, entre la cañonera chilena "Magallanes" y la corbeta peruana "Unión" y la cañonera "Pilcomayo". Las naves peruanas a raíz del bloqueo y por presión popular, Prado les ordena salir como estén a practicar operaciones "inteligentes y de consecuencia" entre Antofagasta e Iquique.
18 de Abril 1879:
Bombardeo de Pisagua: Este acto más que servir para un objetivo táctico o importante, fue más que nada en represalia por el ataque a sus embarcaciones menores.
01 de Mayo 1879:
Combate de Mejillones: El Cochrane y la O’Higgins combaten con los defensores de tierra, 10 hombres bajo el mando del Teniente Coronel Graduado Luis Reina dos marinos chilenos resultan heridos por un accidente.

21 de Mayo 1879:

Combate Naval en la rada de Iquique. Mueren heroicamente el comandante de la Esmeralda, Arturo Prat, y gran parte de la tripulación. Luego de un épico combate el Huáscar hunde a la Esmeralda, mueren 146 marinos chilenos y otros 57 caen prisioneros, por el lado peruano muere un oficial y salen heridos 7 tripulantes.

21 de Mayo 1879:

Combate Naval de Punta Gruesa. En Punta Gruesa en tanto la habilidad del Comandante Condell y una buena cuota de suerte terminan con la Independencia encallada y perdida totalmente, mueren 3 chilenos y resultan heridos 6, por el lado peruano, mueren 5 y salen heridos 23 tripulantes.
26 de Mayo 1879:
Combate Naval de Antofagasta: Fue el primer bombardeo naval nocturno de la guerra. Este combate se dio durante la primera correría del blindado peruano Huáscar.
28 de Mayo 1879:
El Huáscar recaptura a la goleta "Coqueta": La nave había sido recientemente capturada por los chilenos, la embarcación marchaba rumbo a Antofagasta, son capturados tres marinos chilenos, la goleta es enviada a Arica, con tripulación de presa.
06 de Julio 1879:
La Unión en Tocopilla hunde a la barca "Matilde": Después es perseguida por el Blanco Encalada.
09 de Julio 1879:
Segundo Combate Naval frente a Iquique: No pudiendo encontrar al Abtao (que ya había solucionado sus problemas de maquinaria y cambiado su fondeadero por seguridad) intenta hundir al Matías Cousiño, pero los disparos dirigidos contra este transporte atrajeron a la cañonera "Magallanes", la que se midió valientemente contra el Huáscar a pesar de su inferioridad, la llegada del Blanco determinó que Grau emprendiera la huida. Resultan heridos 3 marinos chilenos.
18 de Julio 1879:
Incursiones del Huáscar: El Huáscar inicia una serie de incursiones contra puertos y caletas chilenos del norte (Chañaral, Carrizal, Pan de Azúcar y Huasco).
23 de Julio 1879:
El Huáscar y la Unión capturan al transporte Rimac: En el buque estaba el Regimiento Carabineros de Yungay que estaba embarcado en la nave chilena, constaba de 250 jinetes, armados y municionados; todos ellos pertenecientes a las mejores familias de Santiago.
28 de Agosto 1879:
Segundo Combate de Antofagasta: El Huáscar se acerco al puerto de Antofagasta con la intención de cortar el cable submarino para evitar la comunicación del centro de operaciones enemigas con el resto de Chile sin darse cuenta que el Abtao se encontraba entre los buques neutrales.
10 de Septiembre 1879:
Combate de Río Grande: Un destacamento del Regimiento de Caballería Chilenos "Cazadores" destroza una montonera boliviana en las cercanías de San Pedro de Atacama, muere una docena de bolivianos, y salen heridos 5 chilenos.

08 de Octubre 1879:

Combate Naval de Punta Angamos. Se enfrentaron el blindado chileno "Almirante Cochrane" al mando de Juan José Latorre Benavente, y el monitor peruano "Huáscar", comandado por el contraalmirante Miguel Grau Serrano. Fue capturado el "Huáscar", la embarcación enemiga más poderosa. Sin embargo, falleció Grau, llamado el "caballero de los mares". Perú sufre 33 muertos y 26 heridos en un épico combate.
10 de Octubre 1879:
Combate de Quillagua.
02 de Noviembre 1879:
Tropas chilenas asaltaron y se apoderaron de Pisagua. Nuestros soldados se dividieron en dos grupos, uno por la playa y otro por los cerros, así tomaron entre dos fuegos a las tropas peruanas y bolivianas. Luego de un sangriento combate, los chilenos se apoderaron de la ciudad. El Estado Mayor evalúa en un centenar los muertos aliados y 56 prisioneros.
06 de Noviembre 1879:
Combate de Agua Santa o Pampa Germanía. Después de un corto tiroteo los chilenos quedaron dueños del campo y de la línea del ferrocarril de Pisagua a Agua Santa. Los "Cazadores" despedazan el destacamento de retaguardia aliado en Pampa Germanía, los aliados pierden unos 60 hombres muertos, entre ellos el Teniente Coronel Sepúlveda, los chilenos 3 muertos y 6 heridos.
18 de Noviembre 1879:
El "Blanco Encalada" captura al barco peruano "Pilcomayo"
19 de Noviembre 1879:
Batalla de Dolores o San Francisco. Luego de diversos vaivenes el Coronel Emilio Sotomayor concentra y atrinchera sus 6.500 soldados en el Cerro San Francisco, donde es atacado por Buendia con 11 mil peruanos, venciendo los chilenos en la Batalla de Dolores o San Francisco, las tropas peruanas se retiran hacía Tarapacá.
22 de Noviembre 1879:
Las tropas chilenas ocuparon Iquique, mientras que las autoridades peruanas abandonaban la plaza, sin quemar ningún cartucho.
27 de Noviembre 1879:
Batalla de Tarapacá. La Campaña de Tarapacá, fue una de las fases de la Guerra del Pacífico, finalizó con la Batalla de Tarapacá, la que se desarrolló en la quebrada del mismo nombre. Esta campaña tenía como objetivo la posesión de la Provincia de Tarapacá. La hazaña de los soldados chilenos, permitió una victoria impensada. Chile se adueñó de la región, y la gesta tuvo un hondo efecto en la población. La valentía demostrada por Eleuterio Ramírez en el combate, lo llevó a ser elevado a héroe nacional. En el centro de San Lorenzo de Tarapacá, un monumento conmemora la contienda del 27 de noviembre de 1879; en una cripta están enterrados los soldados chilenos y un busto recuerda a Eleuterio Ramírez.
06 de Diciembre 1879:
Combate de Tambillo (San Pedro de Atacama): Un destacamento de 25 Granaderos es atacado, mueren 8 y otros 11 son tomados prisioneros, los bolivianos del "Francotiradores" sufren 2 muertos y 1 herido.
01 de Enero 1880:
Combate de Camarones: Muere un granadero y es capturado otro.
27 de Febrero 1880:
Combate Naval de Arica: Lo cierto es que más que un combate, se trata de tres acciones que ocurrieron el mismo día. En el muere el comandante del Huáscar Manuel Thompson.
09 de Marzo 1880:
El Blanco Encalada y el Loa en las islas Lobos: Hunden seis lanchas y capturan 29 animales, llevándose además prisioneros al Capitán de Corbeta Rosas y al Coronel Alaiza.
14 de Marzo 1880:
Fuerte escaramuza entre Chilenos y Peruanos en el frente de Moquegua, resultan heridos 2 soldados del regimiento "Buin" 1º de Línea y muerto 1 Gendarme de Moquegua.
21 de Marzo 1880:
Durante la noche un destacamento de 20 soldados de la Compañía de Cazadores del batallón peruano Grau incursiona sobre el campamento del regimiento de caballería chileno "Cazadores" dando muerte a 3 soldados, mientras tanto las tropas chilenas ya se han puesto en marcha para asaltar la excelente posición peruana.
22 de Marzo 1880:
Batalla de Los Angeles: Las tropas chilenas atacan y se apoderan del cerro de Los Angeles, considerado como inexpugnable. Las fuerzas peruanas estaban bajo las órdenes de Coronel Agustín Gamarra. Antes del medio día, gracias especialmente a una espectacular ascensión por senderos inaccesibles del batallón "Atacama" Nº1 las tropas chilenas derrotan completamente a las peruanas, las que sufren no menos de 28 muertos y 64 prisioneros.
01 de Abril 1880:
Ocupación de Locumba: La Patrulla de Duble Almeida ocupa el pueblo de Locumba, donde son atacados por las tropas del Coronel Albarracin, quienes matan a 3 chilenos y capturan 10, a cambio muere 1 soldado peruano y otro resulta herido.
18 de Abril 1880:
Combate de Buena Vista: Un fuerte destacamento de Caballería Chileno, bajo el mando de José Francisco Vergara destruye un grupo de milicianos peruanos y obliga al Coronel Albarracín a retirarse con los restos de su Escuadrón "Gendarmes de Tacna".
23 de Abril 1880:
Combate Naval de Torpederas en el Callao: Resulta herido el Teniente Manuel Señoret.
10 de Mayo 1880:
Segundo bombardeo del Callao: Los buques chilenos intentan sin éxito un segundo bombardeo del Callao, el monitor Huáscar resulta averiado, en tierra mueren 2 cantineras y 1 soldado, a la vez que salen heridos 24 personas. durante la Guerra del Pacífico.
25 de Mayo 1880:
Combate de torpederas en el puerto de El Callao: Hundimiento de la torpedera peruana "Independencia" y de la chilena "Janequeo", además mueren 2 marinos chilenos y 3 peruanos, salen heridos dos marinos chilenos y son capturados 7 marineros peruanos.
26 de Mayo 1880:
Batalla de Tacna o del Alto de la Alianza: El 1º Ejército del Sur Peruano y el ejército Boliviano (unos 10.000 hombres agrupados en 9 divisiones) son derrotados por el ejército chileno (14.147 hombres agrupados en 4 divisiones) los bolivianos no volverán a participar en una gran batalla contra Chile, mueren más de 500 chilenos y entre 1.000 y 1.200 aliados.
06 de Junio 1880:
Bombardeo de Arica: Se inicia el bombardeo chileno desde las baterías de tierra así como por el mar por los buques Loa, Covadonga, Magallanes y Cochrane. Las defensas peruanas utilizan la Batería Norte, Batería del Morro, Batería del Este y los cañones del monitor BAP Manco Cápac. El Cochrane recibió un impacto de un cañón Voruz de las baterías del morro, que lo hizo explotar provoncado 27 heridos, de los cuales murieron 7 después.
07 de Junio 1880:
Asalto y Toma del Morro de Arica: Las tropas chilenas toman por asalto el Morro de Arica. Ultimo reducto de los peruanos, desde entonces esta ciudad pertenece al territorio nacional. Luego de un cruento combate de alrededor de una hora y media, las tropas chilenas derrotan a la guarnición de esta plaza fuerte, mueren más del 30% de los defensores de la plaza, cumpliendo lo señalado por el Coronel Bolognesi de "luchar hasta quemar el último cartucho"
16 de Julio 1880:
Combate de Palca: Después de la Batalla de Arica, las fuerzas chilenas organizan expediciones a la sierra de Tacna, en donde se encuentra organizada las guerrillas de Pacheco Céspedes, Leoncio Prado y Gregorio Albarracin. Así se realiza el combate entre la guerrilla de Pacheco Céspedes contra el Regimiento Lautaro.
19 de Julio 1880:
Expedición de Salvo a Moquegua: Baquedano despachó contra ellos una expedición a Tarata, al mando de Barbosa, y otra a Moquegua, a las órdenes del sargento mayor Wenceslao Bulnes.
22 de Julio 1880:
Combate de Tarata: Las tropas chilenas del Coronel Barboza despedazan a los guerrilleros peruanos del Coronel Leoncio Prado, quienes sufren 26 muertos, 3 heridos y 21 Prisioneros, los chilenos por su parte sufren 1 muerto.
04 de Septiembre 1880:
La expedición Lynch: Lynch debía desembarcar en los puertos peruanos, empezando en el norte por Paita, para terminar en Quilca; internarse en los valles feraces; imponer contribuciones en dinero o en especies a la propiedad particular; inutilizar los ferrocarriles, y destruir las propiedades, cuyos dueños rehusaran pagar los cupos, teniendo cuidado de no perjudicar a los neutrales.
13 de Septiembre 1880:
Hundimiento de la "Covadonga": Alrededor de las 15:15 estalló el artefacto explosivo, que un marinero sobreviviente comparaba al estallido de cuarenta cañonazos a un tiempo, hundiéndose la Covadonga en dos minutos.
16 de Septiembre 1880:
Nuevo combate de Torpederas en el Callao: Resulta 1 herido en la chilena "Guacolda" y 1 muerto en la peruana "Urcos".
22 de Septiembre 1880:
El Cochrane bombardea Chorrillos: Buques de la escuadra chilena bombardearon los puertos peruanos de Ancón y Chancay, en represalia de la celada que hizo volar la "Covadonga", en el contexto de la Guerra del Pacífico.
23 de Septiembre 1880:
El Blanco Encalada bombardea Ancón.
23 de Septiembre 1880:
La Pilcomayo bombardea Chancay.
05 de Diciembre 1880:
Combate de lanchas en El Callao: Donde murió el aspirante a marina Juan Antonio Morel Zegers.
11 de Diciembre 1880:
Bombardeo del puerto de El Callao: Por el transporte "Angamos". Falleció el teniente Tomás Pérez al explotar un cañón.
24 de Diciembre 1880:
Combate de Pachacamac: A las 2 de la mañana un destacamento compuesto por dos compañías del “Buin”, 2 del “Esmeralda” y 200 “Cazadores” salen hacía Machay a marchas forzadas, a las 4 de la mañana llegan a Pachacamac, poco después sostienen un intenso combate con tropas peruanas emboscadas, sufriendo un muerto, un herido y con el Sargento Mayor Silva Contuso la tropa se repliega llevándose 3 soldados peruanos prisioneros.
27 de Diciembre 1880:
Combate de El Manzano o Pueblo Viejo: Entre tropas chilenas y peruanas, donde murieron los comandantes de ambos ejércitos, en el contexto de la Guerra del Pacífico. El Regimiento Curicó sorprende y prácticamente destruye a la I Brigada de Caballería “Rimac”, en el Manzano por la parte chilena muere el 2º Comandante del Curicó Teniente Coronel José Olano y son heridos 4 soldados, por la parte peruana mueren 16 soldados y son capturados 112 soldados peruanos, entre ellos el Comandante de la Brigada, Coronel Sevilla. Para celebrar el acontecimiento, por orden del día se ordena que todas las bandas de las unidades chilenas toquen el Himno Nacional inmediatamente frente a sus campamentos.
02 de Enero 1881:
Combate de Humay: Las Tropas del Comandante Echevarria atacan y causan serios daños a una montonera peruana en Humay, los chilenos pierden 5 hombres, 2 muertos y 3 heridos, entre los primeros 1 capitán.
09 de Enero 1881:
Combate de Ate: Un destacamento chileno de la II/2ª División bajo el mando del Coronel Barboza, asalta el sector escasamente defendido por los peruanos, luego de un corto combate desalojan a los defensores y quedan dueños del campo, los chilenos se retiran poco después, han sufrido 1 muerto y unos 20 heridos.
13 de Enero 1881:
Batalla de Chorrillos: Las tropas chilenas asaltan las posiciones peruanas, tras un sangriento encuentro capturan una tras otra las posiciones de Villa Santa Teresa, San Juan, Chorrillos y el Morro Solar, mueren más de 2000 hombres por bando en tal ves la batalla más grande de la historia de Latinoamérica.
15 de Enero 1881:
Batalla de Miraflores: Transcurre esta batalla en las proximidades de Lima, donde las tropas chilenas, al mando del general Baquedano, vencen a las peruanas consiguiendo de esta forma el triunfo de la guerra que se iniciara en 1879.
16 de Enero 1881:
Combate de Lurín: Una partida de caballería peruana ataca en las cercanías de Lurín a un destacamento de “Cazadores”, pero estos últimos les vencen, causandoles varias bajas.
07 de Abril 1881:
Combate de San Jeronimo: Lagos envía al Comandante José Miguel Alcérreca, al mando de una fuerza compuesta por tropas del Carabineros de Yungay y del Buin al interior. Ese mes en San Jerónimo, cerca a Santa Eulalia, se inicia la campaña de la Breña con las fuerzas organizadas por el coronel José Agustín Bedoya que se enfrentan a las fuerzas de Alcérreca, las cuales luego de un tiroteo dispersan a los hombres de Bedoya, para luego incendiar el lugar y retornar a Lima.
27 de Junio 1881:
Combate de Sangra: En la sierra peruana, las fuerzas chilenas comandadas por el capitán José Luis Araneda Carrasco, se enfrentaron al enemigo y luego de 13 horas de lucha, se retiró el ejército peruano. De los 36 "buines" que iniciaron el desigual combate, sólo 10 quedaron con vida, a los que la historia reconoce como: "Los diez de Araneda", "Los diez de Sangra".
08 de Agosto 1881:
Combate del puente Verrugas: Las guerrillas de sargento mayor José Osambela obtienen otra victoria en el puente Verrugas.
15 de Agosto 1881:
Combate del puente Purguay: Se libra el combate del puente Purhuay, saliendo de Chosica donde el nuevo batallón Zepita comandado por el teniente coronel Villegas y las guerrillas del coronel Manuel Tafur triunfan sobre las fuerzas chilenas.
02 de Septiembre 1881:
Combate de Calientes: Se produce en la región de Tacna.
03 de Septiembre 1881:
Combate de Pachía: En la región de Tacna se produce el combate, en donde las tropas chilenas derrotan a las guerrillas peruanas, dominando la región.
10 de Octubre 1881:
Combate de Motupe.
21 de Octubre 1881:
Combate de Cienaguilla.
26 de Octubre 1881:
Combate de Guadalupe.
05 de Febrero 1882:
Primer Combate de Pucará: Cáceres pasa por Tarma y Jauja y ocurre el combate con las fuerzas chilenas al mando de Del Canto. Cáceres continúa su marcha ocupando Izcuchaca, Acostambo, Huancavelica, Acobamba.
22 de Febrero 1882:
Combate de Acuchimay: Cáceres vence a las fuerzas rebeldes del coronel Arnaldo Panizo que contaba con 1.500 hombres, tomando sus tropas. Luego de este suceso Cáceres ingresa a Ayacucho.
06 de Marzo 1882:
Combate de Comas.
29 de Marzo 1882:
Combate de Pazos.
31 de Marzo 1882:
Segundo Combate de Pazos.
Marzo a Mayo 1882:
Suceden diversos enfrentamientos como los combates de: Sierralumi, Huaripampa, Huancaní, Llocllapampa, Sicaya, Chupaca, Pazos, Acostambo, Ñahuimpuquio. Las fuerzas chilenas estaban diezmadas por el tifus y la viruela, así Lynch autoriza a Del Canto a volver a Lima con el 2º de Línea trayendo a los heridos y a los enfermos. Los batallones "Pisagua" 3º de Línea y "Santiago" 5º de Línea son enviados como refuerzos.
03 de Junio 1882:
Combate de Marcavalle: Se enfrentan guerrillas peruanas con el batallón chileno Santiago destacado en Marcavalle.
28 de Junio 1882:
Nuevamente se enfrentan guerrillas peruanas con el batallón chileno Santiago destacado en Marcavalle.
09 de Julio 1882:
Segundo Combate de Pucará: Después de que los chilenos se retiran de Marcavalle, fueron perseguidos por dos compañías del Tarapacá, “Fueron empujadas sobre pucará, donde reforzados (los chilenos) por las restantes compañías de su batallón opusieron nueva resistencia.
09 y 10 de Julio 1882:
Combate de la Concepción. A las dos y media de la tarde de este día comienza el combate, considerado por el pueblo chileno, uno de los hechos más dramáticos de la Guerra del Pacífico. Se desarrolló los días 9 y 10 de julio de 1882 en el pueblo peruano de La Concepción. La guarnición completa del regimiento Chacabuco, compuesta por 77 jóvenes entre 16 y 18 años, resistió durante dos días el ataque de dos mil soldados peruanos, que tuvo como resultado la muerte de todo el contingente chileno. La valentía demostrada por los jóvenes, que mantuvo heroicamente alzada nuestra bandera, hizo que el 9 de julio fuera establecido como el día oficial de nuestro emblema patrio.
10 de Julio 1882:
Segundo Combate de La Oroya. Se enfrentan las fuerzas peruanas de Máximo Tafur y las chilenas del 3º de Línea, al mando del Teniente Francisco Meyer en el puente de La Oroya. La guarnición chilena mantiene el control del lugar.
15 de Julio 1882:
Combate de Tarmatambo. La compañía del batallón Lautaro se enfrenta en el caserío de Tarmatambo a las fuerzas dirigidas por el Coronel Juan Gastó y Máximo Tafur en el Combate de Tarmatambo.
16 de Julio 1882:
Combate de San Juan Cruz: Las fuerzas de Cáceres se enfrentan con una compañía del batallón 2° de Línea. Cáceres decide no atacar el pueblo, sino apostar la segunda división y los guerrilleros de San Jerónimo en las alturas cercanas a Tarma.
Febrero 1883:
Combate de Ungatá: Una compañía del Lautaro se enfrenta en Ungará al sur de Lima a guerrilleros locales, los chilenos son apoyados por un escuadrón de Granaderos y mantienen su posición.
14 de Marzo 1883:
Combate de Puruguay.
03 de Abril 1883:
Cáceres llega a la costa de Chancay, para luego atacar a la guarnición del Aconcagua. El coronel Urriola se retira de Chancay y se embarca en la Corbeta Chacabuco recibiendo luego refuerzos desde Lima del 3º de Línea y del Coquimbo por lo cual Cáceres se retira hacia Canta.
20 de Abril 1883:
Segundo Combate de Purhuay. Antes de ordenar una nueva ofensiva contra el ejército de Cáceres, Lynch ordenó la reparación del puente de Purhuay y la línea telegráfica que los montoneros de Chosica habían destruido lo que impedía el transito de las tropas chilenas hacia las zonas ocupadas por la resistencia peruana. Con tal misión partió de Lima el mayor Julio Quintavalla quien arribó a Chosica el 14 de abril, en los días siguientes la fuerza chilena fue constantemente hostilizada por las montoneras peruanas formadas por el batallón Guerrilleros del Rimac al mando del mayor Wenceslao Inchaústegui. El 20 de abril tuvo lugar el combate de Purhuay, a dos millas y media del puente del mismo nombre, tras el cual Quintavalla tuvo que retirarse sin haber logrado cumplir su misión y habiendo tenido 29 bajas entre muertos y heridos y 17 dispersos.
10 de Julio 1883:
Batalla de Huamachuco: Le correspondió ser el último hecho de armas que puso fin a la Guerra del Pacífico. Al ver a las fuerzas de Cáceres en el cerro Cuyulga, Gorostiaga deja el poblado de Huamachuco y se posiciona en el cerro Sazón al norte del pueblo. Se enfrentan ambos ejércitos, Gorostiaga vence a las tropas de Cáceres, quien pierde la mitad de sus hombres. Cáceres retorna a Ayacucho con el fin de organizar un nuevo ejército.
01 de Agosto 1883:
Combate de Coari: Enfrentamiento en el sur del Perú.
02 de Agosto 1883:
Combate de Mirave: Pacheco Céspedes se enfrenta al destacamento chileno al mando del Mayor Duberli de Oyarzun.
20 de Octubre 1883:
Tratado de Ancón: Tratado que pone fin a la guerra del Pacífico, de Chile contra Perú y Bolivia. Perú cede a Chile las provincias de Tacna, Arica y Tarapacá y Bolivia pierde la provincia de Antofagasta.
06 de Enero 1891:
Sublevación de la Escuadra: La Escuadra se levanta contra el Presidente José Manuel Balmaceda.
08 de Enero 1891:
Operaciones de la Escuadra en el sur: Para reunir contingentes y armas para los batallones, se emprendieron diversas expediciones. La "Esmeralda" ancló en Talcahuano e! día 8 de enero y tomó los elementos que había en el buque•escuela N° 2.
12 de Enero 1891:
Acciones en Coquimbo y La Serena: Primeras acciones de la Armada durante la Guerra Civil de 1891.
19 de Enero 1891:
Acciones en Pisagua, Zapiga, Alto Hospicio y Taltal: Primeras acciones de la Armada en el norte, durante la Guerra Civil de 1891.Conocido como el "Combate de los Abrazos", por la confusión que tuvieron los contrincantes en uno de los primeros enfrentamientos de esa guerra.
06 de Febrero 1891:
Captura de Pisagua. Los congresistas tenían su Cuartel General en la zona norte del país, tratando de avanzar hacia el centro del país. Los balmacedista intentaron frenar en esta zona a los congresistas, razón por la cual desarrollaron una serie de combates y batallas en esta región.
15 de Febrero 1891:
Batalla del Cerro Dolores o San Francisco: Las fuerzas gobiernistas afines al Presidente José Manuel Balmaceda fueron derrotadas por los congresistas, en el Cerro Dolores o San Francisco, cerca de Pisagua, provincia de Tarapacá.
17 de Febrero 1891:
Combate de Huara: Entre las tropas gobiernistas contra las congresistas en la estación de ferrocarril de Huara, que unía Iquique con Pisagua, en la I Región.
19 de Febrero 1891:
Combate de la Aduana de Iquique. Desde Iquique fueron enviadas fuerzas balmacedistas hacia el interior, por lo que esta ciudad quedó desprotegida. Aprovechando esta situación, las naves congresistas avanzaron hacia el puerto, llegando alrededor de las 05:00 hr.. A seis kilómetros de Iquique, se pudo divisar a cuatro embarcaciones congresistas alumbrando con sus proyectores los cerros para disparar sobre la tropa balmacedista que intentara descender al puerto.
07 de Marzo 1891:
Batalla de Pozo Almonte: Los balmacedistas habían perdido la mayoría de sus hombres y municiones, lo que sumado a la alta deserción de sus partidarios, generó el envío de 1.000 hombres desde Santiago.
19 de Marzo 1891:
Ocupación de Antofagasta Tacna y Arica: Apenas la provincia de Tarapacá estuvo libre de fuerzas enemigas, se planteó a los congresistas la necesidad de adueñarse inmediatamente de las provincias de Tacna y Arica, Antofagasta y Atacama.
23 de Abril 1891:
Hundimiento en Caldera del "Blanco Encalada": Los balmacedistas hunden en la rada de Caldera el barco "Blanco Encalada".
07 de Julio 1891:
Combate de Vallenar: El coronel Orrego, jefe de la división de Coquimbo, ignorando que venían en camino tropas constitucionales de infantería, dio orden al teniente coronel Almarza que atacara por sorpresa.
18 de Agosto 1891:
Desembarco en Quintero: Las fuerzas congresistas desembarcan en Quintero. 300 soldados del Pisagua N° 3, conducidos por botes que se desprendieron del "Biobio", se posesionaban sin oposición del pueblecito de Quintero.
21 de Agosto 1891:
Batalla de Concón: Fue la penúltima acción de la Guerra Civil de ese año y el primer enfrentamiento de las fuerzas revolucionarias o congresistas, comandadas por el coronel Estanislao del Canto Arteaga. Las fuerzas congresistas se concentraron en la bahía de Quintero y estaban al mando del General Estanislao del Canto.
28 de Agosto 1891:
Batalla de Placilla. La Guerra Civil de 1891 finalizó el 28 de agosto de 1891 en la Batalla de Placilla, pequeño pueblo situado a la bajada del Alto del Puerto, en el camino de Casablanca, lugar donde se enfrentaron las fuerzas que apoyaban al gobierno del presidente José Manuel Balmaceda Fernández, con las fuerzas de los congresistas o revolucionarias, obteniendo el triunfo estos últimos.

Bernardo O´Higgins

Bernardo O´Higgins

Ramon Freire

Ramon Freire

Joaquin Prieto

Joaquin Prieto

Mujeres Destacadas de la Historia de Chile


Paula Jaraquemada Alquizar: (Santiago junio de 1768 - † falleció el 7 de septiembre de 1851). Hija de Domingo de Jaraquemada y Cecilia de Alquizar, fue uno de los personajes femeninos más importantes en la lucha por la independencia de Chile. ir a Bio,,,

Francisca Javiera Eudoxia Rudecinda Carmen de los Dolores de la Carrera y Verdugo (Santiago, 1 de marzo de 1781 - † ibídem, 20 de agosto de 1862), más conocida como Javiera Carrera, fue una patriota chilena que destacó por el apoyo a la lucha por la Independencia de Chile y por bordar la primera bandera patria del país, llamada actualmente bandera de la "Patria Vieja". Los Carrera eran descendientes de vascos. ir a Bio...

Catalina de los Ríos y Lisperguer: (*Santiago de Chile, 1604 - † 1665), más conocida como La Quintrala, fue una terrateniente chilena de la época colonial, famosa por su belleza y la crueldad con la que trataba a sus inquilinos. Se convirtió en un ícono del abuso y la opresión colonial. Su figura, fuertemente mitificada, pervive en la cultura popular de Chile como el epítome de la mujer perversa y abusadora. Para tildar a una mujer de abusadora en Chile se le dice "Quintrala". ir a Bio...

Candelaria Pérez: (* Santiago de Chile, 1810 - † 28 de marzo de 1870), también conocida como Sargento Candelaria, fue una militar chilena que participó en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. ir a Bio...

Irene Morales Infante (La Chimba, Santiago, 1 de abril de 1865 — † Santiago, 25 de agosto de 1890) Militar chilena, Sargento segundo y Cantinera del Ejército de Chile durante la Guerra del Pacífico. ir a Bio...

Janequeo o Yanequén: Fue una mujer lonco, de origen mapuche-pehuenche. Esposa del Lonco Hueputan, quien murió bajo tormentos por mandato del gobernador Alonso de Sotomayor. Su preparación militar y cualidades de líder, hicieron que se ganara el apoyo de los estrategas militares de su pueblo. ir a Bio...

María Isabel Riquelme y Meza: (* Chillán Viejo, Región del Biobío, Chile 1758 - † Lima, Perú 21 de abril de 1839), fue la madre del Libertador General de Chile, Bernardo O'Higgins. ir a Bio...

Rosa O'Higgins: (* Chillán Viejo, Región del Biobío, Chile 1781 - † Lima, Perú 1850), chilena hija de Isabel Riquelme y Félix Rodríguez Rojas. En los años de la lucha de la independencia chilena adoptó el apellido de su medio hermano Bernardo O'Higgins con quien viviese sus primeros años de su niñez. ir a Bio...

Eloísa Díaz Insunza: (* Santiago de Chile, Chile, 25 de junio de 1866, † Id. 1 de noviembre de 1950), primera mujer estudiante de medicina de la Universidad de Chile y primera médica de Chile y América del Sur. ír a Bio...

Guacolda: La existencia de Guacolda, mujer de Lautaro, así como la de Fresia, mujer de Caupolicán, es materia de discusión puesto que mientras para unos es sólo una leyenda, para otros se trata de una persona real. ir a Bio...

Fresia: La existencia de Fresia, mujer de Caupolicán, así como la de Guacolda, mujer de Lautaro, es materia de discusión, puesto que sólo aparece en el poema épico "La Araucana", escrito por Alonso de Ercilla y Zúñiga (1533-1594) durante su estadía en Chile y publicado en Madrid en tres partes (1569, 1578 y 1589). ir a Bio...

Inés de Suárez o Inés Suárez: (Plasencia, Extremadura, España, 1507 - Chile, 1580) fue una mujer española reconocida en el período de la conquista de Chile y compañera del conquistador Pedro de Valdivia. ir a Bio...

Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga: Conocida por su seudónimo Gabriela Mistral (Vicuña, 7 de abril de 1889 – Nueva York, 10 de enero de 1957), fue una destacada poetisa, diplomática y pedagoga chilena. ir a Bio...

HITOS:

1865 Mujeres de Clases alta y católicas se expresan en el Periódico “El Eco de las Señoras de Santiago”

1875 Clotilde Garretón se inscribe en los registros electorales, porque cumple con las exigencias de la ley.

1877 Promulgación del Decreto Amunategui, da derecho a las mujeres para que ingresan a la Universidad.

1884 Martina Barros intelectual que comienza a dar discursos sobre el voto femenino.

armón de un cañon de 1810

armón de un cañon de 1810










Eric Hobsbawm: "El SigloXX"

El Choque de las Civilizaciones. Samuel Huntington

El Fin de la Historia. Francis Fukuyama